ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

DERECHO PENAL EN EL INCANATO


Enviado por   •  13 de Mayo de 2013  •  6.465 Palabras (26 Páginas)  •  930 Visitas

Página 1 de 26

I. INTRODUCCIÓN:

Lo que actualmente se conoce como Derecho Civil y Derecho Penal y ya se encuentra definido y diferenciado, en la formación del Incanato aun no se contaba con esta ventaja por lo que surgió la inquietud de definir las generalidades que en esa época se habían instaurado como las bases de un Derecho en formación, de ello se concluyo que el Derecho Civil actúa como una entidad superior en medio de la disputa de dos litigantes que son personas “privadas”; mientras que, en el Derecho Penal el Estado reemplaza eventualmente a uno de esos litigantes asumiendo la función de perseguir al delincuente. Además, lo que en el Derecho Civil era “reparación”, en Derecho Penal es “penalidad”.

Fue una característica de los incas el intenso racionalismo en su sistema financiero, en su política económica, y en su jerarquía administrativa. Pero no fue suficiente su antigüedad histórica para que las instituciones penales que ellos elaboraron tuvieran características de simetría y de lógica. Pues la penalidad aparece trabada por la mezcla de creencias mágicas. Existió, por ejemplo, la del “cadáver viviente”, llegando en determinadas oportunidades la persecución del reo hasta a sus antepasados, pues se violaron las tumbas de ellos, fueron deshechas sus momias y esparcidas sus cenizas.

No se opacaron esto las ventajas que la penalidad asumida por el Estado de los Incas presenta frente a la época que le antecede. Dichas ventajas se derivan de que el Estado de los Incas implica la aparición de una sanción objetiva, con la consiguiente decadencia de la acción personal que antes predominara.

DERECHO PENAL EN EL INCANATO

II. ASPECTO HISTORICO:

Los Incas aparecen en el escenario histórico peruano recién en el siglo XII d. C. y perfeccionan su Estado a partir de 1438 cuando Pachacutec, vence a la aguerrida tribu de los chancas. Ostentaron una escasa duración de 94 años, puesto que en 1532 fueron derrotados y conquistados por un grupo de españoles.

Dentro de su historia cabe distinguir cuatro etapas, precedidas por una "época de turbulencias" en que domina un cuadro de confusión. Esas etapas son:

El momento de aparición y establecimiento de las tribus Incas en el territorio del Cuzco. Agrupados los invasores en ayllus, o sea en grupos unidos entre sí por el parentesco o por comunes tareas, empleando con los primitivos habitantes la fuerza o la alianza y luchando a veces entre sí. De tales hechos, hasta el predominio que finalmente logró el ayllu llamado de Ayar Manco, de lo cual queda un vago recuerdo en las fábulas de los hermanos Ayar y de la aparición de Manco Cápac y Mama Ocllo en el Titicaca, como emisarios del Sol.

El proceso de expansión del señorío de los Incas, primero en el Cuzco mismo, luego en las zonas vecinas, con una dirección sur antes que norte y dentro de la sierra antes que hacia la costa, sin que llegase a establecerse un dominio permanente. Proceso que tiene su momento dramático en la lucha con las tribus chancas, hacia el siglo XIV. Los chancas, guerreros de raza colla, llegaron a irrumpir sobre el Cuzco durante el reinado del séptimo u octavo Inca, llamado, según unos, Viracocha y, según otros, Yahuar Huaca o Yaguar Guaca o Inca Yupanqui que, preso del pánico, evacuó la capital junto con el heredero Urco o Urcon. El príncipe Yupanqui, llamado también Hatun Túpac, con un grupo de nobles, llegó a reunir a los guerreros cuzqueños, y alegando haber recibido ayuda divina, venció y ahuyentó a los invasores. Como premio a su victoria, el príncipe fue proclamado soberano Inca, tomando el nombre de Pachacutec.

La conversión del señorío inca en Estado imperial después de la crisis vencida por Pachacutec. El suceso que señala precisamente esa culminación es el sometimiento de las zonas central y norte de la costa y parte del Ecuador, comprendiendo así el señorío de Chincha, el santuario de Pachacamac y, sobre todo, el señorío de Chimú (hacia 1470). La llegada de los ejércitos y de los funcionarios Incas al sector más representativo de la cultura en el litoral, implica la unión política entre cordillera y costa. Se vinculan a este gran acontecimiento al lado de la figura del noveno Inca Pachacutec, la del décimo Túpac Inca Yupanqui. Bajo estos reinados y el del undécimo Inca Huayna Cápac, viene el período de apogeo. La grandeza del imperio llega, á pesar de todo, a proporciones inigualables, teniendo como limites las actuales repúblicas del Perú y Bolivia y parte de las de Ecuador, Chile y Argentina.

Por último, después de la muerte de Huayna Cápac en 1527, viene el período final: la guerra civil entre el Norte y el Sur del imperio (en la que triunfa con Atahualpa, sobre la vieja nobleza cuzqueña, el militarismo de frontera fortalecido por las grandes conquistas).

III. ASPECTO SOCIAL:

Las leyes penales en el imperio Incaico, como ha ocurrido generalmente en las sociedades primitivas, eran severísimas.

Este carácter se explica aún más si se tiene en cuenta que el Inca o jefe del Estado era considerado como un dios, de manera que las normas que dictaba tenían el alcance de un precepto religioso y que el ayllu inca domino por conquistar el territorio y requería imponer férreamente su señorío.

Por lo general, el sistema de gobierno era socialista y por ende, la reglamentación de la vida económica y privada muy minuciosa, toda infracción o desobediencia tenía que ser sancionada de manera tal que el castigo tuviera un signo ejemplarizador que evitara el desajuste de este sistema político-económico que se desarrollaba como un mecanismo de relojería.

La gama de sanciones fluctuaba desde la simple reprensión (con fuerte gravitación en una sociedad comunitaria) hasta el asolamiento del pueblo al que perteneció el culpable.

En realidad, todos los delitos en el Imperio, o casi todos podría decirse que eran en carácter público porque atentaban contra el Estado y por tanto la pena era aplicada, por lo general de oficio. El quebrantamiento de una norma significaba infringir una ley dada por el Inca o quien como hemos dicho, se consideraba hijo del Sol. Delitos que hoy se consideran dentro del campo privado tenían otra resonancia en esa comunidad teocrático-socialista.

El carácter penal era intimidatorio, no se perseguía tan solo la corrección individual del delincuente sino de la sociedad toda, que contemplaba seguramente espantada la drasticidad del castigo.

La ley tenía vigencia general y se

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (41.6 Kb)  
Leer 25 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com