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Lengua y literatura


Enviado por   •  8 de Octubre de 2013  •  2.697 Palabras (11 Páginas)  •  323 Visitas

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Lengua y literatura

A la llegada de los españoles, en la Mixteca se hablaban numerosas variedades del idioma mixteco, ya para ese entonces con diversos grados de inteligibilidad mutua. De acuerdo con Spores (1967 y 2007) hacia el Preclásico la lengua hablada en la región era el idioma protomixtecano, del que derivan no sólo todas las lenguas mixtecas conocidas en la actualidad, sino también el triqui, que hablan los miembros del pueblo homónimo en la parte meridional de la Mixteca Alta. Los grados de divergencia entre las numerosas lenguas mixtecas de la actualidad son producto de la historia de sus hablantes: por ejemplo, según análisis glotocronológicos, la variedad costeña del mixteco se separó del mixteco nuclear de las tierras altas hacia el siglo X u XI de la era cristiana, lo que coincide con la tardía colonización de la Costa Chica por parte de los mixtecos.

Los monjes dominicos que fueron encargados de la evangelización de Oaxaca establecieron por primera vez una escritura fonética de la lengua mixteca. A los frailes Antonio de los Reyes y Francisco de Alvarado se debe la edición de la primera gramática en la lengua que se hablaba en la Mixteca Alta por el tiempo de la Conquista. La variedad recogida por los dominicos parece corresponder con la empleada en Yucundaa (Teposcolula), que pudo haber servido como lingua franca en la región. La ortografía de la variedad de Teposcolula fue adaptada luego para escribir la lengua mixteca, cuyo nombre en la época de la Conquista fue dzaha dzahui.

Como otros pueblos de Mesoamérica, los mixtecos también cultivaron formas literarias. Contaban con una escritura pictográfica, de la que se conservan testimonios prehispánicos como los códices Nuttall (Tonindeye), Selden, Vindobonensis, Becker I y Colombino. Salvo este último, que se encuentra en México, el resto de los códices precolombinos creados por los mixtecos que sobrevivieron a la destrucción se encuentran en museos y bibliotecas de Europa. Estos códices sirvieron como instrumentos mnemotécnicos, de modo que las pinturas que aparecen en sus páginas podían traducirse en un texto oral por acto de quien conoce las claves para interpretarlos.

Escritura

Artículo principal: Escritura mixteca.

Como casi todas las sociedades mesoamericanas, los mixtecos desarrollaron un sistema de escritura. Los primeros indicios del uso de la escritura en el área mixteca corresponden a la Mixteca Alta, en el Preclásico Tardío (ss. V a. C.-I d. C.). En Huamelulpan se han localizado algunos dinteles con inscripciones calendáricas que podrían ser los nombres de algunos dirigentes de la antigua ciudad mixteca. Sin embargo, estas inscripciones se encuentran realizadas en el sistema zapoteco de escritura. a partir del cual se originaron los varios sistemas empleados más tardíamente en el centro de Mesoamérica hacia el Clásico y el Posclásico. El florecimiento de la Mixteca Baja en el Clásico trajo también el desarrollo de la escritura ñuiñe, aunque su semejanza con la escritura zapoteca de Monte Albán complica la identificación de su área de difusión. Hacia el inicio del Posclásico (siglo IX) aparece la llamada escritura mixteca, que forma parte de una gran corriente estilística denominada estilo Mixteca-Puebla o estilo internacional del Posclásico mesoamericano. Esta escritura es básicamente pictográfica, aunque no son pocos los elementos jeroglíficos e ideográficos que la complementan. La escritura mixteca sirvió como canal para la conservación de las creencias de este pueblo y de algunos aspectos de su historia. Se debe a Alfonso Caso la demostración de la autoría mixteca de los códices que hoy forman parte del llamado grupo mixteco, que durante mucho tiempo fueron atribuidos a los mexicas o a los mayas.

Religión

En esta imagen del Códice Vindobonensis, Dzahui baña de lluvia a Nueve Viento-Coo Dzahui. Dzahui fue la principal divinidad de los mixtecos en la época prehispánica. Nueve Viento es el nombre calendárico de la Serpiente Emplumada entre los mixtecos. El culto a las piedras de Dzahui, o Savi, como se pronuncia actualmente, continúa en algunas zonas de la Mixteca.

La religión era una esfera importante en la vida de los mixtecos de la época prehispánica. Uno de los atributos de los yaha yahui era el sahumador, cuyas representaciones aparecen con frecuencia en los códices. En la imagen un sahumador mixteco de cerámica. Procede de la Mixteca Alta, período Posclásico, colección del MNA.

Artículo principal: Mitología mixteca.

Los mixtecos de la época prehispánica tuvieron una religión animista. De acuerdo con la información que se ha obtenido de los documentos pictográficos producidos por este pueblo, la proveniente de fuentes históricas coloniales y del análisis de la evidencia arqueológica, se puede decir que comparte con otras religiones mesoamericanas algunos rasgos muy característicos, entre ellos, la creencia en un principio dual primigenio que dio origen al mundo como se le conoce. Otro rasgo común entre la religión mixteca y el resto de las religiones mesoamericanas es la creencia en que el mundo ha sido creado y destruido en varias ocasiones. De acuerdo con el Códice Vindobonensis, Mars symbol.svgUno Venado-Serpiente de Jaguar y Venus symbol.svgUno Venado-Serpiente de Puma crearon a los primeros seres del mundo, los ñuhu (AFI: [ɲuʔu]), que ayudaron a ordenarlo. Todos los seres de la primera creación fueron petrificados cuando el Sol —venerado en la Mixteca con los nombres de Yya Ndicahndíí y Taandoco— se elevó sobre el firmamento, aunque algunos de ellos se refugiaron en las cuevas y no perecieron. Los ñuhu encarnaban a los elementos mismos de la naturaleza: el fuego, el viento, el agua, la tierra, la vegetación, la fauna. Como se creía que algunos de ellos se refugiaron en las cuevas para no ser petrificados, uno de los elementos distintivos de la religión mixteca era el culto a las montañas y en las cavernas. Algunas de ellas eran —y siguen siendo— destino de peregrinaciones piadosas de los mixtecos, entre las más conspicuas de estas galerías subterráneas se encuentran las grutas de Chalcatongo en la Mixteca Alta, donde se encontraba el santuario de Nueve Hierba, la diosa de la muerte de los mixtecos.

El dios tutelar de los mixtecos fue Dzahui —literalmente Lluvia56 —, divinidad de la lluvia y del agua celeste. Tan importante fue el culto a la lluvia para los mixtecos que su nombre nativo los califica como el pueblo de la lluvia, es decir, el pueblo elegido por Dzahui. Comparte muchos atributos con el Tláloc del centro de Mesoamérica, venerado por los teotihuacanos, toltecas y mexicas y que aparece en numerosas vasijas-efigie encontradas especialmente en la Mixteca Alta. El culto de Dzahui en la mixteca es antiquísimo, su aparición se remonta al final de Preclásico Tardío, es decir, entre los siglos V a. C. y II d. C.

Por otra parte, en la Mixteca Baja, la sociedad ñuiñe se caracterizó por el culto al dios viejo del fuego, Huehuetéotl, venerado desde tiempos antiquísimos en toda el área mesoamericana. Se ha especulado con la posibilidad de que el culto a Huehuetéotl haya sido uno de los primeros en tomar forma en Mesoamérica, puesto que sus representaciones se han encontrado en poblaciones tan antiguas como Cuicuilco hasta las grandes urbes del Posclásico como la propia Tenochtitlan. El culto al fuego en la Mixteca Baja también se refleja en la toponimia de la región: Ñuiñe, que es el topónimo mixteco de la zona, y que quiere decir Tierra caliente. Las representaciones ñuiñe de la divinidad del fuego comparten con otras representaciones mesoamericanas de la misma divinidad varios atributos. Se representa como un anciano en posición sedente, que carga sobre la cabeza un gran brasero. En algunas efigies obtenidas en Cerro de las Minas, el dios mixteco del fuego aparece sosteniendo entre las manos sahumadores o vasijas especiales para encender tabaco. En la Mixteca Baja, el culto al fuego convivió con el culto a la lluvia durante el período de florecimiento del estilo Ñuiñe (siglos III-VII d. C.); el declive de esta sociedad implicó también el ocaso del culto al fuego en la Mixteca Baja, como indica el menor número de representaciones de esta divinidad en la región.

El sacrificio humano entre los mixtecos fue una práctica ritual de bastante antigüedad. En la zona arqueológica de Huamelulpan se han encontrado los restos de algunos cráneos que debieron formar parte de un tzompantli. Los rituales más importantes de la vida de las sociedades prehispánicas de la Mixteca incluían sacrificios de animales o de seres humanos, como demuestran varios acontecimientos importantes en las crónicas sobre el pasado precolombino de los mixtecos. Un caso particular es el sacrificio de los descendientes de los señores de Bulto de Xipe y Jaltepec, sacrificados por orden de Ocho Venado mediante sacrificio gladiatorio y flechamiento ritual. Ambas formas de sacrificio humano estaban relacionadas con el culto a Xipe Tótec, el dios de la fertilidad y patrono del linaje reinante en Lugar del Bulto de Xipe.

Como el resto de la sociedad mixteca, los religiosos también mantenían una estructura jerárquica bastante estable. Los sumos sacerdotes del culto a una divinidad eran denominados yaha yahui (águila-serpiente de fuego) De acuerdo con las creencias de los mixtecos, los yaha yahui poseían la capacidad de transmutar en animales y eran temidos por el poder que poseían sobre el mundo de lo sobrenatural.

Artes

Artículo principal: Arte mixteco precolombino.

Vasija policroma de estilo códice. Cultura mixteca, procede de Xayacatlán (Puebla), período Posclásico Tardío (siglos XII-XVI d. C.), forma parte de la colección del Museo Nacional de Antropología (México).El arte mixteco prehispánico está ampliamente relacionado con la religión y el culto, algunas de las piezas más suntuosas estaban destinadas a los altares de los templos o para usos rituales. Sin embargo, también hay otros objetos que fueron usados por la élite política y religiosa y que estaban destinados al disfrute cotidiano. La mayor parte de las piezas artísticas mixtecas que se conocen en la actualidad corresponden al Período Posclásico (ss. X-XVI), que es también el de mayor apogeo en La Mixteca y la mayor parte de él. La sociedad mixteca favoreció el desarrollo de las artes menores, alcanzando un preciosismo notable en el marco de la severidad del arte mesoamericano. El débil desarrollo de la arquitectura y la escultura en piedra, particularmente cuando se compara a los mixtecos con los pueblos vecinos como los zapotecos, hizo pensar a Barbro Dahlgren que los artistas de este pueblo se dedicaron simplemente a recoger las tradiciones artísticas de las culturas anteriores.

La arquitectura mixteca es relativamente sencilla, de acuerdo con lo que de ella se conoce a partir de las excavaciones. En los sitios arqueológicos de la zona se han encontrado vestigios de antiguas construcciones que no alcanzaron nunca gran envergadura. A partir de los códices precolombinos de este pueblo se sabe que los templos estaban ubicados sobre plataformas piramidales que contaban con escalinatas de acceso. Los edificios civiles se organizaban en torno a grandes plazas y en su interior las habitaciones estaban organizadas alrededor de patios. En el caso de las viviendas destinadas a los estratos más bajos de la sociedad, los materiales prevalentes eran poco resistentes, entre ellos se encontraba el bajareque para los muros y la palma para las techumbres.

Muchas de las piezas mixtecas que se conocen son piezas de cerámica, cuyo material durable ha resistido el paso del tiempo. Algunas de las más antiguas corresponden al Preclásico Medio. Se trata de piezas que reflejan influencia de los estilos olmeca y zapoteca, como en el caso de la alfarería encontrada en Monte Negro. El estilo ñuiñe, que se desarrolló en la Mixteca Baja durante el Clásico, también muestra una fuerte influencia zapoteca, combinada con algunos elementos de inspiración teotihuacana. En esa zona y durante ese período gozaron de popularidad las representaciones del dios del fuego. Otras piezas características del estilo ñuiñe son las cabecitas colosales que se han encontrado en Acatlán, Anicano y otras localidades de la Mixteca poblana.En algunas localidades de La Montaña se conservan piezas de estilo ñuiñe que siguen siendo objeto de culto por parte de los nahuas, tlapanecos y mixtecos que habitan esa región.

La etapa de mayor florecimiento de la alfarería mixteca prehispánica fue el Período Posclásico. Durante esta época se difundió en La Mixteca un estilo iconográfico que es heredero de las tradiciones mesoamericanas anteriores, provenientes de Teotihuacan, la región zapoteca y el área maya. Originalmente se pensó que este estilo era propio de la región que comprende a Cholula, Tlaxcala y La Mixteca, por lo que se lo denominó mixteca-Puebla. Sin embargo, al explorarse otras regiones de Mesoamérica se comprendió que el estilo local mixteco forma parte de un estilo iconográfico panmesoamericano. La cerámica mixteca del Posclásico es de un acabado muy fino y una gran riqueza decorativa. El grosor del barro con el que esas piezas fueron confeccionadas es muy delgado, su color es generalmente rojizo o café con un bruñido de alta calidad que produce efecto de barnizado en las piezas. La superficie de estas estaba decorada con gran profusión, con temas y colores similares a los que se encuentran en los códices mixtecos. La cerámica policroma mixteca estaba destinada al uso de la élite. Algunas piezas de este tipo de cerámica se han encontrado fuera de la región mixteca.

Son antiguas las muestras de la escultura en la región mixteca. Se han encontrado estelas en diversas localidades, por ejemplo en Yucuita y Yucuñudahui, que dan muestra del mismo influjo cultural teotihuacano y zapoteco que alcanzó la cerámica durante el Preclásico y el Clásico. Las estelas de Yucuita fueron poco trabajadas, prácticamente consisten en grandes piedras con superficies y formas poco trabajadas donde se inscribieron fechas y nombres calendáricos de personajes importantes. En algunos sitios de tradición ñuiñe como Cerro de las Minas y Huajuapan se han encontrado dinteles que adornaban las entradas de algunos edificios. Sin embargo, las mejores esculturas mixtecas son pequeñas piezas talladas con igual virtuosismo y profusión que los terminados de la cerámica. Los mixtecos produjeron pequeños objetos suntuarios de hueso, madera, cristal de roca y piedras semipreciosas como el jade y la turquesa, de una exquisitez tal que Alfonso Caso llegó a compararlas con las «mejores tallas chinas». Muchos de estos objetos han sido encontrados en contextos funerarios, como en el caso de la tumba 7 de Monte Albán, que dio al mundo una notable muestra del refinamiento artístico de la sociedad mixteca.

Metalurgia

La metalurgia fue una actividad que se desarrolló tardíamente en Mesoamérica. Christian Duverger sostiene que esto es resultado de una elección cultural de los pueblos de la región, que convirtieron a Mesoamérica en una «civilización de la piedra». Los testimonios más antiguos de la metalurgia en Mesoamérica datan del final del período Clásico y proceden de Occidente de Mesoamérica. Se sabe que esta tecnología fue importada desde América Central y Sudamérica, donde se desarrolló mucho antes que en Mesoamérica. Por la época de la Conquista, los tarascos de Michoacán trabajaban con gran habilidad el cobre y otros metales, con los que fabricaban herramientas de uso cotidiano y objetos suntuarios.

En el área oaxaqueña, los mixtecos también adoptaron la metalurgia durante el período Posclásico. Se han encontrado hachas de cobre en la zona, muestra de que el trabajo de los metales en Oaxaca prehispánica no fue sólo con motivos ornamentales. Las piezas más conocidas de la orfebrería mixteca son las piezas de oro. El oro era considerado por los mesoamericanos como excremento de los dioses y durante el Posclásico se convirtió en un signo del Sol. Por ello, algunas de las piezas más exquisitas de la orfebrería mixteca combinan el oro con la turquesa, la piedra solar por excelencia en la cultura mesoamericana. Este es el caso del Escudo de Yanhuitlán, una de las piezas de orfebrería mixteca más conocidas.

Las piezas de oro en la cultura mixteca formaron parte del conjunto de objetos cuyo uso estaba reservado para los dirigentes. La vestimenta de los gobernantes del Posclásico incorporaba numerosos elementos áureos, que se combinaban con una amplia variedad de objetos de jade, turquesa, plumas y tejidos finos. A la llegada de los españoles, muchas piezas de oro procedentes de La Mixteca fueron fundidas para formar lingotes. Algunas de ellas fueron enviadas a Europa y escaparon de la destrucción. Las excavaciones arqueológicas han permitido la recuperación de un importante número de piezas en los yacimientos arqueológicos de toda La Mixteca. Son notables los hallazgos de Zaachila y la tumba 7 de Monte Albán. En este último lugar se encontró el mayor número de piezas de orfebrería hallados en Mesoamérica en un solo

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