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Aportes del debate historiografico a las crisis del siglo XVII-Historiografia


Enviado por   •  25 de Enero de 2018  •  Resúmenes  •  5.482 Palabras (22 Páginas)  •  181 Visitas

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 “APORTES DEL DEBATE HISTORIOGRÁFICO A LA CRISIS DEL SIGLO XVII”

RESUMEN

La discusión sobre la crisis del siglo XVII se ha desarrollado en el seno de la historiografía comunista anglosajona. En una primera fase, la temática de la crisis se entrelazó con la de la transición del feudalismo al capitalismo y las varias tesis que la explican; en un segundo momento esta problemática se amplió a las demás historiografías europeas, dando lugar a un amplio debate sobre la naturaleza de las revueltas y de las revoluciones de la Edad Moderna. La última fase de la discusión desembocó en una reflexión sobre las características de la crisis desde el punto de vista de su evolución económica, social y política.

La larga discusión historiográfica ha dado lugar, a través de caminos muy intrincados, a la invención y al posterior abandono de ideas como la de “crisis general”, que han resultado fértiles pero inadmisibles. Insistir en este carácter de “general” de la crisis lleva a creer que todo el cuerpo social de los diferentes países se vio afectado por esta crisis.  

Sin embargo, todavía es posible mostrar cómo “las seis revoluciones” tienen en común algo que va más allá de propio origen en una misma coyuntura marcada por la guerra, por recurrentes carestías y por el desorden de las finanzas del Estado. En su conjunto, constituyen, a escala europea, una fase de crisis del orden monárquico y del sistema ministériat, de ampliación e interconexión de las esferas públicas nacionales, de radicalización ideológica y de polarización política.

APORTES DEL DEBATE HISTORIOGRÁFICO A LA

CRISIS DEL SIGLO XVII

La crisis del siglo XVII ha sido unos de los espejismos más perseverantes y con mayor capacidad de atracción[1].

INTRODUCCIÓN

La idea de crisis ha caracterizado la imagen del siglo XVII, no se puede dudar que estuvo marcado por reiteradas carestías y devastadoras epidemias, por frecuentes bancarrotas y una guerra interminable, un siglo de revueltas y revoluciones, ha sido una apoca caracterizada por una tristesse de larga duración como se ha referido Ruggiero Romano, razón por la cual la crisis del siglo XVII se ha convertido en el tema dominante de un siglo. En tanto puede ser considerada una construcción intelectual que tuvo sus inicios en la década del veinte y tras la Segunda Guerra Mundial, nació en el siglo XX sobre todo a partir de su segunda mitad.

La teoría sobre la existencia de una crisis general del siglo XVII tuvo más de conceptual que de empírica, movilizó el trabajo y la reflexión historiográfica de la Edad Moderna sobre la “crisis del siglo XVII de un gran número de historiadores a mediados del siglo XX. Sin embargo, desde los años 1980 ha movilizado también a muchos historiadores para negarla, en tal sentido Francesco Benigno sentenciaba en el año 1999: “la crisis del siglo XVII es hoy un tema desgastado, irremediablemente agotado y demodé”[2].

La reflexión sobre la crisis ha facilitado la intersección de diferentes perspectivas, ha brindado la posibilidad de hacer una historia comparada. Las razones de esta polarización son diversas. Por un lado, el contexto político e intelectual de la Europa de mediados del siglo XX, con un enfrentamiento entre el bloque marxista y el bloque liberal. Por ello, se intentará hacer un recorrido acerca de la forma en que el siglo XVII se ha convertido, por medio de la discusión historiográfica, en el siglo de la crisis por excelencia y cómo ha evolucionado el debate sobre la crisis del siglo XVII. La idea de la crisis es el fruto de un marco historiográfico e ideológico necesario para construir un relato que explicara el proceso que siguió la sociedad europea en el siglo XVII.

DESARROLLO

La transición y revolución en los inicios de la transición

La discusión sobre la crisis del siglo XVII, entendida como crisis y transición surgió de las discusiones que marcan el nacimiento de la historiografía marxista británica.

Como ha recordado Eric Hobsbawm, durante la primera mitad de los años treinta, en Inglaterra todavía o existía una historiografía marxista. Pero a finales de los años treinta se observan modificaciones significativas A.L. Morton, publica una historia de Inglaterra que puede considerarse el primer texto de la historiografía marxista, Christopher         Hill, empieza a difundir los trabajos soviéticos sobre la Inglaterra moderna.

El interés por el siglo XVII de las distintas tendencias de la cultura laborista, se centraba en la tradición, bastante heterogénea, de resistencia de la iglesia anglicana a la uniformidad religiosa. Para la cultura comunista en cambio, este siglo constituía el redescubrimiento del pasado revolucionario inglés. Siguiendo esta línea el partido comunista británico decidió aprovechar el tricentenario de los acontecimientos de 1640 para llevar a cabo una ofensiva intelectual que reinterpretara y revalorizara la tradición revolucionaria inglesa. Por lo que se escribieron una serie de artículos y se editó un libro dedicado a la revolución inglesa. Christopher Hill escribió la parte más importante de este trabajo. En él se ofrecía una lectura de la revolución inglesa como un duro enfrentamiento de clase en el que las nuevas fuerzas en ascenso de la burguesía mercantil e industrial intentaban acabar con el dominio de la vieja aristocracia feudal. Donde se representa al país como todavía feudal que solo a través de los cambios revolucionarios políticos había conseguido encontrar una vía para el desarrollo del capitalismo. Esta tesis evoca algunas teorías historiográficas nacidas en la Unión Soviética y consolidadas contra las posiciones de Pokrovskij, comisario bolchevique que sostenía la existencia de un largo periodo de transición del feudalismo al capitalismo que se ha caracterizado por la coexistencia de la monarquía absoluta con una clase de mercaderes capitalista en ascenso. Esta fase se definía como dictadura del capitalismo mercantil. Estas tesis que mantenían que el nacimiento del capitalismo derivaba del desarrollo de las fuerzas de producción, habían sido acusadas de reduccionismo económico y de subestimar el activo papel de la lucha de clases como agentes de transformación. Además, habían tenido una influencia importante en la cultura marxista británica, ya de por si tan propensa a ver en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII un país tempranamente capitalista siguiendo a Marx y Engels.

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