Cómo incorporar con una agenda alternativa la inclusión social del afro descendiente a la sociedad Caribe en todas sus escalas?
pliniOROZCO12 de Mayo de 2014
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Esclavitud, Resistencia, Libertad, en el Sur-occidente colombiano
Francisco U. Zuluaga R.
Universidad del Valle
Una reflexión rápida acerca de los términos aglutinados en el Título, buscando
mostrar sus relaciones, obliga a poner un telón de fondo que sirva de marco a la
cavilación, o al menos a su comienzo.
Este marco recordará que, aunque la esclavitud es muy antigua, la que aquí nos
interesa es aquella que realizó una esclavización masiva de seres humanos,
originarios de África, para colocarlos como mercancía en el mercado americano.
Debemos traer a la memoria que por aquel entonces se discutió sobre la
capacidad de los aborígenes de América para llegar ser súbditos de su Majestad
el Rey de España, debate que luego se extendió a los naturales de África bajo la
modalidad de averiguar si ellos podían ser sometidos a esclavitud en América; lo
cual se resolvió a partir del reconocimiento de su posesión de alma, mediante la
cual se les reconocía la certeza sensible. Todo ello entendiendo que para la
tradición cristiana el intelecto,
“estaba dividido en tres grados de certidumbre: la certeza sensible,
por medio de la cual el mundo exterior era conocido, la certeza moral,
que le daba a cada hombre la capacidad de diferenciar el bien del mal
y la certeza sobrenatural, que relacionaba a determinados hombres
con Dios y les daba la capacidad de gobernar".1
Es decir que, en última instancia, existían hombres que, poseyendo la certeza
sobrenatural y las otras certezas, estaban destinados a dirigir y gobernar sobre
los otros hombres; otros que carecían de la certeza sobrenatural pero tenían la
1 Guido Barona Becerra, Legitimidad y Sujeción: los paradigmas de la "invención" de
América. Colcultura, Santafé de Bogotá, 1993, p. 39
1
certeza moral y la sensible, estaban destinados a los trabajos de la producción y
a las artes que requerían distinguir entre el bien y el mal bajo el gobierno de
otros; y , finalmente, unos últimos escasamente tenían la capacidad para
distinguir aquello que podía percibirse a través de los sentidos, dedicándose a
trabajos mecánicos, prácticamente sin discernimiento alguno, casi como
animales.
Las definiciones de esclavo en términos jurídicos y económicos, que han sido las
de mayor circulación, presentan al esclavo como un hombre con limitaciones
jurídicas o económicas específicas. En el caso jurídico se lo define como “cosa”
que no alcanza la condición de persona y que por tanto no tiene existencia legal
más allá de ser una extensión, como objeto de propiedad, de su dueño. Desde
el punto de vista económico se lo reduce a la condición de mercancía.2
Aunque ambas definiciones se refieren a una calidad de hombres, lo que se
afirma de ese hombre específico son características negativas. La definición
política le niega su condición de persona y sujeto de derecho aunque objeto del
mismo, tal situación hace al esclavo inexistente jurídicamente en términos de la
carencia de derechos y obligaciones aunque como cualquier cosa sea objeto de
los derechos señalados para las personas jurídicas.
Esta consideración es base necesaria para que desde el punto de vista
económico, aunque mencionándolo también como hombre, se le llegue a
considerar susceptible de enajenación e intercambio al igual que cualquier
2 Cf. M.I. Finley, Esclavitud antigua e ideología moderna, Ed. Crítica,
Barcelona, 1982, pp. 84-118.
Claude Meillasoux, Antropología de la Esclavitud, Siglo XXI, Bogota,
1990, pp. 11-26.
Jorge Palacios Preciado, La esclavitud de los africanos y la trata de
negros, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, 1988,
pp. 7-9.
2
mercancía, y por lo tanto bien de libre disposición del amo. De esta manera, las
dos definiciones cumplen la finalidad de definir a un tipo especial de hombre
concluyendo en la negación de sus condiciones de tal.
Ambas definiciones parecen ser universales cuando hablan de su objeto en
términos intemporales, desconociendo la posibilidad de ser o llegar a ser un
hombre completo. Es decir que, sin dar razón alguna, realizan el malabarismo de
definir a un hombre por su condición de no-hombre y sin mencionarlo para nada,
Lo que se reconoce de él no es la posesión limitada o no de las tres certezas sino
la carencia de ellas o, cuando mucho, su posesión de la certeza sensible.
Pero la dimensión humana de la esclavitud solamente es perceptible cuando de
ella se habla en términos sociales y, como lo hace Meillasoux, se acepta que si
bien por principio ese hombre no deja de serlo, el hecho de sujetarlo en
esclavitud, de inmediato está provocando la negación, el despojo, de una serie de
cualidades que lo dejan no solo reducido a cosa, también procuran aculturarlo de
tal manera que sienta tal estado como su estado natural.
Indica Meillasoux que, al hacer esclavo al hombre, se lo: Desarraiga,
Despersonaliza, Desocializa, Desciviliza, Desexualiza, se le hace extraño.
El efectivo meollo de la esclavitud como una relación social, sólo se encuentra
cuando se establecen las negaciones que para el ser humano, representa su
sometimiento a la esclavitud. Como bien lo señala Jean Claude Meillassoux en
su ensayo teórico de Antropología de la Esclavitud:
...la historia de la esclavitud en África se muestra indispensable para
captar la significación de los hechos que la acompañan: la historia es
la que pone en evidencia la especificidad del modo de reproducción
esclavista, le da sentido a la economía guerrera y aporta el medio para
interpretar algunas de las formas de poder. Muestra que el fenómeno
esclavista se inscribe en un complejo social y político de un alcance
geográfico considerable. La dimensión antropológica sólo tiene
3
significación en ese contexto, el cual remite a su vez a la economía y a
la demografía del conjunto de los pueblos implicados: los que han
sufrido los raptos y los que se han beneficiado con ello.3
Es el proceso histórico el que pone en evidencia, para la teoría de la esclavitud,
cómo el origen de ella no se da en la pérdida de una libertad, sino en la privación
de un parentesco seguida de la negación, al hombre objeto de la esclavitud, de
su condición de pertenencia a un grupo, haciéndolo extraño al grupo y al espacio
en que reside; desocializándolo por el impedimento de constituirse como grupo
social organizado; despersonalizándolo por su asimilación a una extensión del
amo; desexualizándolo por la negación, no de su capacidad de reproducción
biológica, por el impedimento del ejercicio de las funciones propias de cada sexo
en relación con su cría, y ; finalmente descivilizándolo al negarle toda posibilidad
de participación activa en una sociedad civil.4
Precisamente, por las características anteriores, cuando al esclavo, en el proceso
de la historia de la esclavitud americana, se le otorga la libertad, no se le está
restituyendo a una condición que niegue la esclavitud, se está creando la
imposibilidad de la sujeción física y material de un individuo por otro y, cuando en
la ley de libertad de esclavos se le posibilita el llegar a ser ciudadano, de ninguna
manera se le resocializó, retornó la condición de persona humana o se le dejó de
hacer extraño. En rigor, la libertad concedida a los esclavos sólo permitió la
desaparición del término para su calificación de tales, pero las condiciones
sociales continuaron, si no intactas si actuantes, y bien pudiera decirse aún
pervivientes.
3 Claude Meillassoux, Antropología de la Esclavitud, Siglo XXI, p.24
4 Meillassoux, Op. Cit., passim
4
El negro esclavo siempre se resistió a la esclavitud, para ello adoptó múltiples
formas, tanto de resistencia activa como de resistencia pasiva, o la utilización de
los recursos legales que el sistema esclavista les brindaba.
La liberación de los esclavos en América Española, como en el caso de la actual
Colombia, no provino sólo de una decisión cultivada y amasada íntimamente por
los negros, como un rechazo a la esclavitud, sino que en ella también actuaron
factores de agitación provenientes del mundo de los esclavistas. En general, la
única libertad que la población esclava de la Nueva Granada haba conocido, era
la que observaban en la vida diaria de los indios y los mestizos. Para los negros
la interiorización de la liberación los condujo a posturas radicales que se
expresaron en el deseo de construir palenques, en el amotinamiento y en el uso
de la violencia. Pero esta convicción y, sobre todo, su práctica entraban en
contradicción con otras formas jurídicas o "legales" de lucha, usadas por la
mayoría de los esclavos, para acceder a la libertad.5
Pero si el negro abandonó las posibilidades legales de obtener la libertad, si se
fugó, el riesgo de su huida lo llevaba, no hacia lo
...