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NORMALIZACION DE LA PENINSULA IBERICA


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2013  •  2.263 Palabras (10 Páginas)  •  634 Visitas

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1. NORMALIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.

La península ibérica se encuentra situada en el sudoeste de Europa; está rodeada por el mar Mediterráneo, el océano Atlántico y unida al resto del continente europeo por el noreste. El istmo (el lugar más estrecho) se ha establecido convencionalmente a lo largo de la línea divisoria de aguas, si bien técnicamente, la línea recta más estrecha entre el Atlántico y el Mediterráneo sería la diagonal comprendida entre la ciudad de Bayona y la localidad de Cambrils (Tarragona). Otro convencionalismo lo situaría tradicionalmente entre las costas gasconas del golfo de Vizcaya y la costa de Narbona en el golfo de León, en la zona sur de Francia, al norte de los Pirineos.

Políticamente, ocupan casi toda su superficie dos países, Portugal y España, aunque incluye además Andorra, el territorio británico de Gibraltar y algunos valles pirenaicos franceses.

Históricamente, se ha denominado península ibérica, Iberia, península hispánica, o península hespérica, al territorio continental situado «más allá» de los Pirineos.

2. EVOLUCIÓN DEL LATÍN VULGAR.

La evolución del latín en los diferentes territorios donde estaban formándose lenguas romances nuevas, no fue de ninguna manera aleatoria. En cada uno de estos territorios, por el contrario, los distintos sonidos o grupos de sonidos latinos pervivieron, o bien evolucionaron, de un modo netamente coherente y distinto. Naturalmente, aunque esto fuera así se dieron algunos resultados comunes a todas o al menos a algunas de las nuevas lenguas.

Todas las lenguas peninsulares mantuvieron la tendencia del latín vulgar a perder la vocal de la sílaba postónica interna. Expliquémoslo mejor con un ejemplo: en la palabra latina Oculu (con acentuación: óculu), la sílaba postónica interna sería Cu (ya que va detrás de la sílaba tónica y no es la sílaba final), de forma que, como veníamos diciendo, la vocal U de esa sílaba se perdió en el latín vulgar, quedando Oclu. Todos los idiomas peninsulares comparten este rasgo.

3. LA ROMANIZACIÓN.

Es la incorporación de pueblos a la civilización de la Roma clásica en todos los aspectos. Y recíprocamente la asimilación por ellos de esa civilización de la Roma clásica. El hecho de que los romanos no vinieran a traer la civilización, sino a imponer su dominio y su explotación en beneficio de Roma y en particular de los ocupantes romanos que venían a hacer su carrera política (el cursus honorum) y a enriquecerse, no impidió que se produjese de hecho también la llegada y la asimilación de la civilización clásica. Todos los pueblos de Hispania se romanizaron al final y en todos los aspectos. Por ejemplo en el idioma. Los pueblos de Hispania, no sólo aprendieron el latín, sino que lo hicieron su idioma propio e incluso olvidaron el suyo prerromano, excepto los vascones, que mantuvieron y desarrollaron el vasco junto al latín y el navarro romance, su derivación posterior. Idiomas como el tartesio, el ibero, el celta, el fenicio..., todos desaparecieron, algunos de ellos, de pueblos mucho más cultos que los vascones.

La Romanización de España por Roma empezó en el 218 a. C. Aníbal (cartaginés) destruyó la ciudad de Sagunto, aliada de Roma, y al frente de un poderoso ejército cruzó el río Ebro y los Pirineos y emprendió la marcha hacia Italia. Entonces los romanos planearon hacer una guerra contra los cartagineses en España. Los romanos, con una extraordinaria visión de la estrategia militar, mandaron a España un ejército bajo el mando de Cornelio Escipión. Éste desembarcó en Emporion y empezó la conquista de las tribus de Cataluña, conquista que se consiguió rápidamente después de la llegada de su hermano P. Escipión, que asentó su base militar en Tarraco, destinada a ser una de las capitales romanas de España. Cuando ya estaban ocupadas las zonas ibéricas del levante y divididas las fuerzas de los dos hermanos, en el año 212 a. C., tomó por sorpresa Cartago Nova. Después de dos victorias en Baecula e Ilipa, logró expulsar a todas las tropas cartaginesas de la Península, e hizo un pacto con la cuidad de Gades en el año 206 a. C. Después de someter algunas tribus rebeldes (ilergetas), fieles a los pactos con los cartagineses, dominó toda la zona propiamente ibérica, que ya había pasado del dominio cartaginés al de los romanos a causa de la Guerra Púnica.

Roma aplicó a los pueblos ibéricos y al territorio ocupado el derecho de conquista, comenzando una vergonzosa etapa de sistemática expoliación que causaría, en 197 a. C., una rebelión general de todos los pueblos ibéricos, exceptuando los ilergetas, que a causa de las anteriores represiones habían perdido su espíritu de resistencia. Roma mandó a España al cónsul Marco Pocio Catón, quien, tras una durísima represión, en el transcurso de la cual fueron destruidos todos los núcleos semiurbanos y urbanos de Levante y Cataluña, dominó firmemente el territorio, que quedaría dividido en dos provincias: la Citerior y la Ulterior.

4. LENGUA ROMANA.

Son una rama indoeuropea de lenguas estrechamente relacionadas entre sí y que históricamente aparecieron como evolución del latín vulgar (entendido en su sentido etimológico de 'habla cotidiana del vulgo o común de la gente' y opuesto al latín clásico forma estandarizada que a partir de cierto momento era una lengua aprendida como segunda lengua y no como lengua materna).

El número de lenguas romances conocidas supera la veintena, aunque en la actualidad muchas variedades regionales están severamente amenazadas y sólo media docena de ellas tienen un uso general y tienen varios millones de hablantes.

5. CLAVES DEL LATÍN QUE EXISTEN.

La lengua latina, al igual que otras lenguas indoeuropeas antiguas, es muy flexiva en el sentido estructural y orgánico, lo que significa que permite una gran flexibilidad para la elección del orden de palabras. Por ejemplo, femina togam texuit, "la mujer tejió una toga," que es el orden preferido de palabras, se podría expresar igualmente como texuit togam femina o togam texuit femina. En cada palabra, las terminaciones -a, -a-m y -u-it —y no la posición que ocupan en la frase, como sucede en cambio en la mayoría de las lenguas modernas, romances o no— expresan la función gramatical de la misma. Sin embargo, generalmente el orden de las palabras se atiene al paradigma Sujeto Objeto Verbo, aunque las variaciones de este modelo son muy frecuentes, especialmente en la poesía, así como en la prosa para expresar matices sintácticos y estilísticos sutiles.

6. LA DOMINACIÓN VISIGOSA.

Los visigodos eran un pueblo germánico originario de Gotland, en la actual Suecia, que en el marco de las invasiones bárbaras penetraron en el Imperio romano a finales del siglo IV y tras diversas vicisitudes, en el año 418 se instalaron en la provincia de Aquitania Secunda en la costa occidental de la Galia en calidad de foederati del Imperio. Entre las funciones asignadas a los visigodos estaba el mantenimiento de la pax romana en Hispania amenazada por otros pueblos bárbaros y por frecuentes revueltas campesinas conocidas como bagaudas. Con ese título, los visigodos van penetrando en Hispania, y a finales del siglo V, ya desaparecido el Imperio romano de Occidente y convertidos en reino, alcanzan su máxima expansión. En ese momento forman la mayor unidad política de Europa Occidental que abarca desde la margen sur del río Loira al estrecho de Gibraltar con la única excepción de Gallaecia y las montañas vascas.

En 507, los visigodos sufren una desastrosa derrota en la batalla de Vouillé a manos de los francos y pierden todas sus posesiones al norte de los Pirineos excepto la Septimania. Como consecuencia los visigodos emigraron masivamente a Hispania8 y trasladaron su capital a Toledo, intensificándose la germanización de la península Ibérica que, hasta ese momento los visigodos habían considerado como unos dominios marginales y que a partir de Vouillé pasan a ser la esencia de su reino.

Cuando se instalaron definitivamente en la península Ibérica, los visigodos eran el pueblo más romanizado de los germanos que habían entrado en el Imperio romano.10 Sin embargo eran arrianos, es decir, herejes a ojos de sus subditos hispanorromanos; y hablaban su propia lengua: el gótico.

Los visigodos constituían una pequeña minoría de la población y a falta de estadísticas se puede afirmar que eran superados por sus súbditos hispanorromanos en una proporción de 10 a 1.

7. INFLUENCIA ÁRABE EN ESPAÑA.

La influencia árabe en la lengua española ha sido significativa, especialmente en el nivel léxico, debido a la prolongada presencia arabófona en Hispania y la península ibérica entre los años 711 y 1609 (fecha de la expulsión de los moriscos). La influencia arabófona fue más notoria en el sur y este de su territorio o al-Ándalus, la actual Andalucía, con el establecimiento del Emirato de Córdoba, seguido del Califato de Córdoba y los Reinos Taifa. El resultado, muchos topónimos, sustantivos y nombres propios, aunque muy escasos verbos, contados adjetivos y adverbios y una sola preposición: "hasta; lo cual puede reflejar que la influencia siendo amplia y muy importante, no consiguió variar la estructura romance del idioma.

La lengua española actual (formal y específicamente conocida como castellano), primero apareció en el Reino de Castilla, durante este período histórico de dominación islámica sobre la mayor parte de la península ibérica. Consecuentemente, la lengua fue influenciada por el árabe andaluz prácticamente desde su inicio.

El castellano antiguo del Reino de Castilla tendría un impacto creciente en las tierras musulmanas en donde la lengua castellana nunca había sido hablada, mientras que los mozárabes (cristianos parcialmente arabizados que vivían bajo dominio musulmán) del territorio de Al Andalus emigraban hacia el norte durante las épocas de persecuciones religiosas, particularmente como resultado de la conquista de los Almorávides en el siglo XII.

Aunque el grado hasta el cuál el árabe se infiltró en el castellano peninsular sea aún actualmente objeto de debate académico, es comúnmente aceptado que el árabe fue utilizado entre las élites locales, junto a los dialectos romances, y que influenció a los dialectos locales, conocidos colectivamente como dialectos mozárabes, los cuales eran más frecuentes que la propia lengua vernácula.

No obstante, solamente el Reino de Granada, bajo la dinastía Nazarí fue totalmente arabizado, después de varios siglos de dominio musulmán. En la actualidad el dialecto andaluz oriental y varias isoglosas importantes coinciden prácticamente con la extensión del reino nazarí hacia el siglo XIII. Este hecho demuestra que la mayor presencia musulmana en una áreas sobre otras se sigue reflejando en la distribución dialectal del español peninsular moderno.

8. DESARROLLO Y HEGEMONÍA DEL CASTELLANO.

La condición fronteriza de Castilla configuró el carácter histórico y lingüístico de ésta. Desde el valle del Ebro y tierras sorianas los musulmanes combatían duramente el extremo oriental del reino asturleonés; para resistir sus acometidas se alzaron en el siglo IX los castillos de la región.La serie de batallas que entonces se dieron entre Pancorbo y Albelda y las que en el siglo X se libraron en torno a San Esteban y a Gormaz hablan de la dureza de la contienda. Las gestas castellanas cantaban -sin duda exagerando- que hasta los condes tenían sus caballos en las mismas cámaras donde dormían con sus esposas, a fin de acudir sin tardanza a los rebatos. La igualdad en el esfuerzo y en el peligro aminoraba las diferencias sociales: todo el que podrá guerrear a caballo gozaba en Castilla de ciertas exenciones propias de la nobleza. Infanzones sin título, caballeros, villanos y hombres libres en general, imponen cortesanos, sin respeto a normas políticas o jurídicas oficiales.

Ese espíritu innovador hacía que los castellanos acogieran como suyo lo que en otros dominios cristianos se rechazaba por demasiado vulgar o activando otros cambios hasta llegar a etapas más avanzadas. En la Castilla de los siglos X y XI, que luchaba por su autonomía frente a las presiones de León y Navarra, se cultivó espontáneamente el fet diferencial, el hecho lingüístico diferencial, que pronto empezó a dejar de serlo al propagarse a las regiones vecinas. Ya en 1044 se registran castellanismos en documentos riojanos, y desde 1079, en los de Sahagún y Tierra de Campos. En 1085, con la toma de Toledo, comenzaba la castellanización de territorios donde antes se hablaban, conviviendo con el árabe de los dominadores, dialectos románicos mozárabes.

A la contienda por la autonomía política sucedió -lo aprendimos de Menéndez Pidal- el gradual progreso de la hegemonía castellana, lograda en gran parte a fuerza de prestigio y atracción. Lo peculiar de Castilla en los siglos XI al XIII fue incorporar a sus vecinos dándoles cabida en sus propias empresas.

En 1126, todavía bajo el aragonés Alfonso el Batallador, las gentes de Nájera se llaman castellanos en contraposición a los emigrantes francos, a principios del siglo XIII, probablemente cuando aún no se habían unido las coronas de León y Castilla, el Fuero de Oviedo preceptúa que uno de los merinos de la ciudad sea franco, y el otro, castellano. No hubo presiones políticas para la castellanización del habla en las regiones incorporadas: hacia 1235 los habitantes del valle riojano de Ojacastro estaban autorizados para emplear el vascuence hasta en usos judiciales; no obstante, dejó de hablarse allí. Los notarios del reino leonés siguieron empleando su dialecto después de la unión con Castilla, pero el ejemplo de la cancillería real y las obras jurídicas dirigidas por Alfonso el Sabio impulsaron la paulatina castellanización de su lenguaje.

9. PRESTAMOS LINGÜÍSTICOS

Un préstamo lingüístico se refiere a una palabra o morfema de un idioma que fue tomada o prestada con poca o ninguna adaptación de otro idioma, por la influencia cultural de los hablantes de dicho idioma. Cuando el elemento prestado es una palabra léxica, normalmente un adjetivo, un nombre o un verbo, hablamos de préstamo léxico. El préstamo léxico es de lejos el más frecuente de todos, pero también existe el préstamo gramatical, cuando un número importante de hablantes bilingües de las dos lenguas usan partículas, morfemas y elementos no léxicos de una lengua cuando se habla la otra.

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