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LOS MOVIMIENTOS FEMINISTAS EN ESTADOS UNIDOS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

Clara Ch MendozaDocumentos de Investigación6 de Octubre de 2015

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE  PIURA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y EDUCACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

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LOS MOVIMIENTOS FEMINISTAS EN ESTADOS UNIDOS EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX

AUTORES:

CLARA CHIROQUE MENDOZA

MARÍA TUME AMAYA

RAFAEL VEGA GUTIÉRREZ

PIURA - PERÚ

2015

A Dios infinitamente por la vida y por la fuerza espiritual, y a nuestros padres, por su apoyo constante, que con su cariño y paciencia nos han permitido lograr esta meta.

Los Autores

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen a Riccy Romero Rodríguez trabajador de la Biblioteca de Educación de la Universidad Nacional de Piura, por brindarnos su ayuda y en especial al Doc. Martín Ojeda Sosa quién, con sus aportes nos ha permitido llegar a la culminación del presente trabajo de investigación titulado Los Movimientos Feministas en Estados Unidos en la segunda mitad del Siglo XIX.


ÍNDICE

UNIVERSIDAD NACIONAL DE  PIURA        i

AGRADECIMIENTOS        iii

ÍNDICE        iv

INTRODUCCIÓN        vi

OBJETIVOS        ix

CAPITULO I.- SITUACIÓN DE LA MUJER EN ESTADOS UNIDOS        10

1.1.- Situación política y económica de la mujer en Estados Unidos        10

1.2.- Situación social de la mujer en Estados Unidos        13

CAPITULO II.- LOS INICIOS DEL MOVIMIENTO DE LAS MUJERES EN ESTADOS UNIDOS        14

2.1.- Origen de los Movimientos Feministas en Estados Unidos        14

2.2.- Movimientos Feministas en Estados Unidos        18

CAPITULO III.- LOGROS DE LOS MOVIMIENTOS FEMINISTAS EN ESTADOS UNIDOS        20

3.1.- Logros sociales        20

3.2.- Logros políticos y económicos        24

CONCLUSIONES        32

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS        33


INTRODUCCIÓN


OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

  • Conocer y explicar las razones por las cuales surgieron los Movimientos Feministas en Estados Unidos en la segunda mitad del Siglo XIX

OBJETIVOS ESPECIFICOS

  • Comprender y analizar la situación socio-económica de la mujer en Estados Unidos en la segunda mitad del Siglo XIX
  • Determinar el origen del Movimiento Feminista en Estados Unidos en la segunda mitad el Siglo XIX
  • Identificar y explicar las consecuencias de los Movimientos Feministas en Estos Unidos en la segunda mitad del Siglo XIX


CAPITULO I.- SITUACIÓN DE LA MUJER EN ESTADOS UNIDOS

La revolución industrial y la urbanización modificaron profundamente los modos de vida y de trabajo, y favorecieron un proceso continuo de campo-ciudad, país-colonias, que provoco importantes cambios familiares y sociales. La familia preindustrial era extensa. Allí vivían varias generaciones en una unidad productiva donde casa y trabajo estaban profundamente unidos. Las mujeres de estas familias no podían sentir discriminaciones, pues colaboraban en los diversos trabajos, eran conscientes de la centralidad y la necesidad de su aportación. Después, los hombres de la familia se marcharon a la fábrica, a la ciudad, o a las colonias, a ganar salario, y la mujer se quedó sola en casa, atendiendo a los niños y ancianos.

El desarrollo de la Modernidad necesitaba sobre todo hombres bien preparados. Las mujeres, junto con los obreros y los pueblos del sur, serán el sector marginado fundamental de la sociedad moderna. Mujeres, obreros y pueblos de las colonias protagonizaban sucesivas revueltas de liberación, reivindicando sus derechos.

1.1.- Situación política y económica de la mujer en Estados Unidos

En relación con las mujeres, y a diferencia de lo que ocurría en la Edad Media, fueron excluidas en la Modernidad de la participación en la vida política, económica y cultural. Hegel justifico teóricamente las causas de esa marginación.  El varón debía alcanzar su realización en el servicio de las tres actividades sociales hegemónicas: ciencia, Estado y economía, mientras que el puesto de la mujer se reducía a la familia. Hegel y otros muchos intelectuales y políticos de entonces se negaban la posibilidad de que las mujeres accedieran a las tres actividades hegemónicas, advirtiendo de que su presencia en ellas supondría su ruina.

Por todos estos factores las mujeres sufrían discriminaciones en diversos campos. A principios del siglo xix las mujeres no podían votar, presentarse a elecciones u ocupar cargos públicos. Sufrían también discriminación económica, pues no podían tener propiedades, transferían al marido los bienes heredados, no podían dedicarse al comercio, tener negocio propio, ejercer muchas profesiones, abrir una cuenta corriente u obtener un crédito.

El Código Civil y Penal establecía fuertes limitaciones para las mujeres, y las consideraba como menores o niños ante la ley, siempre dependientes del padre o el marido. Mary Beard dirá que la llegada de la industrialización y una clase media burguesa fuerte hizo crecer una virulenta forma de poder masculino, por el cual las mujeres pasaron a ser posesión del marido. Además, cabe destacar que, por primera vez por parte de las mujeres, se presentó un programa político de reivindicación del sufragio femenino. De Gouges recordó que la mujer tenía el derecho de subir al cadalso y exigía, por tanto, su derecho a la libertad, a la propiedad, al acceso de los cargos públicos, al voto, y a la propiedad privada. Su propuesta incluía también derechos en el ámbito doméstico, como el rechazo a la doble moral sexual y la equiparación legal de cónyuges de los hijos legítimos e ilegítimos.

Las mujeres fueron excluidas de los derechos de libertad y de representación política formulados por la Revolución francesa a pesar de la denuncia presentada por la Declaración. La dura represión jacobina contra las mujeres que prohibió clubes y sociedades femeninas el 30 de Octubre de 1793 fue una respuesta implacable al activismo ciudadano femenino  desde los inicios de la Revolución.

En el debate de la Convención, el diputado Amar denuncio que la actividad política de las mujeres en la tribunas y las asambleas políticas tenía como consecuencia la desvirtuarían de sus ocupaciones naturales y del cuidado de sus familias y su casa. Se generalizo entonces un descalificación sistemática de las activistas republicanas que fueron descritas como “tigresas”, “caníbales”, o “cabeza de medusa” (Roudinesco, 1990: 148-149 citado por (Nash, 2012)), una estrategia para obligar a situarse a las mujeres fuera de la dinámica política pública.

 

Olimpia de Gouges fue guillotinada en Noviembre de 1793, tanto por su adscripción política girondina como por su defensa de los derechos de la mujer. Aludiendo a esta decisión del tribunal revolucionario, el Moniteur del 19 de Noviembre de 1793 evoco de su sexo al adjudicarse un perfil político inaceptable como mujer:

[…] nacida con una imaginación exaltada, tomo su delirio como inspiración de la naturaleza. Empezó desvariando y acabo adoptando el proyecto de los pérfidos que querían dividir Francia quiso ser hombre de Estado, y parece que la ley haya querido castigar a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes que convienen a su sexo.

(Reudinesco, 1990: 151 citado por (Nash, 2012))

La Revolución francesa y la posterior política napoleónica endurecieron las normas contra las mujeres al definir el espacio domestico de la casa como único ambiente de actuación femenina. Negó a las mujeres la posibilidad de convertirse en “hombres de estado” y quedaron excluidas de nuevo en el mundo público y humilladas por sus transgresiones políticas. El Código Civil de Napoleón (1804) vedo a las mujeres lo derechos civiles reconocidos para los hombres durante el periodo revolucionario y definió a las mujeres como menores de edad, siempre tuteladas por el marido o el padre.

La precoz defensa de los derechos políticos de las mujeres en la Declaración no impidió que, a lo largo del siglo siguiente, las mujeres quedasen excluidas del ejercicio de la ciudadanía en Europa y en Estados Unidos. El cuerpo legislativo europeo y estadounidense negó su estatus de sujetos políticos y legislo su subordinación social en la familia al establecer el principio de autoridad patriarcal del padre o del esposo. A pesar de la difusión de los Derechos del Hombre en las sucesivas revoluciones hasta bien entrado el siglo XX. Las revoluciones liberales del siglo XIX con sus proyectos de reforma liberal y, más tarde, democrática, consagraron el sistema político de monopolio masculino. También se discriminaba a las mujeres en la enseñanza, sobre todo en la superior, que no podían seguir. La escasez de escuelas para niñas fue la causa del mayor porcentaje de analfabetismo femenino.

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