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Historia General De Las Cosas De La Nueva España Libro Nono Resumen


Enviado por   •  19 de Febrero de 2015  •  3.457 Palabras (14 Páginas)  •  746 Visitas

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Historia General de las cosas de la Nueva España

Libro Nono

Resumen

Aquí se nos habla sobre la división y jerarquías que existían entre los mercaderes de Tlatelolco; así como también detalla los productos con que se comerciaban en este tiempo.

La organización jerarquía comprendía a una persona como el señor importante y siempre dos mercaderes principales, esto se repite en cuatro épocas siendo los señores en sucesión Cuacuapitzáoac, Tlacatéutl, Cuauhtlatoatzin y Moquiuixtzin. Con el asesinato de este último terminó la era de los señores y empezó la de los cónsules.

Los principales comerciantes de estas eras de los señores fueron en cronología: Itzcoatzin y Tziuhtecatzin; Cozmatzin y Tzompatzin; Tollamimichtzin y Micxotziyautzin; Popoyotzin y Tlacochintzin.

Y los productos que fueron comerciando conforme evoluciono el comercio durante este periodo fueron: plumas de papagayos azules y de dos tipos de rojos, otras plumas de nombre quetzalli, piedras de turquesas, piedras verdes de nombre chalchíuitl, mantas de algodón, barbotes de oro, anillos de oro, cuentas de oro y piedras azules, pellejos de animales fieros; varias plumas llamadas zacuan, xiuhtótotl y teuquéchol. Y en la parte final del periodo se comerciaba con mantas de finas fibras, naguas y huipiles e incluso inicio el comercio del cacao.

También el autor nos explica como los comerciantes de la época de los cónsules fueron considerados como señores y honrados de tal manera, todo esto mientras Auitzotzin regia como señor de Tenochtitlan.

Los mercaderes de Tlatelolco se encontraban comerciando en las provincias de Ayotlan y Anáhuac, donde fueron sitiados en el pueblo de Cuauhtenanco por otros guerreros de otros pueblos como Tecuantépec, Izoatlan, Xochitlan, Amastlatécatl, Cuauhtzontla, Atlan, Omitlan y Mapachtécatl.

Desde aquí formaron resistencia por cuatro años, capturaron a los principales ciudadanos y mercaderes de Cuauhtenanco y los despojaron de sus divisas; después conquistaron la provincia de Anaoacatl y todos sus habitantes se les rindieron.

Con esto, los mercaderes de Tlatelolco dedicarían el triunfo y el territorio conquistado al dios de la guerra Huitzilopochtli y deciden regresar a casa.

Cuando Auitzotzin se enteró de la fama que precedía a estos comerciantes, mando a sus ministros y sátrapas a darles una solemne bienvenida. Estos fueron a encontrarse con ellos al pueblo de Acachinanco, ataviados en sus mejores vestimentas, en este pueblo los recibieron y quemaron para ellos incienso y perfumes, haciéndoles reverencias como en antiguos rituales.

Al llegar a México no fueron directamente a sus casas sino que fueron a la casa del señor Auitzotzin, quien los recibió en sus patios donde se quemaron más perfumes en los fogones dedicados a los dioses, el señor de Tenochtitlan les da la bienvenida y los convida a descansar. Apenas tomado asiento los mercaderes pusieron ante los pies del señor de México las divisas obtenidas de sus prisioneros de guerra.

Auitzontzin los remunero con mantas finas, maíz, frijol y medicina.

Mientras ocurrió esta campaña, el señor Auitzotzin se enteró del sitio que sufrían y envió a Moctezuma quien en ese tiempo era capitán; conforme estas tropas se acercaban al lugar le llego un informo de como el pueblo de Ayotlan ya había sido conquistado por los pochtecas.

Con esta conquista se instauro un camino libre y seguro hacia la provincia de Anáhuac.

Desde entonces se utilizaron los quetzales o plumas ricas, utilizadas primero por los mercaderes de Tlatelolco y después por el mismo Auitzotzin.

Los tlatelolcos le informaron al señor de los mexicanos, que además de comerciantes ellos eran capitanes y soldados, pero utilizaban el comercio como fachada para poder acercarse a diferentes pueblos y provincias y después hacerles la guerra y conquistarlos.

Después de esto cada que el Señor de Tenochtitlan quería que se explorase o se conquistara alguna provincia los mandaba llamar, les informaba sus planes y les daba instrucciones, además les pagaba mil seiscientos tuldillos para rescate. De este pago lo dividían de manera igualitaria entre ellos y entregaban una mitad a los tenochcas.

La tercera parte se refiere a las ceremonias que realizaban los mercaderes antes de embarcarse en una de estas campañas comerciales.

Primero buscaban un signo favorable para su partida, ya fuese ce coátl, ce cipactli, ce ozomatli o chicume coátl. Un día antes de partir se trasquilaban las cabezas y las enjabonaban en sus casas, no las volverían a lavar hasta no estar de regreso. Todo lo que duraba el viaje no se lavaban más que solo el pescuezo.

Para la medianoche anterior al día de su partida hacían dos hogueras, una dentro de su casa y otra en el patio, cortaban papeles en formas de bandera y de serpientes, las teñían con ulli derretido y adornaban un báculo con ellos.

Los quemaban de manera ordenada en ambas hogueras y eran ofrecidas a diferentes deidades, al fuego al que llamaban Xiuhtecutli o Tlaxlxictentica, a Tlaltecutli dios de la tierra, a Yiacatecutli dios de los mercaderes, a Ce Coátl Utli Meláoac que era uno de los veinte signos de la arte adivinatoria, a los dioses del camino Zacatzontli y Tlacotzontli.

Parte del ritual también era descabezar unas codornices en honor al fuego. Después se hacían cortes en las orejas y algunos las lenguas, juntaban sangre en su mana y decían “Teunappa” y cuatro veces echaban sangre al fuego y cuatro veces al cielo y de igual manera cuatro veces a cada uno de los puntos cardinales.

Después entraban en su casa deseaban larga vida a su señor y le ofrendaban y pedían perdón.

Antes de partir los mercaderes mandaban llamar a los principales mercaderes, capitanes y otros ricos, de igual manera llamaban a mancebos, ancianas y otras mujeres. Ya que estaban todos juntos se lavaban las manos y las bocas y se les ponía comida delante de cada uno, después de comer se volvían a lavar manos y bocas y se les ponían enfrente sus jícaras de cacao para que bebieran y por ultimo les pasaban sus cañas de humo para chupar.

El encargado de hacer esta reunión a la cual se le nombra tecuanotzaliztli, ordena el asiento de sus invitados. A su derecha se sentaban los mercaderes más influyentes de acuerdo a su grado de importancia y a la izquierda la gente menos importante, cierran ambos lados del orden de asientos los mancebos.

El primero en hablar de los invitados es quien está a la derecha, quien aconseja

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