ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Breve historia del concepto de marrano durante la Inquisición española en el siglo XV

Charlie OcampoReseña16 de Mayo de 2022

2.943 Palabras (12 Páginas)167 Visitas

Página 1 de 12

Breve historia del concepto de marrano durante la Inquisición española en el siglo XV

Máximo Navarro

Escritura Argumentativa II

24 de octubre de 2022

“[…] si alguno deste linaje llega a algund lugar donde aya esta mala generacion, preguntale eres Anus, […] criptiano por fuerça, o Messumad, criptiano por voluntad. […] si responde, Anus soy, danle dadivas […]. […] si dize Mesumad, no les hablan mas.[1] Durante la segunda mitad del siglo XV la Inquisición española implicó una serie de conversiones masivas de judíos al catolicismo con el fin de acabar con la supuesta herejía que amenazaba la integridad de la sociedad española. Ante esta situación la judería mediante la profesión del catolicismo en público y la preservación y práctica del judaísmo en secreto, crea una nueva identidad ante los ojos de la Inquisición: el marrano.

El presente ensayo tiene como objetivo explicar el concepto de marrano como concepto político y unidad semántica a finales del siglo XV ante la implementación de la Inquisición española. Con base a los principios metodológicos de la historia conceptual de Reinhart Koselleck, este ensayo pretende analizar de manera sincrónica el concepto de marrano durante la segunda mitad del siglo XV bajo la lógica inquisitoria, política y religiosa del Imperio español.

Además el ensayo implementa dos condiciones de análisis extralingüístico que sirven para explicar cómo el concepto constituye una realidad grupal, en este caso la judía sefaradí, dentro de una lógica de persecución política y religiosa. La primera condición es la construcción de un nosotros versus ellos, es decir, la construcción de un antagonismo entre la identidad judía y católica bajo un proyecto de unificación política y religiosa. La segunda es una condición dual entre lo público y secreto, lo cual implica la exteriorización de una identidad católica y la preservación o internalización de una judía. Por último, el ensayo pretende cerrar con un análisis breve sobre el horizonte de expectativas y el espacio de experiencia que crea el concepto de marrano durante los inicios de la Inquisición a finales del siglo XV.

En primera instancia es importante definir breve y etimológicamente la palabra y concepto de marrano dentro del contexto medieval ibérico del siglo XV. Existen diversos orígenes de la palabra, por ejemplo, es posible que pueda provenir del árabe Mura'in que significa hipócrita o del hebreo Mar’at ‘Ayin lo cual puede traducirse como apariencia ante el ojo, lo cual hace referencia a que estas personas judías eran superficialmente católicas.[2] Sin embargo, es necesario destacar que si bien estos posibles orígenes etimológicos son importantes, no lo son del todo esenciales para comprender qué implicaba ser parte de la comunidad judía marrana en la España católica a finales del siglo XV.

Según el historiador judío inglés Cecil Roth, la utilización de la palabra marrano que adquiere la connotación de una persona que externaliza una fe e internaliza otra, mostraba el desprecio que tenía la comunidad católica española por la judía no solo durante el siglo XV, sino a lo largo de la historia medieval de la península ibérica.[3] De esta manera, es posible clasificar el concepto de marrano como un concepto netamente cristiano porque incluso ni los mismos judíos sabían que eran llamados así por sus vecinos católicos.[4]

El concepto de marrano es difícil de definir. Una definición parcial dentro del contexto de la España cristiana medieval consistía en la adhesión secreta a la fe judía y la práctica del catolicismo de manera pública.[5] Sin embargo, tal definición es simplista y corta para explicar las implicaciones políticas y religiosas expresadas en el contexto de la Inquisición española. El ser marrano podía ir mucho más allá de ser étnica y religiosamente judío. Las personas descritas como marranas no pueden ser reducidas a una dicotomía entre lo judío y lo católico, pues es posible definirlas como individuos en un estado perpetuo de cambio de acuerdo con sus interlocutores y las circunstancias sociales en las que estaban sumergidas.[6] 

Uno de los ejes centrales bajo el cual el concepto de marrano operó durante el siglo XV fue bajo la creación de un nosotros versus ellos, es decir, la creación de un enemigo común, de un antagonismo entre dos identidades dentro de un proyecto de unificación política y religiosa: la Inquisición. Si el ser marrano implicaba una identidad de cambio constante al profesar públicamente el catolicismo y secretamente el judaísmo, es posible decir operaba bajo una lógica de persecución que tenía un trasfondo político.

En vista de este intento de homogeneización y unificación político-religiosa “el objetivo de la Inquisición no era erradicar una herejía judía entre el grupo marranos, sino erradicar al grupo marrano entre los españoles.”[7] En otras palabras, el concepto de marrano operaba dentro de un contexto político en donde serlo no solo implicaba una exclusión de la comunidad española, sino la muerte y tortura a manos del Santo Oficio.

En este sentido, el concepto de marrano dentro de la Inquisición no solo adquiere una connotación del rechazo a una identidad con una intención política, sino a toda una estructura de una comunidad que operaba bajo reglas distintas dentro de la sociedad española. “Los “ghettos” [o aljamas judías, es decir, las comunidades judías autogobernadas] constituían un “Micro-Estado” dentro del propio Estado, lo que suponía una efectiva amenaza no solo para la monarquía, sino también para la Iglesia.”[8] Por esta razón, no es casualidad que como explica Netanyahu, el objetivo de la Inquisición era erradicar a la comunidad marrana dentro de la española porque representaba una estructura, un set de reglas distinto que no pertenecía a la estructura católica a la cual la mayoría de los españoles pertenecían.

Sin embargo, cabe resaltar que la creación de este antagonismo lingüístico entre un nosotros versus ellos contenía una línea difusa para identificar aquellos que eran judíos y aquellos que eran cristianos de origen marrano, es decir, de origen judío. Netanyahu argumenta que en realidad la mayoría de los marranos al inicio del establecimiento de la Inquisición no eran judíos, sino que eran católicos desvinculados del judaísmo.[9] Dicha definición del concepto implica que ante los ojos del Santo Oficio ser marrano era quien creyera en preceptos judíos, incurriera en prácticas judías o incluso siguiera una dieta judía cuando en realidad la persona podía ser católica practicante y judía en origen. Pero para la Inquisición no había distinción, el que los marranos incurrieran en prácticas judías los hacía herejes y por ende representaban una amenaza directa a la cohesión social de la sociedad española.

Con esto en mente, existen 2 conceptos a definir brevemente que pueden ayudar a profundizar más en la lógica inquisitoria, del Santo Oficio. El primero es el de converso, los conversos eran “los judíos que abandonaban su religión mosaica y recibían el bautismo, entrando en la comunidad cristiana y adquiriendo desde aquel momento no sólo un nuevo estado en su vida religiosa, sino una categoría distinta en sus relaciones sociales.”[10] Bajo esta noción, entonces es posible y necesario recalcar que el concepto de marrano y converso se solapan de cierta manera porque el ser llamado marrano implicaba que el judío había pasado por un proceso de conversión, pero al ser llamado de tal manera implicaba que no era sincero a la fe católica por su adhesión al judaísmo o a ciertos preceptos judaicos.

En contraste, el converso era el judío que había adoptado y aceptado nueva una identidad religiosa, pero como “la unidad religiosa, que era tanto como decir política, estaba seriamente amenazada en Castilla, tanto por los brotes heréticos que aparecían continuamente como por la deficiente asimilación del grupo converso,”[11] el judío y sus descendientes eran vistos con escepticismo. Por esta razón, el concepto de marrano (y también el de converso) se forma dentro de una condición extralingüística de un nosotros versus un ellos durante el siglo XV, pues perpetuaba la noción de un enemigo interno, un elemento disruptivo que representaba una amenaza para la homogeneización y unificación religiosa y cultural de España.

El segundo concepto es el de nuevo cristiano. Dicho concepto también operaba y perpetuaba la distinción entre un nosotros versus un ellos con el objetivo de excluir a la comunidad e identidad judía. El nuevo cristiano era quien recientemente había pasado por un proceso de conversión al catolicismo y era denominado así para distinguirlo del viejo cristiano[12], es decir, el resto de la sociedad española adherida a lo católico.

Lo anterior refleja un rasgo importante sobre el concepto de marrano ante la Inquisición: no era distinguido por parte de las autoridades españolas como judío o católico, sino netamente como marrano, converso o nuevo cristiano. Por lo tanto, no es casualidad que para el Santo Oficio todos estas comunidades con dichas denominaciones fuesen vistas con un pasado hereje, lo cual implica que no parecía existir un conocimiento sobre quién era judío o qué era la fe judía e incluso el islam y los musulmanes, los cuales pasaron a ser moriscos, es decir, musulmanes convertidos al catolicismo. Su historia es parcialmente similar a la de sus contrapartes judías, pues los moriscos inspiraban un miedo extraordinario entre las autoridades imperiales españolas quienes asociaban a los musulmanes con rebelión y deslealtad.[13] 

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb) pdf (121 Kb) docx (18 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com