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Antohny Giddens


Enviado por   •  23 de Junio de 2015  •  5.885 Palabras (24 Páginas)  •  152 Visitas

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Anthony Giddens

La crisis de la sociología contemporánea es un síntoma de que nos encontramos en una importante fase de transición de la teoría social. Hay dos factores que hicieron posible esto: uno es la ruptura de la política de consenso en 1968 con las rebeliones estudiantiles más la invasión de la URSS a Checoslovaquia. El otro es la pobreza teórica dominante en la sociología para explicar esos acontecimientos. Ni el estructural funcionalismo y su principal soporte interpretativo, las teorías sobre “el crepúsculo de las ideologías”, ni el marxismo han podido interpretarlos.

Hay 4 respuestas a esta situación:

1) La primera busca sustituir o complementar el funcionalismo estructural con la teoría del conflicto (a la que Dharendorf llama teoría de la coerción). Se manifiesta a mitad de 1950, y es una crítica al estructural funcionalismo. Es una respuesta (por ejemplo la de Dahrendorf) a las propuestas del estructural funcionalismo de Talcott Parsons. Según esta crítica, Parsons proporciona una explicación poco satisfactoria del origen del orden social, porque no le da importancia a los enfrentamientos de intereses de las divisiones sectoriales: así, la teoría del consenso necesita integrarse con la teoría del conflicto.

El problema es que los críticos de Parsons al mismo tiempo tienen mucho en común con la teoría del consenso. La teoría del conflicto significa la otra cara de la moneda del estructural funcionalismo y se caracteriza por presentar la mayoría de sus mismas limitaciones.

2) Relacionado a veces con la teoría del conflicto. Se busca el enfrentamiento entre la sociología conservadora y la sociología radical. El punto de partida en este caso es más ideológico que sociológico, dado que la mayor parte de la sociología académica, y sobre todo la teoría funcional estructural está unida a un punto de vista conservador. El problema es que ninguna tiene una interpretación científica de la realidad sino que es un conflicto ideológico.

3) Es una protesta contra el supuesto intrínseco del funcionalismo estructural de que la teoría social y la investigación sociológica son “neutrales” en relación con los fenómenos sociales que intenta explicar.

4) Resurgimiento de un tosco voluntarismo ligado a un abandono del análisis institucional. Se critica que las principales formas de la teoría social hayan considerado al hombre como una criatura más que como un creador, un receptor pasivo más que como un agente activo

Ninguna de estas cuatro críticas al estructural funcionalismo proporciona lo que es más necesario en la presente situación. Los orígenes de las limitaciones intelectuales del EF han de buscarse más lejos.

Hay dos teorías sobre las fases principales de evolución del pensamiento social en el siglo XIX y XX; asociada una a la sociología académica, la otra al marxismo. Ambas estiman que existe una “gran divisoria” en esta evolución. Para la primera, para Parsons, la gran divisoria en la historia del pensamiento social se encuentra en Durkheim y Weber durante 1890 y 1920. Estos pensadores rompieron la filosofía de la historia especulativa y de inspiración ideológica anterior. La sociología se convirtió en un terreno empírico, campo de estudio riguroso. Los que adoptaron este ppunto de vista han ignorado los acontecimientos políticos y sociales que formaban el entorno de Durkheim y Weber.

Para la segunda, la interpretación marxista ortodoxa, tiende a considerar el contexto social en el que se produjeron los textos entre 1890 y 1920; y el cauce que separa la ideología y la filosofía de la ciencia se encuentra en la obra de Marx. Los textos de Durkheim y Weber son un atrincheramiento de la ideología burguesa.

Los que han optado por la teoría de Parsons, que es la posición más frecuente en la academia, han separado la teoría social de las preocupaciones que originalmente inspiraron a todos los pensadores sociales más importantes: lo que destruyó la sociedad “tradicional” y creó un nuevo orden “moderno”. El estudio de Parsons casi olvida esta preocupación esencial. Así, la creación de una “teoría general” abstracta es considerada, entonces, como el objetivo básico que debe alcanzar la sociología. Lo que se discute es que el peso de este énfasis se ha separado del análisis del desarrollo.

Por otro lado, desde el marxismo esto a primera vista no ocurre. Porque Marx insistió siempre en el desarrollo de las potencialidades humanas a través del cambio social y en la historia como clave para el entendimiento del hombre en sociedad. Pero el marxismo se ha visto ofuscado por su propia concepción de la “gran divisoria”. Y solo aquellos que han intentado atacar la ortodoxia oficial son los que realmente han intentado considerar el marxismo como un método más que como un conjunto de enunciados. La respuesta del marxismo ha consistido en tratar de encontrar la explicación fuera de la propia sociedad capitalismo apelando a la teoría del imperialismo. Si no se ha superado el orden capitalista ello no fue a factores intrínsecos al desarrollo del capitalismo sino que es consecuencia de la transferencia de los conflictos de clase a las relaciones entre las sociedades capitalistas y el mundo “subdesarrollado”, mediante la explotación de los países no industrializados. Sus consecuencias ha sido enfocar su atención exclusivamente en las luchas de liberación en el “tercer mundo”. El marxismo no se encuentra preparado para investigar sociedades en las que gobierna la legitimidad política.

Por lo tanto, ninguna de las dos teorías han permitido el no progreso en nuestra comprensión de los problemas que estimularon las primeras grandes contribuciones a la teoría social moderna. La crisis de la sociología es también una crisis del socialismo, en sus dos variantes: marxismo y socialdemocracia.

Se necesitan nuevos puntos de partida. El problema fundamental sigue siendo la cuestión de las clases y del conflicto de clases.

Los teoremas que se exponen en el libro de Giddens son:

1) Los problemas de la teoría de las clases y de la interpretación del desarrollo de las sociedades avanzadas se han visto en el pasado, enturbiados por comparaciones simplistas entre sociedad tradicional y sociedad moderna. Dichas comparaciones se han expresado en topologías abstractas como feudalismo-capitalismo. Lo erróneo no ha sido la creación de esas tipologías sino su utilización como métodos interpretativos. Dos suposiciones condicionaron su aplicación: que la característica de la cualquier sociedad está determinada por su nivel tecnológico. Y que la sociedad más desarrollada económicamente ofrece una imagen de futuro

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