Amor, matrimonio y familia cap 3

3. El orden de las familias

Caso de Alcalá Galiano, el cual en vez de casarse con la mujer que su madre tenía para él (como se daba mucho en la época) decidió casarse con una mujer de estrato social más bajo. Esta mujer le fue infiel y se decía que era de esas mujeres “petimetras” (así se llamaba en la época) lo que significaba mujeres frívolas, despreocupadas de sus hijos, gastadoras y ociosas además de tener una actitud insolente hacia su marido. Sin embargo, se habla de que Alcalá siempre fue un buen marido, moderado en sus gastos, fiel a su esposa y amante de su hijo.

3.1 El “desorden” del matrimonio

Matrimonio = estado útil y necesario para la sociedad, y a la vez deseable para el individuo.

En el siglo XVIII cabe pensar que el matrimonio estaba en crisis en toda Europa. Aumentan las demandas de divorcios.

Artículos críticos donde los hogares de ficción reinaba la discordia. Maridos y mujeres se engañaban, discutían agriamente o bien se ignoraban y llevaban vidas separadas.

La moral familiar, a juicio de los ilustrados, estaba en completa quiebra y era preciso proceder a su reforma en dos aspectos:

• Se imponía corregir los criterios equivocados por los cuales se contraía matrimonio y enseñar los rectos principios de la vida en común, de la convivencia entre los esposos y entre padres e hijos.

Los reformistas situaban al matrimonio en su punto de mira por que lo consideraban un indicador de las transformaciones que experimentaba la sociedad de su tiempo. Pensamiento demográfico del siglo: una población elevada para estimular la producción agraria y manufacturera, para asegurar los ingresos fiscales del Estado y mantener un contingente militar que garantice la defensa. Además, el matrimonio interesaba porque el estado de las costumbres amorosas y conyugales se consideraba un signo de crecimiento económico.

3.2 La literatura y los estilos de vida

 En el siglo XVIII, para autores y lectores la literatura tenía un propósito moral explícito. Se proponía ser escuela de las costumbres. El teatro y la novela de la época trataron de acercar sus argumentos y protagonistas al público a modo de que estos últimos se reconocieran en ellos. A medida que avanzaba el siglo, el tono moral se hizo más intenso, dando lugar a los que se conocería como el “drama burgués”: las lágrimas que se veían en escenario eran compartidas por los espectadores, quienes se complacían de llorar en público.

Éxito de la comedia sentimental: la publicidad que daba a las emociones. El teatro cumpliría la función de influir sobre las conductas y sobre las sensibilidades colectivas.

La novela llevó todavía más lejos esa ilusión de realidad: razón y sentimiento podían transmitirse a la vez al público y grabarse en sus corazones y en sus mentes. “El lector sentimental”

3.3 Las razones del matrimonio

En el Antiguo Régimen el matrimonio implicaba, entre otros componentes, una alianza entre las familias que debía contribuir a consolidar su posición, fortuna y prestigio.

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