Actividad de aplicación. Arquímedes y Galileo

Arquímedes y Galileo

El Rey de Siracusa, Herón II, le pidió a su pariente Arquímedes, que determinara si una corona que acababa de recibir del joyero era realmente de Oro puro, como debía ser, o si contenía alguna mezcla de plata.

Galileo convoco por escrito a toda la comunidad universitaria al pie de la famosa torre de pisa, para demostrar que Aristóteles estaba equivocado al proponer la idea de que la velocidad de caída de los cuerpos era proporcional a su peso.

Arquímedes, sin saber qué hacer, un día, al meterse al baño, se dio cuenta de que el agua se desbordaba, así que se le ocurrió que la cantidad de agua que se desbordaba era igual en volumen a la porción de su cuerpo que estaba metido dentro del baño. Por tanto, si sumergía la corona dentro del agua podría saber, por la subida del nivel del agua, el volumen de la corona.

Galileo explico a voz en grito;

“¡Observen, Señores! En esta bolsa hay bolas de plomo de distintos tamaños, o sea de pesos muy diferentes. En esta otra también hay bolsas de plomo, pero todas iguales; y en esta última, bolas de madera del mismo tamaño que las otras. Las voy a tirar de dos en dos desde lo alto de la torre, ¡Sostengo que todas llegaran al suelo al mismo tiempo!”

Si ambos volúmenes eran iguales, la corona seria de Oro puro, pero si la corona tenía alguna mezcla de plata (Que es más pesada que el Oro), tendría un volumen mayor.

Al lanzarlas, la cosa no funciono porque las bolas no llegaron todas a la vez, pero a pesar de las burlas de algunos estudiantes, para muchos, sobretodo profesores, quedo claro que el aserto de Aristóteles era falso porque la diferencia con la que llegaban las bolas al suelo era muchísimo menor que la proporcionalidad que predecía el griego.