Los Trabajadores Y El Mundo Del Trabajo Falcon

Resumen del texto “Los trabajadores y el mundo del trabajo” de Ricardo Falcón

Introducción El texto presenta la situación global de los trabajadores urbanos de la Argentina a mediados del siglo XIX. Como eje analítico se establece a los obreros y artesanos (aclarando la participación de los demás sectores laborales), y como eje geográfico se establecen las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba (haciendo mención al hecho de que representaban de forma bastante fidedigna la situación general). El proceso de conformación de las capas trabajadoras asalariadas que tiene lugar desde 1850 en adelante, será el punto de formación de las primeras organizaciones autónomas de los trabajadores: sociedades mutualistas, sindicatos con carácter de clase y una literatura genéricamente socialista. En sus inicios, este proceso surge gracias a la apertura de la economía Argentina al mercado mundial a través de la lana, el cereal y la carne. Esto dio lugar a una modernización agraria, y un proceso de urbanización, que debido a la escasez de mano de obra en el país, requeriría como recurso obligado la inmigración de trabajadores extranjeros, punto central con el que el autor continúa el texto.

Un perfil de la inmigración Preocupada la Confederación y el gobierno bonaerense por el fomento de la inmigración, se desarrollaron muchas medidas en su favor durante estos años, culminando con la Ley de Inmigración en 1876. Por jerarquía de cantidad se distribuían nacionalmente en: Italianos (62%); españoles (16%); franceses (9%); ingleses (3%), suizos, alemanes, austriacos, y belgas. Un rápido paneo nos muestra que por lo general, inmigrantes procedentes del noroeste europeo, son artesanos u obreros con algún grado de instrucción general y cierta calificación profesional (a veces hasta dotados de pequeño capital). En cambio, los migrantes del sudoeste europeo, son por lo general campesinos pobres y jornaleros. Hay que remarcar como característica principal que la Argentina, de todos los países que recibieron inmigrantes, fue el país que -en términos relativos- recibió más porcentajes respecto de la población nativa. Esto, genera un fuerte impacto en una sociedad capitalista en la que las clases se estaban constituyendo, ya que permitió a los inmigrantes desempeñar roles de importancia en todos los órdenes de la sociedad, especialmente el laboral. Otra característica central de la inmigración en la Argentina es la tendencia a la identificación entre grupo étnico y categoría socio-profesional, que se conformaba debido a la existencia de ciertas tradiciones de especialización laboral en los países de origen, y a la formación de una suerte de escala jerárquica entre los distintos grupos étnicos de inmigrantes (con los ingleses a la cabeza). En conclusión, hubo un fenómeno sostenido de ingreso inmigratorio durante toda la época, desviado hacia abajo en épocas de crisis económicas y epidemias, y hacia arriba en tiempos de exilio político en sus países de origen.

Los trabajadores en Buenos Aires Buenos Aires mantenía un carácter rudimentario y artesanal con industrias dedicadas al consumo local y mayormente distribuidas en los sectores de alimentación, vestido y tocador, construcción, muebles, metalúrgico y joyería. A grandes rasgos, la evolución favorable de las actividades artesanales en esta época, se debe a las nuevas demandas innovadoras de consumo generadas por la presencia creciente de extranjeros en la ciudad. Mientras que los sectores joyeros y de confección de ropa refinada, gozarán de una evolución debido a la creciente demanda sofisticada proveniente de la elite. No debemos olvidar igualmente que la base de la mano de obra industrial de la época, muchas veces se asentaba sobre la explotación de mujeres y niños. Avanzando en la época, un desplazamiento de un interés por “mano de obra calificada” hacia uno en búsqueda de “mano de obra barata” producirá una capa de trabajadores que se encargará de desarrollar las primeras organizaciones autónomas mencionadas anteriormente:

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las sociedades mutuales, con el propósito de ayuda de sus iguales y defensa de su profesión. Las más importantes fueron aquellas vinculadas a las colectividades extranjeras y organizadas sobre criterios etno-lingüísticos. Esto retardó la fusión de los trabajadores de todas las etnias en una única clase proletaria, lo que llegará con el surgimiento de las asociaciones mutuales por oficio. Paralelamente al surgimiento de mutuales, surgía un tipo de lectura socialista partidaria cuyo mayor exponente fue “El Artesano”, un periódico con orientación socialista, republicana y reformista, que combinaba mejores condiciones de vida para los trabajadores con el proclamo de la necesidad de conciliar los intereses de los inmigrantes con los del país. Paradójicamente (frente al predominio de extranjeros en el país) fueron los tipógrafos (grupo conformado mayoritariamente por argentinos) una suerte de “elite gremial” entre los trabajadores. Esto por dos motivos, principalmente porque el oficio requería saber leer y escribir (algo no común para la época) y porque estaban familiarizados con el arte de imprimir y editar. Entre Victory y Suárez y Méndez, junto a los tipógrafos, se establecieron finalmente las corrientes de pensamientos más significativas de la época: la asociación de los trabajadores como base de la libertad que les permitirá obtener el fruto de su trabajo y su independencia social y política, basada en una revolución social pacífica dentro de las leyes, que erradique la explotación del hombre por el hombre.

La primera Internacional Argentina El 14 de diciembre de 1870, Francisco Mora (secretario del Concejo Federal de la Región Española) envió una carta al Consejo General del AIT (con sede en Londres) recomendando que se pusieran en contacto con los tipógrafos argentinos con el fin de formar secciones internacionalistas en Suramérica. El nacimiento de

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