ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Los Sujetos


Enviado por   •  2 de Octubre de 2011  •  3.524 Palabras (15 Páginas)  •  514 Visitas

Página 1 de 15

FUNDAMENTOS E IMPLEMENTACION DE UNA EVALUACION FORMATIVA PARA EL DESARROLLO DE LAS COMPETENCIAS DE LA LENGUA ORAL Y ESCRITA

En la formación para la docencia es una de las labores más importantes que cumple la educación superior. Los formadores de formadores deben tener conciencia de la repercusión que tendrá nuestra acción pedagógica en la consolidación de un ser ético y reflexivo. En dicha acción, la orientación de los futuros profesionales debe capacitarles para enfrentar las demandas que comporta la educación en los distintos niveles de nuestro sistema educativo. Por lo tanto, la acción reflexiva en la formación para la docencia inquiere un manejo adecuado del lenguaje tanto oral como escrito. A través del lenguaje, el estudiante podrá diseñar criterios propios para argumentar el análisis derivado de la observación de las diferentes expresiones del hecho educativo. En este sentido, nuestro trabajo docente debe propiciar un clima que favorezca el acercamiento hacia la lectura para la construcción de un discurso oral y escrito en los que se evidencie dicha reflexión. Este acercamiento debe anclarse en el acompañamiento docente–alumno durante la formación académica. De este modo, la apropiación de la lengua escrita como objeto cultural en la educación, no es posible si no se promueve su aprendizaje dentro de una matriz disciplinaria. Es decir, el aprendizaje de la lectura y la escritura en este nivel es inseparable del propio proceso de enseñanza–aprendizaje. Así podemos afirmar que todo proceso de formación, está necesariamente relacionado con la apropiación óptima del lenguaje escrito. Por esto, la lectura y la escritura deben enmarcarse en la realidad que vive el estudiante en formación. Esto es indudable si admitimos que la lectura y escritura son inherentes al proceso de enseñanza–aprendizaje que desarrollan nuestros estudiantes. En consecuencia, la evaluación debe dinamizar los procesos que nos proponemos favorecer durante la formación docente. Es decir, la evaluación se presentará como una acción recursiva y continua para dar paso a procesos formativos cada vez más complejos desde la realidad del estudiante. De este modo, Si analizamos pensamiento complejo no podemos negar la relevancia que ha tenido la cultura de la lengua escrita en su desarrollo, lo cual se evidencia en los cambios más trascendentales de la humanidad. Así, debe surgir el compromiso en la elaboración de un pensamiento que se materialice en acciones que se propaguen fuera de la dimensión del aula; en un acontecimiento de participación crítica que impulse la capacidad reflexiva y redimensione la posición ante la educación y la vida misma. Por esto, la lectura y la escritura deben marchar transversalmente en la formación académica. Así nuestro trabajo debe conducirse en aras de romper con la repetición y consumo de discursos hechos, no reconstruidos que no permitirán cambios de fondo en la educación. Por consiguiente, el tema de la evaluación siempre ha sido complejo cualquiera sea el campo del quehacer humano La educación no es la excepción Su complejidad se relaciona, entre otros aspectos, con el poder que se le atribuye a alguien (en este caso al maestro-a) para emitir calificaciones sobre los aprendizajes de los estudiantes. En la práctica pedagógica, interesa plantear clara y transparentemente hacia donde dicho poder debe orientarse, cuales deben ser sus objetivos y metas, y cuales sus instrumentos y sus actores No se trata de una tarea sencilla, pues el replanteamiento de la evaluación se inscribe en un replanteamiento de la visión misma de la educación de su democratización profunda, del auge de nuevos actores y mayores desafíos en la practica cotidiana de cada aula y cada institución educativa. Dentro de este marco de ideas y en virtud de lo antes dicho, la evaluación formativa es el proceso de obtener, sintetizar e interpretar información para facilitar la toma de decisiones orientadas a ofrecer realimentación al alumno, es decir, para modificar y mejorar el aprendizaje durante el período de enseñanza. En educación, la función de la evaluación es eminentemente pedagógica ya que se realiza para obtener la información necesaria para valorar el proceso educativo, la práctica pedagógica y los aprendizajes de los alumnos con la finalidad de tomar decisiones sobre las acciones que no han resultado eficaces y realizar las mejoras pertinentes. De este modo, esta evaluación nos indica el nivel de logro y las dificultades que presentan los niños y las niñas para desarrollar las competencias que se encuentran agrupadas en los campos formativos los cuales son los componentes básicos de los propósitos generales del programa de educación.

En efecto, una vez establecidos los objetivos, será preciso determinar los procedimientos mediante los que se va a obtener la información necesaria en relación con el proceso de aprendizaje. Sin duda, Es importante crear un clima favorable y de confianza, en el que tanto alumnos como profesores traten de establecer las condiciones que mejor favorezcan el seguimiento del proceso. Ahora bien, una buena organización del aula, en la que niñas y niños han ido adquiriendo hábitos de funcionamiento que permitan un trabajo diversificado y autónomo, puede facilitar la realización de esta labor. Es por ello que, en el área de Lengua y Literatura será necesario emplear un amplio abanico de procedimientos que traten de abarcar la naturaleza multidimensional del lenguaje; probablemente ninguno de ellos por sí mismo satisfaga las necesidades de recogida de información en esta área. El uso adecuado de diversas técnicas facilitará una visión más completa del proceso. Por otra parte, es conveniente tratar de sistematizar las informaciones recogidas y procurar registrarlas y organizarlas para ayudar a una mejor interpretación de los datos. Esto no significa que el maestro haya de usar complejos sistemas de registro más o menos estandarizados; por el contrario, puede resultar de mayor utilidad la creación de las propias formas de anotación, sencillas y claras. Así pues, la observación sistemática de alumnas y alumnos es un procedimiento muy útil en esta área. Muchos de los contenidos referidos a la lengua oral, la incorporación de actitudes en la interacción con otros, el proceso seguido en la producción de textos escritos o en la resolución de problemas lingüísticos sencillos, la adquisición de hábitos en la realización de los trabajos pueden ser algunos de los aprendizajes en los que la observación resulte más indicada. Para la realización de las observaciones es preciso definir los momentos y las personas a las que van dirigidas, pues es imposible pretender observar a todos los alumnos en todo momento. Por este motivo, puede resultar de gran ayuda determinar situaciones concretas en las que recoger

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (17.8 Kb)  
Leer 14 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com