GOBIERNO DE VELASCO ALVARADO - PERIODO DE CRISIS

EL GOBIERNO MILITAR PERUANO DE 1968 A 1980: EL FRACASO DE LA REVOLUCIÓN DESDE ARRIBA

TRASFONDO DEL GOBIERNO DE VELASCO

En la época de los años 60, la política en el Perú seguía siendo tradicionalista; dominada por una élite pequeña(oligarcas-terratenientes) vinculada a un capital extranjero. Su poder mermó con el crecimiento de la clase media; sin embargo su poder político fue suficiente para impedir los esfuerzos reformistas del presidente Belaúnde, un cambio más profundo daría lugar a un enfrentamiento directo.

Este poder imperante de la élite se debía a que los movimientos reformistas o populares eran débiles en desarrollo y estructura, a consecuencia del nivel de crecimiento económico; a esto se añade que la sociedad peruana se encontraba fragmentada en diversos grupos sociales, étnicos y regionales, no existía realmente las clases sociales nacionales.

Los periodos dictatoriales habrían suprimido los levantamientos y protestas sociales, pero estos siempre demostraban debilidad en cuanto a su organización, por lo tanto los militares no se preocupaban por reducirlos. La única excepción era el APRA, tenía como base social a una pequeña burguesía ambiciosa que adoptó como táctica una oposición violenta buscando ejercer influencia política. Su colaboración con la oligarquía atenuó la hostilidad entre el ejército y los aprista.

Los militares al encontrarse aislados y sin apoyo creen necesario desarrollar políticas propias a base de reformas tanto políticas y sociales, era propicio ya que las deficiencias del sistema político se debían a las fallas de la economía. Hacia falta un nacionalismo económico, devolver el control a las fuerzas nacionales.

LA VICTORIA DE LOS MILITARES RADICALES

Varios factores determinaron el momento en que ocurrió el golpe de estado. Entre ellas las negociaciones de Belaúnde con la IPC, se rumoreaba la aceptación de cláusulas secretas que perjudicarían la soberanía nacional.

Había opiniones diversas dentro del ejército acerca de los detalles del programa que los militares debían seguir. El más radical fue Velasco. Las ideas de los reformistas hallaron expresión en la academia de entrenamiento militar, Centro de Altos Estudios Militares (CAEM), la innovación consistía en diseñar una serie de medidas para combinar la subversión por medio de un proceso de modernización y desarrollo nacional.

LOS OBJETIVO DEL GOBIERNO

La primera acción del gobierno fue nacionalizar la IPC. Otra medida fue la nacionalización de las plantaciones azucareras del norte. Uno de sus objetivos centrales era reducir la dependencia externa del Perú, y la nacionalización inmediata de las empresas extranjeras con mayor injerencia en la vida nacional.

El gobierno prometió hacer realidad la disposición constitucional que declara a todos los peruanos con derecho a la educación primaria gratuita. La educación sería modernizada y adaptada a las necesidades peruanas. Había controles de planeación, sobre las exportaciones y los precios; la lucha contra el manejo de medios de comunicación por fuerzas opositoras culminó con la expropiación de la prensa nacional.

Cuando derrotaron a Velasco, las bases de la coalición reformista que dirigía se derrumbaron, así que el gobierno militar, permitió a los políticos civiles reaparecer en escena con la asamblea constituyente de 1978 y elecciones nacionales en 1980.

LOS FRACASOS DE LA PRIMERA FASE: DE 1968 A 1975

El gobierno militar no llego a alejarse del modelo económico que prevalecía en Perú. Este deseaba mejorar el modelo e involucrar mucho más al Estado, pero no introdujo innovaciones al grado de diseñar una alternativa al modelo tradicional de crecimiento impulsado por las exportaciones. Entonces ¿Existía realmente alguna alternativa para un país como la estructura económica de Perú? Si la había. Quizá los militares pudieron haber adoptado una política más proteccionista e impulsar un desarrollo interno. Después de todo,  los precios internacionales comenzaron a favorecer al Perú, el cobre, la harina de pescado, el petróleo, los ingresos que se habrían de recibir por estas exportaciones serian lo bastante altos como para financiar la modernización. Pero el precio de estos bienes empezó a bajar en el ámbito internacional. Era imposible que los ingresos por exportaciones pudieran respaldar las reformas de los militares, a menos que el sector privado ayudara económicamente, pero estos habían renunciado en apoyar  a un gobierno que había expropiados propiedades debido a su programa de reformas.

¿UNA TECNOCRACIA O LA MISMA CONFUSIÓN DE SIEMPRE?

Aun si aceptamos el infortunio del gobierno militar por los cambios de los precios internacionales, los militares fueron demasiados ingenuos en su enfoque reformista. Nunca previeron las dificultades que surgen  con cualquier acción legislativa importante, lo que les llevo a una confrontación incomoda con la realidad. A medida que el ejército se vio cada vez mas aprisionado por las complejidades de poner en práctica sus políticas y cada vez menos capaz de hacer frente a las dificultades económicas, reaparecieron las divisiones en las fuerzas armadas. El derrocamiento de Velasco fue solo el signo más visible de la falta de unidad. Los militares dieron por hecho que podían gobernar sin tener vínculos fuertes con grupos sociales u organizados, pero más tarde que nunca se dieron cuenta que los regímenes militares necesitan aliados para establecer gobiernos estables, y que la legitimidad no se puede establecer por decreto sino que debe ganarse.

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