Resumen de Donald L. Shaw: Historia de la literatura española siglo XIX

Donald L. Shaw: Historia de la literatura española siglo XIX

El verdadero punto de partida de la poesía moderna comienza con Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870). Vivió en la pobreza durante algunos años escribiendo para periódicos de segunda. Su primera obra fue Historia de los templos de España (1857), contribuyó a la formación del estilo de la prosa de Bécquer y le hizo tomar contacto con los temas de algunas de sus leyendas. La primera de ellas El caudillo de las manos rojas, apareció en 1858 y señala el comienzo del principal periodo de la producción de Bécquer que se extiende hasta 1866. En 1858 se enferma probablemente de tuberculosis. Poco después gozó de la misteriosa relación amorosa que muchos críticos han intentado relacionar con la composición de las Rimas. A finales de 1860 formó parte de la redacción del recién fundado La soledad de Ferrán, que figuran entre los principales escritos sobre la poesía de Bécquer (entre ellos sus ensayos llamados Cartas desde mi celda. Por los años 1867-1868, Bécquer que ya había escrito sus famosas Rimas aunque no se habían publicado más que unas cuantas, preparaba el manuscrito para darlas a la imprenta. Desgraciadamente, durante el pánico de la revolución de 1868, el manuscrito se perdió y el poeta se vio obligado a preparar otro, en parte de memoria. Este segundo manuscrito es el que con ligeras adiciones y variaciones, constituye la base para las ediciones modernas. Falleció a los 34 años.

La renovación poética empezó a finales de los años ’50 con la fusión de la poesía de inspiración popular (Trueba) y la corriente influenciada por la lírica germánica (Selgas). Bécquer se adhirió a esta corriente renovadora desde la publicación en 1859 de la primera de sus Rimas (XIII, tu pupila azul), a pesar de que este concreto poema fuera una imitación de Byron. Aunque su poesía revela a menudo supervivencias anacrónicas  de elementos prerrománticos, su importancia reside en que forma un cuerpo compacto bajo una orientación fija y en que continúa conscientemente las tradiciones de la escuela sevillana.

La poesía de Bécquer sugiere que no nace de las ideas, sino de un misterioso proceso creador más semejante a una visión que se sitúa debajo del nivel de pensamiento consciente y aun de coordinación lógica (genio creador). Lo que condiciona esta acumulación de material poético no es la reflexión sino las emociones, la poesía es el sentimiento. Observamos el contraste no solamente con la poesía de ideas de mitad de siglo sino también con el estilo poético del romanticismo. Escribe desde las emociones una vez finalizado el proceso interno. Bécquer se enfrenta con el problema esencial del poeta: las limitaciones del lenguaje.

Las Rimas fueron reunidas por los amigos del poeta que prepararon la edición póstuma en un orden que el poeta no había propuesto taxativamente. Gerardo Diego ha argumentado que la ordenación corresponde a cuatro temas básicos:

• I a XI: atañen a la poesía y al poeta
• XII a XXIX: el amor en su fase ascendente y esperanzada.
• XXX a LI: tristeza y desilusión
• LII a LXXXIX: soledad y desesperación

Rica Brown, el mejor biógrafo de Bécquer, sostiene otra ordenación:

• Primero: la mujer, las alegrías, las tristezas del amor, el papel de la mujer en la inspiración poética
• Segundo: el destino final del hombre y los temas relacionados con éste. Este último une a Bécquer con el legado romántico del desasosiego espiritual.

 El grupo más original para Shaw es el dedicado a la poesía y al mismo creador como símbolo romántico. El genio tiene atributos femeninos y así, los temas del amor, la poesía y la mujer son esencialmente inseparables. Pero aún se puede hacer una distinción entre aquellas rimas en las que el amor está considerado de un modo semi-platónico, como esencia indefinible de todas las coas y aquellas en que puede haber una referencia directa a la propia experiencia emocional del poeta.

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