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Sarmiento Y Joaquín V. González, Educación Y Patria.


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2012  •  1.393 Palabras (6 Páginas)  •  436 Visitas

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D-F-SARMIENTO Y JOAQUÍN V. GONZÁLEZ, EDUCACIÓN Y PATRIA.-

Por Guillermo R. Gagliardi.

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (1811-1888) / JOAQUÍN VÍCTOR GONZÁLEZ (1863-1923). Arquetipos optimistas y positivos.

· El Riojano universal fue un Hacedor al modo sarmientino. Pero además un estudioso de las Literaturas, el Derecho, la Filosofía. Un Poeta. Un Meditador.

Como el Gran Sanjuanino, un político, historiador y sociólogo. Narradores y ensayistas. Patriotas y eximios Educadores.

Aquél, un Jurista vocacional; éste, un académico del Derecho, autor de un célebre “Manual de la Constitución Argentina” (1897) y Profesor Universitario.

Fueron Gobernadores de sus respectivas provincias, Ministros, Parlamentarios. Nuestro cuyano llegó a Presidente de la República (1868-1874)…

· Las dificultades, los ataques, numerosos en ambas vidas (más salvajes en la época del autor de “Facundo”), sólo consiguieron levantar su valor moral y su intención omnipresente por el Bien Colectivo.

Sarmiento, bravo brazo, cual Cid criollo, contra la ignorancia y la miseria, el libertinaje. Pero tanto él como el chileticense, significaron grandes columnas para la forja de la nacionalidad.

Fértiles obras creativas, como Constitucionalistas, Educadores y Pensadores. Más grave y sereno y sistemático Don Joaquín que Don Domingo; tanta energía.

· “Trabajo ha de tener el enemigo para desalojarme a mí del campo de batalla” (J. V. G.: “La Universidad y el alma argentina”, 1918).

El médico y literato Osvaldo Loudet (1889-1983) en su discurso en homenaje a González en el Teatro Argentino de La Plata (1918) esbozó un sugerente paralelo histórico-moral-político entre nuestros dos hombres procéricos (cons. Varios Autores, Prólogo de C. Sánchez Viamonte: “Comisión Popular de Homenaje en su Centenario”, 1964; y en su “Vida e Historia”, 1969).

· Ambos, Sembradores constantes de Ideales Superiores, Benefactores populares, por medio de Instituciones Públicas que promovieron para todos sus compatriotas.

Nos legaron su vida como Ejemplo Máximo para la Posteridad. Culto y Paradigma.

Gobernaron para educar, para consagrar la Virtud y la Justicia en la República.

El Primer Código de Trabajo, la Universidad Nacional de La Plata, Reforma Electoral, la Legislación Minera: son parte de la extraordinaria tarea gonzaliana.

“Ninguna otra industria, cuando está bien regida, vincula mejor y más intimamente a las naciones con los progresos de las ciencias y la civilización en general…” (“J. V. G. y la industria minera” R. Alaniz, versión digital). Léanse su “Legislación de Minas” 1906 y “La propiedad de las minas” 1917.

Coincide con el sanjuanino en su precursora acción y pensamiento respecto del tema minero en nuestro territorio (Carlos Gómez Centurión: “Sarmiento y la minería”, sitio web. Google, S. y J. Costa, pág. 5).

· Y en la fructífera creación de Bibliotecas Populares como un modo de que el pueblo ingresara en las vías de la Modernidad a través de la difusión de las Escuelas y Bibliotecas (léase J. V. González: en “Archivos de Pedagogía y ciencias afines”, Tall. J. Peuser, 1906-14, t. 8, 1911; I. Vitale: “J. V. G. arquetipo del pensador argentino”, versión digital, en ‘avizora-atajo’ y del mismo González: “La biblioteca y la cultura pública”, 1912, “El Colegio y la Universidad”):

“Lo que necesita mucha demostración en pueblos reacios y olvidadizos (…) es que las bibliotecas públicas son al espíritu social y político, lo que los ferrocarriles y telégrafos son a la industria y a las relaciones humanas” (G. en su “Biblioteca de Maestros. ‘La Prensa’, 1890. A través de los libros”, en su “Intermezzo”, Clásicos Jackson, p. 280).

· González fue un soberano intérprete de “la poesía y la grandeza” del alma de nuestras montañas. Poeta hondamente sensitivo, así lo definimos desde su literatura, su nivel metafísico y celebrante de los valores más sublimes y concretos de nuestra nacionalidad.

Ha captado magistralmente la sinfonía impresionante de nuestro paisaje y lo describe poemáticamente, v.gr. en “Cuadros de la montaña” (cap. de su “Mis Montañas”): “el solemne gemido del viento en las regiones superiores”.

Percibe el concierto agreste de “los relinchos que el eco repite de cumbre en cumbre”, “el viento que cruza estrechándose entre las gargantas y las peñas”.

Maestro de Ricardo Rojas (1882-1957), de Arturo Marasso (1890-1970), entre otros preciados intelectuales argentinos: “El país de la selva”, “La mirada en el tiempo”, etc.

· González

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