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Colegio Vizcaínas


Enviado por   •  18 de Marzo de 2015  •  4.119 Palabras (17 Páginas)  •  270 Visitas

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LA JUNTA DIRECTIVA DEL COLEGIO DE LAS VIZCAÍNAS. BENEFACTORES SOCIALES Y POLÍTICOS. 1910-1920

LIC. MARÍA ELENA HERNÁNDEZ ORTIZ

A. INTRODUCCIÓN

A

lo largo del tiempo, los diferentes estudios historiográficos han tomado en cuenta la existencia de personajes que han sido o no protagonistas de los mismos. Es decir, se toman en cuenta hombres y mujeres como actores sociales de un proceso histórico. Sin embargo, en muchas de las ocasiones solamente se nombran para dar una referencia del hecho histórico a trabajar y han dejado de lado las visiones de estos seres humanos. En otro de los casos, han construido una historia de bronce en la que se ha permitido enarbolar a ciertos personajes, muchas de las veces, los que han resultado triunfadores y han estado cargados de excesos inexistentes.

Lo anterior se ha traducido por diversos autores en una carencia de historia social, la cual fue retomada a partir de la década de los años 70 del siglo XX. Por eso parece importante retomar conceptos que ayudarán a entender a los personajes que formaron parte del acontecer histórico planteado en este artículo como objeto de estudio, personajes que influyen directamente en un momento definido, dentro de una institución específica que atravesaba por conflictos económicos y de intereses durante la segunda década del siglo XX.

B. OBJETIVOS

El objetivo de este artículo será intentar ubicar a todos los personajes que intervinieron durante la crisis que vivió esta institución dentro de una jerarquía social, además de intentar tejer una red social que se haya establecido dentro de estos mismos personajes.

Situando nuestro objeto de estudio, se ha partido de la premisa de que las personas que dedicaron su tiempo y esfuerzo para la contribución de prestamos y donativos que sirvieran para mantener en pie una institución, son gentes con recursos económicos suficientes y/o con relaciones de poder capaces de influir en decisiones tan adversas, como el apoyo económico en una época de escases monetaria. Insistiendo en el hecho, esta sería una primera hipótesis: ¿Es verdad que estas gentes ocupaban este tipo de categoría social?, o ¿Es verdad que, ya en esta época, las relaciones de nepotismo podían ayudar a una institución de beneficencia?

C. RASGOS GENERALES

Paz, orden y progreso es el programa que se siguió durante la época del General Porfirio Díaz. El país necesitaba una época de restablecimiento, sobre todo económico, y a ello se dedicó el nuevo régimen. Los cambios económicos se dieron debido a que la agricultura renació, se extendió el comercio y la industria y el crédito nacional se fue afirmando. Comienza para México una era de intensa prosperidad material, que se manifestaba dentro del Colegio de la Paz.

La revolución mexicana es variable y compleja en su organización y desarrollo. Surge como una protesta eminentemente contra el régimen porfiriano, pero sus partícipes le imprimieron huellas de sus ideas, intereses y aspiraciones.

En 1910, Porfirio Díaz se hizo reelegir presidente de México por sexta vez consecutiva. Casi treinta años de un poder en aumento hablaba de una fuerza incontestable y de una debilidad inminente. Parecía que nadie sería capaz de discutir el porfiriato, mucho menos de sustituirlo. Dos años antes, en 1908, dentro de la entrevista Díaz- Creelman, este último se explicaba como el último de los hombres necesarios en la historia de México.

Una vez publicado el libro de Francisco I. Madero en 1908, llamado La sucesión presidencial, se observó que la premisa de que nadie cuestionaría el devenir del porfiriato no era para siempre, pues en este libro, Madero toma en cuenta la perspectiva social, concluyendo que el pueblo mexicano estaba apto para la democracia, por lo que invitaba a organizarse en partidos para iniciar una autentica vida social. Este era el único modo de garantizar la verdadera paz y la continuidad de la obra sin peligros como los que acechaban entonces al país, pues las instituciones serían inmortales.

Desde la cárcel, Madero observó el proceso electoral. Al no estar conforme con el resultado, esperó a salir de la cárcel para cruzar la frontera con Estados Unidos. La revolución se perfilaba, pues Madero se encontraba formulando su plan revolucionario. En él se denunciaba el fraude electoral, se desconocían los poderes constituidos y se proclamaba presidente de manera provisional. Su lema era “Sufragio Efectivo, no reelección”. La historia lenta del México Porfiriano adquiría ahora una aceleración insospechada. Viejas carencias cobraban importancia, como el problema de la tierra.

Para Madero, el camino verdadero era la ley y sólo por sus cauces deberían encontrar solución los grandes problemas nacionales. Ahora todo debería de hacerse por el derecho: aún las más urgentes necesidades como eran las de la tierra. Madero se caracterizó por encabezar un gobierno democrático pero poco identificado con las clases marginadas, lo cual provocaría varios alzamientos armados entre los que destacan los del campesino Emiliano Zapata y la rebelión de Pascual Orozco. Para combatir los levantamientos eligió al general Victoriano Huerta, quien no logró controlar al primero, pero derrotó definitivamente al segundo. Huerta en 1913, conspiró con Félix Díaz (sobrino del ex presidente) y con Henry Lane Wilson (embajador de los Estados Unidos) para derrocar a Madero en un golpe de estado al que se le conoce como La Decena Trágica. El 22 de febrero de 1913, tras haber sido obligado a firmar su renuncia y pese a la promesa de los golpistas de respetar su vida y facilitar su exilio a la isla de Cuba, Madero y el vicepresidente José María Pino Suarez fueron ejecutados a un costado de la penitenciaría de la Ciudad de México, conocida años después como el Palacio de Lecumberri.

Carranza como caudillo, encabezó una lucha para restaurar el orden constitucional roto por el cuartelazo huertista. Este político tenía un agudo instinto político. Disolvió la maquinaria militar heredada del porfiriato y se empeñó en consolidar un gobierno poderoso que a su tiempo hiciera posible las transformaciones sociales y económicas necesarias. Sostenía que sólo la unidad revolucionaria podría resistir a las presiones del extranjero y exigir respeto a la soberanía nacional .

Hace más de una década el historiador norteamericano John Womack escribió acerca de la necesidad de estudiar el comportamiento de la economía durante los años de la lucha armada, para lo cual sugirió nuevas líneas de investigación, además de destacar en su artículo, varios de los argumentos y explicaciones de las facciones triunfantes, las cuales fueron difundidos por las siguientes generaciones en la construcción de la historia oficial. Reconocido es este trabajo que se ha convertido en una referencia obligada para los estudios del periodo, pero la sugerencia ha sido poco atendida.

En el imaginario popular sobre la guerra revolucionaria predomina el reconocimiento a los hombres que lucharon entonces, y se acepta la devastación y quiebra generalizada que resultó de aquella década de levantamientos y guerras. La muerte en los campos de batallas y los fusilamientos, el secuestro de bienes, los préstamos forzosos, el decomiso de cosechas, son algunas de las descripciones más comunes, las cuales se acompañan a otras muchas sobre la quema de las propiedades a “los enemigos de la revolución”, que han sido denunciadas por ellos mismos, para acusar a la facción carrancista. Se explica también, el porqué todos esos obligaron a los gobiernos post-revolucionarios a poner en práctica la reconstrucción del aparato productivo, sobre nuevos cauces. Numerosos testimonios de aquellos contemporáneos y la rica historiografía política sobre el periodo así lo confirman. Los recuentos y análisis son difíciles de desechar, pero se desconfía de su aprobación íntegra.

Las abundantes imágenes contrastan con las aportaciones recientes que muestran el crecimiento que hubo en varios sectores económicos . Así ocurrió en la industria textil y alimentos, entre otros , los cuales continuaron abasteciendo el mercado interno y registraron incrementos importantes en diversas zonas del país. Al lado de ese desarrollo, se ha comprobado la apertura y explotación de los pozos petroleros en la franja del Golfo de México, cuya regular exportación fue pilar en una balanza comercial favorable a lo largo de la década, a pesar de la constante baja en los volúmenes de las exportaciones e importaciones, sobre todo durante los años de la Primera Guerra Mundial .

En ese sentido, aparece en primer plano la dispersión y quiebra del sistema financiero y del monetario. Es decir, una Tesorería debilitada por el peso de un creciente gasto militar y las dificultades para recaudar los impuestos, en vista de la fragmentación del territorio por los diversos ejércitos. En forma paralela, durante estos años, se multiplicaron los desajustes en el sistema crediticio, como fueron, entre otros, el cierre progresivo de este servicio por parte de los bancos y el recurso abusivo de la emisión de billetes, con el objeto de no paralizar la actividad mercantil y poder proporcionar recursos a la dictadura huertista. Esto último, es decir la capacidad para imprimir papel moneda, fue adoptando también por los diversos ejércitos revolucionarios, lo que se tradujo en la disolución del sistema de pagos, además de la inflación y depreciación que agobiaron al gobierno de Carranza en sus primeros años, junto con reclamos por hambruna.

La descripción de esas expresiones de quiebra fiscal y desintegración monetaria, ha sido motivo de atención reciente, entre economistas e historiadores . Pero el examen de esos fenómenos y sus primeras explicaciones fueron obra de destacados colaboradores de Venustiano Carranza, como fue el caso de Luis Cabrera o Rafael Nieto, secretario y subsecretario de Hacienda, de Antonio Manero y de Alberto J. Pani, quienes fueron responsables de varios de los organismos públicos que iniciaron la reforma hacendaria y monetaria en ese periodo.

Entre las principales tesis y argumentos elaboradas por los testigos y estudiosos, destacan algunas de las que a continuación se describen, y que podrían formar parte de las hipótesis:

a) Los primeros desajustes en el sistema financiero, se originaron durante los últimos años del régimen porfirista en el sector bancario, ya que según Antonio Manero “la casi totalidad de los bancos de emisión estaban ya en 1908 funcionando sobre bases inestables, ya que sus capitales eran en muchos casos ficticios” .

b) El régimen de Huerta fue principal responsable de la quiebra financiera durante los años de la revolución, en tanto que los carrancistas fueron los artífices de la reordenación del sistema público y privado. Sobre lo que precisó Manero que “al adueñarse violenta y alevosamente del poder, el General Huerta tuvo que enfrentarse a una difícil situación financiera, necesitando urgentemente de fondos para su administración y sobre todo para combatir a las fuerzas populares que siguieron al Gobernador de Coahuila don Venustiano Carranza, en defensa de la legalidad… ”.

c) Entre las erráticas y nocivas políticas financieras del huertismo, se destaca la complicidad que se estableció entre este gobierno y los bancos, que provocó la desintegración del sistema de emisión fiduciaria al violarse el equilibrio establecido por la ley bancaria de 1897. Manero nos recuera, que Huerta forzó “… a los bancos […] mediante un procedimiento nuevo que consistió en aumentar la circulación de los billetes de los bancos…”. Y más adelante que el resultado fue que “… sobre la circulación ya inflada de los bancos, se pusieron en circulación adicional &63`600.000, prácticamente sin garantía, ni reservas de ninguna especie, haciendo de todo punto imposible su redención (de los billetes) ”.

d) La facultad de emisión de papel moneda ordenada por los ejércitos afines al constitucionalismo se justificó por la imposibilidad de obtener fondos por otras vías. Alternativa que se consideró había evitado el endeudamiento que hubiera sido muy costoso para el país. Punto de vista que fue difundido por el propio Carranza en su informe al congreso en enero de 1916, al señalar que la opción del papel moneda

No obstante las desventajas que en lo futuro pudieran traer, presentaban sin embargo, como procedimientos revolucionarios, la ventaja de ser más justa distribución de préstamos entre los habitantes de las regiones ocupadas por los ejércitos revolucionarios, al mismo tiempo que nos permitían no esta atendido ningún caso a préstamos particulares que habrían influido desfavorablemente en la marcha de la Revolución .

e) La mayoría de los problemas de carestía de los precios, especulación de alimentos y hambrunas que se sucedieron al terminar la etapa armada, son vistas como una respuesta de los “enemigos del nuevo régimen” a la emisión del gobierno carrancista conocida como INFALSIFICABLES, a los cuales comentaban que “el papel moneda corriente se halla cada día mas depreciado, únicamente porque está emitido, sin garantía alguna, por el propio Gobierno, siendo la natural consecuencia que todo el comercio en general, no los Bancos solamente, lo deprecien y depriman por saber que es un dinero ficticio expuesto además a que el Gobierno lo nulifique el día menos pensado como hizo con el llamado VERACRUZ, y también es un hecho que cada comerciante se ha defendido y aún se ha aprovechado en lo posible de la misma depreciación ”

La historia de las múltiples emisiones de moneda se da de 1913 a 1916 cuando Venustiano Carranza acudió a este sistema para financiar los gastos de la lucha armada. Cada emisión tendió a consolidar la deuda interna. Carranza prometía redimir el valor de los billetes. En el decreto del 26 de abril de 1913, articulo 9º decía: tan pronto como quede restablecido el orden constitucional… [por medio] de leyes que fijen el modo y los plazos en que deben ser totalmente pagados.

La primera emisión fue decretada el 26 de abril de 1913 con el nombre de “Monclova” y ascendió a 5 millones de pesos. La segunda fue “Ejercito Constitucionalista” y surgió de los decretos de Hermosillo y Culiacán entre diciembre de 1913 y febrero de 1914, cuya suma fue de 25 millones de pesos y eran más conocidos por coloraditos debido a su color. La tercera emisión fue llamada “Gobierno Provisional en la Ciudad de México” decretado el 19 de septiembre de 1914 y sumó cerca de 43 millones de pesos. Esta última fue ampliada en Veracruz el 3 de febrero de 1915 con el nombre de “Gobierno Provisional en Veracruz” y alcanzó un total de 600 millones de pesos. La ultima y quinta emisión fue la del “Infalsificable” el 3 de abril de 1916 y ascendió a 540 millones de pesos.

1) FECHA DEL ESTUDIO

La importancia del estudio del periodo que abarca de 1910 a 1920 será observar las continuidades y rupturas de una sociedad de clases que se habían creado o afianzado durante el porfiriato. Muchos de los casos, familias enteras e instituciones que llevaban la bandera de apoyo total al antiguo gobierno o que se encontraban conformes con la manera de administrar al país, pues habían logrado obtener apoyos económicos, políticos y sociales, una vez concluido este, lograron sobrevivir a la etapa posrevolucionaria y se reorganizó frente a un gobierno constitucionalista .

D. HISTORIA DEL SUJETO O DEL GRUPO

El Colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaínas, es un establecimiento fundado en 1732 por españoles vascos, originarios del Señorío de Vizcaya, de las provincias de Guipúzcoa y Álava y del Reino de Navarra, residentes en México y asociados a una congregación, bajo el nombre de Cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, con la intención de instruir y alimentar a doncellas pobres y viudas desvalidas, de origen vascongado preferentemente: a las hijas, nietas o descendientes de ulterior grado de los originarios, naturales, y habitantes de los Reinos de España y de Indias; a los que los bienhechores designaren en sus dotaciones, en quienes concurriesen en las calidades de no ser ilegitimas, ni indias, ni mestizas, mulatas o negras, y a cuantas pudieran vivir dentro de sus muros, que asegurasen a satisfacción, cuando menos diez pesos mensuales para alimentos y que tuviesen las calidades indicadas.

El colegio fue laico, por lo que quedó eximido de la jurisdicción de la Iglesia, por lo referente a su administración y gobierno económico. El rey Carlos, por Real Cédula de 1º de Septiembre de 1753 aceptó el Protectorado del colegio y aprobó sus constituciones; y la Bula del Papa Clemente XIII, el 3 de febrero de 1765, confirmó las concesiones y privilegios antes mencionados.

La Mesa Directiva de la Cofradía de Aránzazu ejerció el Patronato temporal y el Gobierno del Colegio hasta la época en que la Legislación Mexicana, extinguió las cofradías. Como consecuencia, la Suprema Orden del Gobierno de la República de 6 de enero de 1861 declaró que el Patronato sobre la Institución pasaba a la nación y nombró una Junta Directiva compuesta de cinco vocales para que ejerciera las mismas atribuciones que correspondían a la Cofradía y con la misma independencia que ésta.

Durante el porfiriato, el colegio logró una estabilidad económica y educativa, pues se contaba con un subsidio de $12,000.00 en 1878 y un año después se incrementó a $15,000.00 y finalmente fue de $18,000.00, pues el gobierno consideraba que este apoyo no representaba sino una parte ínfima de los intereses que en justicia corresponden a una institución que nunca fue ni pudo ser comprendida en las leyes que desamortizaron los bienes eclesiásticos, pues jamás tuvo el carácter de éstos, ni el Clero intervino de modo alguno en su gobierno y administración. En el plano educativo, durante este periodo, se observó una plena disposición para dotar al colegio de los mejores profesores, libros educativos y reformas implantadas que favorecían a las alumnas. Se seguía la política de afrancesamiento hasta en la educación.

Como bien se sabe, existieron capas de la sociedad en las que se dejaron resentir la pobreza. Por ello, resulta más que evidente la buena imagen que el colegio ofrecía al gobierno porfirista pues, el subsidio que se le otorgaba al colegio, permitía que las dificultades económicas resentidas al interior fueran menores, pues ese apoyo era utilizado para la manutención de las alumnas y el mantenimiento del edificio.

Cuando estalla la Revolución Mexicana, el régimen maderista siguió subsidiando al colegio pagando $50,000.00 anuales. Para 1913, la prosperidad y tranquilidad que había gozado la institución vizcaína, gracias al subsidio gubernamental, se vieron truncadas por la revolución y por largo tiempo sería la inestabilidad su característica más sobresaliente.

La Suprema Orden de 27 de enero de 1912, elevó a nueve el número de vocales de la Junta Directiva, nombró los cuatro nuevos integrantes y determinó que en lo sucesivo, la misma Junta con mayoría de votos, y con absoluta independencia del Gobierno, nombrara los vocales que llenaran las vacantes temporales o definitivas que ocurran.

De 1915 a 1919, el colegio, así como muchas otras instituciones, atravesó por una grave situación económica debido a las irregularidades de la moneda. En este momento, muchos de los deudores que tenía el colegio acudieron a liquidar las obligaciones contraídas, llegando el colegio a perder más de $60,000.00 en un día. Al notar lo sucedido, el colegio se vio obligado a pedir a los deudores que no pagaran en ese momento, debido a que el dinero perdía su valor de un día para otro.

En el sector educativo y económico del colegio, se tuvo que recurrir a los miembros de la Junta Directiva para solicitar su apoyo con el fin de lograr sostener esta fábrica material. Ellos a su vez, recurrieron a todas las instancias y realizaron varios eventos para recaudar fondos. Dentro del colegio se realizaron reformas, tanto en el plano educativo como laboral, pues se implantaron economías dentro de los gastos mensuales de la institución, tales como la anulación de las suscripciones al Mundo Ilustrado, Semana Ilustrada y a la Semana de Ilustración Española. Se suprimieron los gastos de lavado de ropa, alumbrado y servidumbre. Se redujeron los sueldos del profesorado y cuerpo directivo, la comida proporcionada a las internas y la supresión de pensiones a todas aquellas niñas que debieran más de dos meses.

En 1919 el presidente del patronado, D. Pedro Lascuráin, trató de defender al colegio para que el gobierno no se metiera en el manejo de sus bienes, al no haber acatado la Ley de Beneficencia de 1904, la cual consistía en vigilar las instituciones de Beneficencia Privada y en caso necesario, intervenir en la administración de las mismas.

E. CONCLUSIONES

Tomando en cuenta que una sociedad de clases la conforman un grupo de personas que comparten la misma posición en el sistema económico, la posibilidad de contraer nexos y/o redes sociales se realiza de manera más fácil. Esto con el fin de crear lazos que puedan en un momento dado permitir la movilidad y la vinculación en otras instituciones.

Si en las ciudades nos resulta fácil encontrarnos con personas de diferentes clases sociales, dentro del colegio se observan personas que conforman una misma clase social pero con diferentes profesiones y actividades. Ejemplo de ello fueron los miembros de la Junta Directiva, quien con una trayectoria en el comercio, la industria, la medicina y otras actividades, otorgaron una cantidad considerable para el sostenimiento de la institución vizcaína. El urbanismo nos revelará los movimientos sociales, los cuales llevarán consigo la movilidad del apego a los lugares, pues mientras los ricos podrán abrir sus espacios sin mayor problema, los populares arrastrarán los moldes y lo cotidiano que conllevan de manera innata.

Al revisar las biografías de las personas que participaron en la colecta para salvar al colegio, encontramos que son individuos con algún oficio dentro del gobierno, lo que nos indica que, como antes fue mencionado, los fuertes lazos que se tuvieron en el porfiriato y después en el gobierno posrevolucionario, permitieron que estos tuvieran medios suficientes propios para poder cooperar con tan digna causa.

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DOCUMENTOS

Archivo Histórico del Colegio de las Vizcaínas. Fondo Real Colegio de San Ignacio de Loyola.

 Estante 1, Tabla III, Volumen 14

 Estante 1, Tabla III, Volumen 15

 Estante 1, Tabla III, Volumen 16

 Estante 1, Tabla III, Volumen 17

 Estante 1, Tabla III, Volumen 18

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