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Comerci Internacional

592862020 de Agosto de 2013

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Evolución histórica del comercio internacional, del siglo XV al XX

Existen importantes nexos entre el comercio exterior, el comercio internacional, el mercado mundial y el desarrollo del modo de producción capitalista; proceso al que se asocian los fenómenos anteriores en su devenir histórico. Ello se puede constatar si se analiza al desenvolvimiento histórico del capitalismo y el rol del comercio en el mismo.

Los regímenes económico-sociales precapitalistas se desarrollaban sobre la base de la reproducción simple. En ellos predominaba la economía natural y el mercado estaba débilmente desarrollado, el intercambio se realizaba sólo con una parte insignificante de la producción. La mayor parte de la producción era consumida dentro de la propia economía.

En esta etapa del desarrollo del capitalismo, llamada de acumulación originaria del capital, o de preparación del modo de producción capitalista la ley económica fundamental era la repetición del proceso de producción en las mismas proporciones, puesto que el producto adicional iba totalmente para el consumo personal de las clases dominantes.

Existía en esa época un nivel insuficiente de desarrollo de la producción mercantil, un pobre nivel de desarrollo de las fuerzas productivas que no contribuía al establecimiento de una división internacional del trabajo y una reducida esfera de circulación internacional de las mercancías, formada por unas pocas ciudades (importantes centros comerciales de aquella época). Por consiguiente, el comercio internacional en ese periodo tenía un carácter embrionario.

Con los grandes descubrimientos geográficos del siglo XV, la actividad comercial internacional recibe un gran impulso, lo que se reflejó en el establecimiento de vínculos comerciales entre las potencias europeas devenidas en colonialistas con sus territorios de ultramar.

A medida que avanzaban la colonización de América y la ocupación de nuevas colonias en Asia, nuevos países eran incorporados al comercio exterior; se aceleraron considerablemente por esta vía los vínculos comerciales, lo cual posibilitó el surgimiento y posterior consolidación del comercio internacional y del mercado mundial.

La particularidad característica del mercado mundial y del comercio exterior en este periodo era el lugar predominante del capital de los comerciantes, que intervenía en calidad de intermediario en el proceso de circulación de las mercancías.

Esta etapa fue escenario de un fuerte proteccionismo comercial asociado con el mercantilismo, y se caracterizó por un intercambio bastante limitado de mercancías tanto en lo que respecta a las cantidades como con el surtido. En los primeros tiempos predominaban los artículos exóticos y de lujo para la aristocracia feudal y posteriormente fueron incorporadosmetales preciosos, las especias, los tejidos, algunas materias primas como productos alimenticios.

Así, los intercambios establecidos entre los países en esos años, reflejaron que existían diferencias apreciables en las formas de inserción de las naciones al naciente mercado mundial, derivadas de tipos y niveles -distintos de desarrollo de las fuerzas productivas.

España y Portugal, iniciadores de la ola de descubrimientos y colonización de nuevos territorios ocuparon los primeros lugares en el comercio mundial y el monopolio que ejercían sobre las nuevas vías marítimas durante cerca de cien años. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, su importancia en el comercio mundial comenzó a disminuir, como consecuencia del debilitamiento de la industria manufacturera y de la agricultura de ambos países.

En Inglaterra y Holanda, donde habían tenido lugar las revoluciones burguesas que acabaron con el feudalismo, la industria manufacturera aumentó considerablemente. España y Portugal compraban artículos de las industrias manufactureras inglesa y holandesa, sin desarrollar en sus propios países esas producciones, y pagaban por ellas oro y plata. De esta manera, los metales preciosos que afluían de América a España y Portugal eran dirigidos a Holanda e Inglaterra en pago de mercancías. Ello contribuía a un rápido crecimiento de la industria, de la agricultura y, principalmente del comercio exterior de esos dos últimos países, los cuales fueron desplazando de manera paulatina a España y Portugal de sus posiciones en el Nuevo Mundo y otras regiones.

Ya a finales del siglo XVII Holanda cedió la delantera a Inglaterra, donde el capitalismo penetraba cada vez más en todas las esferas de la vida económica del país. El ensanchamiento de los dominios coloniales de Inglaterra y el desarrollo de la industria capitalista crearon la base para el aumento de su comercio exterior. También por esa época Francia comenzó a apoderarse de colonias y se incorporó más activamente al comercio mundial.

De modo paralelo, los territorios de América, algunos enclaves de Asia y casi toda la costa de África se convirtieron en fuentes importantes de suministro de metales preciosos y materias primas a las metrópolis europeas; subordinaban su comercio de importación a las necesidades de los emigrantes europeos (tejidos de lana, mercería, productos metálicos, instrumentos agrícolas y artículos de uso doméstico).

También adquirió gran relevancia el comercio de esclavos efectuado por algunos países europeos, el cual amplió sus proporciones en el siglo XVII, cuando en el Nuevo Mundo se extendieron las plantaciones basadas en el trabajo de negros esclavos provenientes de África. Este tipo de comercio se practicó igualmente en el sudeste asiático. Ello condicionó que esos territorios se convirtieran, además, en fuente de mano de obra esclava para otras partes del mundo.

El desarrollo de las fuerzas productivas, que sirve de marco a todo este periodo, no sólo contribuyó a que las relaciones capitalistas de producción se fueran consolidando progresivamente hasta que triunfaran de modo definitivo a comienzos del siglo XIX, sino que también fueron delineando los rasgos de una división internacional capitalista del trabajo, elemento de singular importancia para el ulterior desarrollo del comercio internacional.

Al capitalismo premonopolista le corresponde el predominio del capital industrial, el cual sustituye al capital comercial como elemento dinamizador de la actividad económica. Al mismo tiempo, se aprecia un progresivo proceso de conformación de la base técnico-material propia del sistema: surge la fábrica capitalista.

En esta fase el comercio exterior transita por dos etapas fundamentales. La primera incluye el periodo comprendido entre la Revolución Industrial en Inglaterra (fines del siglo XVIII y mediados del siglo XIX), cuando el comercio internacional adquiere rasgos totalmente desarrollados. Lo característico de este lapso fue el triunfo de la gran industria mecánica en Inglaterra y la conquista de la hegemonía industrial y comercial por este país.

En el mercado mundial, el rol decisivo comienza a desempeñarlo el capital industrial, que subordina al capital comercial. La exportación artículos de la gran industria capitalista de Inglaterra y la importación materias primas y víveres por la misma se convierten en la base de la circulación internacional de mercancías.

La segunda etapa se enmarca entre el 1860 y 1870, cuando se consolida de manera definitiva el rol dominante del capital industrial en la vida económica de los principales países capitalistas, sobre todo en Estada Unidos, así como Alemania, cuyas industrias alcanzaban ya a las de Inglaterra por su nivel de desarrollo.

Con el auge de la gran industria mecánica, el proceso de transformación de las colonias en mercados de venta y fuentes de materias primas para la industria europea se aceleró de manera extraordinaria Similar rol comenzaron a desempeñar también los Estados, formalmente independientes de América Latina y de Asia que, a consecuencia de su atraso económico, se subordinaron a los intereses de los países industrialmente desarrollados.

En definitiva, el resultado de este proceso fue que esos países se fuera transformando poco a poco en apéndices de materias primas agrícolas de los Estados europeos industrialmente desarrollados.

Durante el capitalismo premonopolista, la circulación mundial de mercancías se incrementó considerablemente. En el comercio mundial ocupaban las principales posiciones Francia, Estados Unidos y Alemania, y muy por delante de todos ellos marchaba Inglaterra. Sin embargo, desde mediado del siglo XIX, la posición monopolista de Inglaterra en el mercado mundial comenzó a verse amenazada por otros países. Aunque mantenía el primer puesto en la producción mundial de tejidos de algodón y artículos de hierro, Inglaterra experimentó una seria competencia en estas mercancías por parte de Alemania y Estados Unidos.

Bajo la influencia del incremento de la producción industrial de los principales países capitalistas, la estructura del comercio mundial sufrió cambios mucho más esenciales, en virtud de lo cual se elevó bruscamente la demanda de materias primas y víveres. Los países coloniales y dependientes elevaron la producción de mercancías agrícolas y de materias primas minerales, y especializaron su producción para la exportación, además de aumentar al mismo tiempo la importación de artículos industriales de los países desarrollados; mientras en la estructura de exportación de los principales países capitalistas los artículos industriales acabados comenzaron a tener cada vez mayor importancia.

Un factor importante del incremento del comercio mundial en este periodo fue la revolución en los medios de transporte y las comunicaciones.

Se produce, igualmente, un cambio

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