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Burguesia

psiquedebueno14 de Abril de 2013

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La burguesía en época moderna:

personajes relevantes y palacetes 2 señoriales

Escudo de armas de la familia Meler, oriunda de

Tamarite de Litera

Desamortización y auge de la burguesía

La desamortización eclesiástica, consistente en la liberación de las fincas o propiedades

del clero, cofradías y monasterios, para disponer de ellas con arreglo a

las leyes, se inició ya en el siglo XVII y continuó durante todo el siglo XVIII, especialmente

en los reinados de Carlos III y los Bonaparte, prosiguiendo cuando

las Cortes de Cádiz de 1812 y acentuándose durante el periodo liberal del Estado,

a partir de 1835 hasta 1841. Esta política desamortizadora fue aprovechada por las

antiguas familias de la comarca que se hicieron con la mayoría de las tierras desamortizadas

a la iglesia. Las Colegiatas de Albelda y Tamarite de Litera que habían

sido erigidas en 1560 y 1563 respectivamente, y que contaban con abundante

patrimonio rústico, fueron totalmente desamortizadas poniéndose en venta sus más

de 1.000 ha de tierra en la parte baja de la comarca, en los términos de Tamarite,

Altorricón y Albelda. A las subastas de los Bienes Nacionales concurrieron estas familias

que agrupadas para acceder y ganar los lotes de tierra, se hicieron con la

totalidad de los bienes.

En Tamarite tres familias, los Carpi, Cariello y Lasierra, adquirieron el total de las

fincas sacadas a la venta, por un millón cuatrocientos sesenta mil ochocientos sesenta

y dos Reales de Vellón con cincuenta céntimos, cifra astronómica pero que

fue pagada por medio de Deuda Pública y Letras del Estado y que los convirtió

en los mayores propietarios de la comarca.

Con el rápido crecimiento económico vino también aparejado el rápido ascenso

en la vida social y política, tanto municipal como de ámbito provincial, llegando

incluso a la escena nacional. Los hijos de estas familias fueron enviados a las universidades

de Zaragoza y Barcelona donde cursaron estudios superiores. Si con el

antiguo régimen los hijos segundones eran inclinados hacia las carreras eclesiásticas

o militares, ahora se da un giro radical hacia las profesiones liberales, en concreto

hacia la licenciatura de Derecho de la cual saltaban a la esfera política.

Ejemplo de ello son las familias Moncasi de Albelda y Coll de Alcampell, que, de

una posición media como propietarios acomodados pasaron a grandes terratenientes

llegando al cenit en el campo de la política. Francisco Moncasi Castel, hombre

de acción del liberalismo, fue elegido Diputado a Cortes por el distrito de Benabarre,

representando luego a Huesca en el Senado y tuvo cargos electivos hasta

que Sagasta le nombró Senador Vitalicio. Su hermano Manuel León Moncasi, de

talante liberal como toda su familia, fue designado candidato para diputado a Cortes

por el partido progresista del distrito de Benabarre con tan solo 25 años. Mas

tarde lo será por Huesca y en 1872 fue promovido por la Sala de Gobierno del Consejo

Supremo, y nombrado Ministro Togado del Consejo Supremo de la Guerra.

La permanencia de los miembros de esta familia en la política activa se mantuvo

hasta los años treinta del pasado siglo en que D. José Moncasi Sangenís fue elegido

diputado a Cortes en las elecciones del 19 de noviembre de 1933, puesto para

el que presentaba su candidatura con carácter de agrario, y nuevamente resultó ele-

200 Comarca de La Litera

gido diputado en las elecciones del 16 de febrero de 1936 por la Confederación

Española de Derechas Autónomas.

También los miembros de la familia Coll se entregaron a la política, destacando

sobre todos D. Félix Coll Moncasi cuya carrera comienza en 1864, cuando regresa

a su lugar natal tras licenciarse en la

facultad de Derecho de la Universidad

de Barcelona, coincidiendo con el movimiento

dado a la organización del

partido progresista. Tomó parte activa

en ésta, llegando a la presidencia de su

Comité de Zaragoza. En 1869 fue nombrado

Diputado a Cortes por Huesca y

mas tarde volverá a llevar a la Cámara

del Congreso las representaciones

de los distritos de Fraga. Joven aún,

abandonó voluntariamente la política y

se retiró a su casa de Alcampell, consagrándose

al fomento de su extenso

patrimonio, teniendo la comarca de La

Litera un buen maestro en cuestiones

agrícolas y procedimientos de administración

rural. Formó parte de la

junta de obras creada por el ministro

de fomento y de la comisión gestora

que logró la aprobación por el Senado,

del proyecto de ley para el Canal de

Tamarite y participó en los mítines de

Binéfar y Tamarite, en pro de la construcción

del Canal.

En Tamarite de Litera destacaron, entre otros, D. Antonio Lasierra Purroy, Ingeniero

de Canales Caminos y Puertos. Nombrado ingeniero del Canal Imperial de

Aragón en 1987, realizó numerosas obras hidráulicas como los proyectos del primitivo

pantano de la Peña, el de Gallipuen en Alcorisa, el proyecto de abastecimientos

de aguas de Zaragoza, además del de el ferrocarril, no construido, de Cariñena

a Ricla, entre otros. Fue Director del Canal Imperial de Aragón, y Presidente

de la Diputación Provincial de Zaragoza desde 1924 hasta 1928. En los años 30 se

constituye en uno de los más importantes e influyentes empresarios aragoneses y

asume en 1931 la presidencia de la ascendente Caja de Ahorros de Zaragoza, cargo

que desempeñará hasta su muerte; fue también vicepresidente de la Industrial Química

de Zaragoza, presidente de la Sociedad Criado Lorenzo y consejero de la poderosa

Sociedad General Azucarera. Durante el bienio republicano reformista promueve

desde la presidencia de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos

del País, una campaña de unidad de acción de las fuerzas empresariales aragonesas

que culmine en la creación de una Unión o Federación Económica Aragonesa.

La huella de sus gentes 201

D. Félix Coll Moncasi, abogado, Diputado a Cortes

por los distritos de Huesca y Fraga, Gobernador

Civil de Baleares y Jefe del Negociado del

Ministerio de la Gobernación, figura clave de la

política nacional del ultimo tercio del siglo XIX

Industrialización burguesa de La Litera

A finales del siglo XIX, una ligera y

tímida industrialización es promovida

por varias familias que, alejadas

de las inversiones agrarias, invierten

en la comarca y emprenden

actividades económicas, algunas de

las cuales han perdurado hasta la

actualidad. La familia Riverola,

oriunda de Calasanz y asentada en

Alcampell desde el siglo XIX, se

destaca en esta tarea industrializadota

y varios de sus miembros instalan

Harineras en las que, aparejadas

a ellas, construyen centrales

eléctricas desde las cuales electrifican localidades como Baldellou, San Esteban de

Litera y Binéfar. También son los fundadores de la Industria de Fundición de Hierros

Riverola asentada primero en Alcampell y más tarde en Binéfar por D. Luís Tomas

Riverola en los años veinte, y que se ha mantenido en funcionamiento hasta

hace pocos años. De finales del siglo XIX es también la puesta en funcionamiento

de la Harinera de Tamarite de Litera, vinculada a la familia Roces, quienes explotaron

además las minas de manganeso de Estopiñán y Castillonroy.

202 Comarca de La Litera

Fundición de Hierros de la familia Riverola de

Alcampell, a principios del siglo XX, precursores de la

industrialización de La Litera

Tertulia literaria de la burguesía local, formada por industriales, diputados provinciales y miembros de las

profesiones liberales, capa social dominante en la vida comarcal del principios del siglo XX

La construcción de la vía férrea Barcelona-Zaragoza con sus estaciones en Binéfar

y Tamarite propició, sin lugar a dudas, esta tímida industrialización. También los centros

recreativos y Casinos, que fueron centro de reunión de estos grupos burgueses,

ayudaron a difundir y a fomentar la industria y los nuevos cultivos como la vid y la

remolacha, y a dar a conocer los nuevos productos agrícolas como fertilizantes, fitosanitarios

y maquinaria.

Declive de la burguesía rural agraria

Con la llegada de las aguas del Canal de Aragón y Cataluña el panorama cambió

radicalmente. Los campos que hasta entonces habían sido secanos tenían que adecuarse

al nuevo sistema de regadíos, y para ello debían sufrir una fuerte transformación

de nivelados y trazar complicadas redes de acequias que llevaran el agua

hasta las fincas trasformadas. Los pequeños propietarios que tan solo contaban con

unas pocas hectáreas de tierra, lograron en poco tiempo allanar las fincas potencialmente

regables. Esta labor no fue, sin embargo, tan fácil para la burguesía y mayores

propietarios que, con sus aparceros, arrendatarios, colonos y jornaleros, y sus

buenos animales de labranza no tenían

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