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Derecho Aymara

lady_milenka6 de Junio de 2013

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. INTRODUCCION.

El saber de la cultura Aymara en la administración de la justicia por su complejidad como ser en los procedimientos, las prácticas de resoluciones de conflictos (desde la comuna, como en el caso del Ayllu, Marka y Suyu) del Pueblo Aymara, es muy poco conocida y en muchos casos confundida; es importante y urgente conocer y entender un tema tan controvertido en la actualidad como lo es la justicia comunitaria y el sistema jurídico Aymara, comenzando primero por estudiar al pueblo mismo, su desarrollo histórico y su organización político - social, entre otras características propias del pueblo aymara.

Son desconocidos los orígenes reales del pueblo aymara, aunque su nombre verdadero fue confundido con el de kolla correspondiente solo a una tribu de ese pueblo. Descendiente de emigrantes ultramarinos: arawacs, antis, mongoles o polinesios, su cultura surgió en torno al lago Titicaca, extendiéndose su influencia hasta las remotas regiones del Ecuador y Colombia por el norte y el Tucumán por el sur y desde el océano pacifico al oeste, hasta las vertientes orientales de la cordillera andina por el este; región caracterizada por condiciones naturales sumamente severas, conformó el carácter del pueblo aymara. Su fundamento económico social y también su base política lo era y sigue siendo el “ayllu” los grupos aymaras siempre conservaron un espíritu de independencia. Los quechuas que los conquistaron no lograron someterlos enteramente ni fundirlos consigo; respetaron su autonomía.

Estos grupos aymaras son sobrios, grandes trabajadores, dedicados fundamentalmente a los trabajos agrícolas y a la crianza de rebaños de llamas y alpacas. En su vida no prima el individualismo, sino que sus hábitos en el trabajo y en todas sus actividades, son colectivistas. La tierra que es su principal fuente de abastecimiento, no es objeto de cultivo individual, sino de labor colectiva. Su gesto siempre ha sido serio y seco, como lo sigue siendo, pues la dureza de su lucha con la naturaleza no le da mucho margen a la ligereza de las diversiones fáciles.

Profundizó un sentido de solidaridad que se extiende desde la familia hasta la comunidad. En este sentido el hombre aymara aplica los principios y valores de su cultura en todas las actividades de su vida, empezando con su persona.

Estos principios y valores son inculcados desde la infancia, y son transmitidos de generación en generación a todos los miembros del ayllu, de esta manera al ser violado algún principio o valor nacen las conductas reprobadas transformándose en hechos que, según su gravedad, son entendidos como una ofensa e insulto hacia toda la comunidad, hecho que rompe la tranquilidad, paz y armonía de la vida de la sociedad aymara y del hombre aymara, por lo que la justicia comunitaria tendrá como único propósito lograr el restablecimiento del equilibrio en las relaciones intercomunales, la búsqueda de la armonía comunitaria a través de la reconciliación entre las partes en conflicto más allá de la sanción que tiene un carácter simbólico usando como principio en la solución de conflictos la equidad.

De esta manera, el pueblo aymara es uno de los que mayor personalidad, valentía y sentido de responsabilidad social ostenta. Es por eso que hasta nuestro tiempos este pueblo aguerrido ha logrado subsistir, sin perder su verdadera esencia con el transcurso del tiempo.

II. OBJETIVOS

1. Objetivo General.

• Describir los factores históricos desde la época prehispánica hasta la actualidad, que configuran la realidad contemporánea del Derecho Aymara.

2. Objetivos Específicos.

• Identificar las características propias de la Justicia Comunitaria y Sistema Jurídico Aymara.

• Analizar los principios y valores que rigen la vida política y social del pueblo Aymara.

• Generar espacios que involucren conocimientos relacionados al Derecho Aymara.

III. MARCO DE REFERENCIA.

1. Marco Histórico.

1.1. Antigüedad del hombre Aymara.

Si con relación al hombre americano en general, surgió en el ámbito de la observación y de la investigación científicas, la pregunta relativa a su origen, la misma incógnita se repite Jon referencia a los grupos grandes y pequeños, regionales, que los conquistadores fueron encontrando en las diversas regiones del Nuevo Mundo. Si en el Kollasuyu (llamado cómodamente Collao por los españoles) sus montañas, altiplano y valles estaban ocupados por un grupo especial que era, el de los aymaras o kollas, se planteó con respecto a éstos el mismo problema que en todas partes del continente: cuál era su origen, de dónde procedían. Esta cuestión partió del hecho efectivo de la existencia material de una gran sociedad aymara enclavada en la realidad del Imperio Incaico, habitando con autonomía lo más áspero de la altiplanicie interandina, dueña única de su territorio y de sus recursos, rigiéndose por sus propias costumbres y sus instituciones, manteniendo su autonomía con relación al propio Tahuantinsuyo. Desde luego, los cronistas descubrieron de inmediato que esta sociedad que comprendía diversos grupos aymaras, por sus caracteres, por sus tradiciones, por su seguridad, era más antigua que los mismos kechuas del Cuzco, como que, por los indicios fehacientes y abundantes en esos tiempos, éstos parecían descendientes de los aymaras.

Si esta sociedad aymara presentaba expresiones de una mayor antigüedad con relación a los kechuas, al tantear su posible origen, la cuestión se conectó lógicamente con la supervivencia de los restos de Tiahuanacu, ya que esta región participaba del territorio nuclear de los aymaras. Por eso es que se planteó la hipótesis que no ha sido descartada totalmente, de que los constructores de Tiahuanacu, ya fueron aymaras, aunque sus descendientes, conquistados por los kechuas y encontrados por los conquistadores españoles, hubiesen degenerado y se hubiesen sumido en la decadencia.

El problema de la antigüedad de los aymaras se ha resuelto parcialmente en sentido de fijarla como hecho indiscutido, con relación a los kechuas y otros grupos que conformaron el ámbito del Tahuantinsuyo, llamado Perú por los conquistadores. Pero la conclusión que viene imponiendo en cuanto a Tiahuanaco, es que los aymaras fueron distintos y posteriores a los tiahuanacotas constructores de los grandiosos monumentos.

Sin embargo, relegando como lo más remoto de la América del Sur, la "organización tiahuanacota, surge como lo más antiguo y viejo, la sociedad aymara. Del cúmulo de versiones que sobre el particular se han emitido, la sola que va resistiendo, aunque no todavía de manera decisiva, a las impugnaciones de ia crítica, pues, dada la insipiencia de estos estudios, nada hay concluyente ni definitivo, consiste en que desde los tiempos más remotos habitó la Meseta, sin desampararla nunca, una raza que ha prevalecido hasta nuestros días.

Sin formular argumentos más o menos extensos sobre el origen de los aymaras, algunos investigadores parten de su remota presencia en el Altiplano andino, para otorgarle la mayor antigüedad en el continente. Rigoberto Paredes refiriéndose a la leyenda de Huamán Poma de Ayala sobre las diversas edades de la sociedad aymara, la resume así: "La cronología de estas cuatro edades, según el citado cronista, es como sigue: Huari Huerakkocha runa, 800 años; Huari runa, 1.300 años; Purun runa, 1.100 años; Aukka runa 2.100 años: total 5.300 años". El mismo autor agrega: "Por mucho que parezca fantástica esta relación, hay algo de verdad en su contenido, pues, la existencia de los Huari runas en el altiplano se halla atestiguada con la subsistencia de nombres derivados de la palabra huari, que llevan varios lugares y pueblos de las proximidades del lago Titicaca. Además, huari ha sido un dios totémico de los antiguos kollas, representado en forma de un cuadrúpedo extraño. Los sacerdotes de esta divinidad indígena, fueron los Huari huillcas nombre que algunos han confundido con el de aquella deidad. A los adoradores del dios Fluari, que eran los antepasados de los kollas, se refiere Poma de Ayala, llamándolos huari-runas.

José María Camacho señala, por su parte, la antigüedad aymara que se pierde en la obscuridad de los tiempos, cuando relata sorpresa de los españoles ante los aymaras: "Encontraron allí (en el Kollasuyo), con no poca sorpresa, un pueblo homogéneo y numeroso que se consideraba huari, que es como decir autóctono, "hijo de la misma tierra", y que por sus especiales condiciones difería de los demás pueblos del Perú: idioma, usos, costumbres, organización social, cultura, les eran peculiares"

Se han construido tesis que afirman la procedencia del pueblo Aymara, de corrientes inmigratorias que hubieran provenido de México, de los nahuas y toltecas, o que hubieran llegado de las regiones del Orinoco como un desprendimiento de los arawacs que atravesaron la Amazonia y treparon la cordillera, o que vinieron de Chile, de Coquimbo y Copiapó. Estas suposiciones son muy dudosas y no son admitidas por los investigadores bolivianos. Todos ellos coinciden en que "hubo una época, bien lejana por cierto, en que los aymaras alcanzaron vasto desarrollo y se extendieron y desparramaron por el norte y por el sud, entre el par y los Andes orientales, sobre una dilatada faja territorial que tenía de largo más de veinticinco grados geográficos, y abarcaron de consiguiente, los países que hoy forman el Ecuador, el Perú y Bolivia y las regiones septentrionales de Chile y la Argentina".

La

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