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Conflicto Tibet-china

EniaM9 de Abril de 2013

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INDICE

PARTE I

Antecedentes………………………………………………………………..3

Posición gobierno en el exilio…………………………………...............4

Propuestas para la solución del conflicto……………………………...5

Estrategias de acción y apoyo externo………………………………….7

Conclusión……………………………………………………………………9

PARTE II

Antecedentes……………………………………………………………….10

Posición del gobierno central……………………………………………11

Visión del conflicto…………………………………………………………13

Las acciones del Dalai lama……………………………………………...14

Situación del Tíbet antes y después……………………………………15

Acciones económicas y políticas……………………………………….16

Intervención del exterior………………………………………………….18

Conclusión…………………………………………………………………..19

Análisis personal (individual)……………………………………………20

Bibliografía………………………………………………………………….22

ANTECEDENTES

El Tíbet es una región china ubicada en el suroeste de ese país y que tiene fronteras con India, Nepal, Bután y Birmania. Un movimiento separatista impulsado desde el exilio por el Dalai Lama, pretende lograr su independencia de China, desde 1959.

En su expansión por la región euroasiática los mongoles conquistaron Tíbet en el siglo XIII. Sin embargo, debido al respeto que dicho pueblo profesaba por la religión budista (la religión de Tíbet), ofrecieron a los tibetanos protección militar a cambio de guía espiritual. De esta manera se entiende que estando China también bajo control mongol se considerara a Tíbet como territorio chino. De hecho, parte importante de la argumentación china sobre la propiedad de Tíbet se basa en lo anterior. Sin embargo, acontecimientos posteriores pueden discutirlo. A la caída del imperio mongol, enfrentamientos múltiples ocurrieron entre las potencias principales por el dominio de la región antes controlada por ellos, Rusia y China (ahora gobernada por la dinastía Ming) fueron algunas de las más importantes. Por su ubicación geográfica Tíbet se convirtió en el objetivo estratégico de la mayoría de ellas. Dichas potencias creían que aquella que lograra controlar Tíbet se abriría el paso al resto de la región fácilmente. Finalmente, la dinastía Quing (sucesora de la dinastía Ming) logró ocupar Tíbet en 1720, aprovechándose del asesinato del Dalai Lama de entonces. Sin embargo, su decadencia debilitó también paulatinamente su dominio sobre Tíbet. Lo anterior, sumado a la incursión de Gran Bretaña en la región (alrededor de 1904), le concedió una independencia de facto a Tíbet (similar a la que gozó mientras la dinastía Ming gobernó China). A la caída de la dinastía Quing el recién formado Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) estableció la República China en 1912. De esta manera, el 21 de abril de dicho año, el presidente Yuan Shih-kai declaró provincia china a Tíbet y envío una expedición para subyugarlo. Tíbet se resistió y declaró su independencia en 1913. Si bien, inicialmente el Gobierno británico se negó a aceptar la posibilidad de la absorción china del Tíbet, decidió organizar una reunión tripartita (Gran Bretaña-Tíbet-China) para negociar la solución y evitar que los disturbios alcanzaran la frontera con India (colonia británica entonces). No obstante lo anterior, el Gobierno chino no firmó el convenio emanado de dichas reuniones, posiblemente debido a que las restricciones con las que se aceptaba la soberanía china sobre Tíbet no le satisfacían. En los años siguientes la relación entre China y Tíbet fue muy inestable.

Un año después del establecimiento de la República Popular China, el 7 de octubre de 1950, las tropas chinas invadieron Tíbet. Los argumentos utilizados por el Gobierno chino para “justificar” su invasión sobre Tíbet son diversos e inconsistentes. En este sentido, el primer argumento público sostenía que las fuerzas chinas entraron en Tíbet para liberarlo de la opresión imperialista (según China, Tíbet era una especie de sociedad feudal) y consolidar la defensa de la frontera china occidental. Finalmente China aseguró que Tíbet es parte inalienable del territorio chino desde que fue incorporado por la dinastía Yuan (los mongoles) a mediados del siglo XIII.

POSICIÓN DESDE EL GOBIERNO EN EL EXILIO

La posición constante de el Dalai Lama acerca de la cuestión del Tíbet, el dice que debe ser resuelto pacíficamente mediante el diálogo con el mejor interés del pueblo tibetano. El Dalai Lama ya ha emprendido diálogos con comandantes chinos en Lhasa desde 1951, inmediatamente después de que China invadió el Tíbet, se entrevistó con Mao Zedong en 1954, con el fin de evitar el enfrentamiento y el derramamiento de sangre. Tras su huida a la India durante la sangrienta represión del levantamiento nacional tibetano de 1959, Su Santidad continuo con una solución negociada y pacífica, pero en los años de reformas radicales comunista y la llamada Revolución Cultural, los dirigentes chinos no estaba en estado de ánimo para el diálogo.

El problema de Tíbet no se trata del regreso y la situación personal del Dalai Lama, es sobre el problema de los derechos y libertades de seis millones de tibetanos en Tíbet, y sabemos que este asunto sólo puede resolverse mediante negociaciones, pero las declaraciones del gobierno chino crean confusión al sugerir que éste siempre está dispuesto a negociar, pero que los tibetanos no lo están. Una declaración como ésta, realizada el 25 de agosto de 1993 por el vocero del Ministerio Chino de Relaciones Exteriores, repite la posición transmitida por el Sr. Deng Xiaoping en 1979, principalmente que "exceptuando la independencia de Tíbet, cualquier otra consulta puede ser negociada". La declaración también afirma que "la puerta hacia las negociaciones permanece ampliamente abierta".

En los últimos 14 años desde que se estableció esta posición, no sólo se ha declarado el deseo por el Dalai Lama de entrar en negociaciones, sino también hizo una serie de proposiciones que yacen claramente en el marco de negociaciones propuesto por el Sr. Deng Xiaoping. Las ideas presentadas durante las conversaciones que los representantes del Dalai Lama sostuvieron con los oficiales chinos, y luego hicieron públicas en el Plan de Paz de Cinco Puntos para Tíbet (1987) y la Propuesta de Estrasburgo (1988), prevén una solución que no solicita la independencia de Tíbet. Es más, China ha rechazado entrar en negociaciones de cualquier tipo o analizar seriamente cualquiera de estas proposiciones o responderlas de manera constructiva. En realidad, el gobierno chino ha rechazado el discutir cualquier tema sustancial, insistiendo en que los únicos temas a ser resueltos son los relacionados con el regreso del Dalai Lama al Tíbet, sobre lo cual ha hecho numerosas declaraciones.

Propuestas Políticas, Sociales, Ambientales y Culturales para la Solución del Conflicto

Sabemos que el Dalai Lama ha declarado una y otra vez, que su regreso no es un problema, el asunto es la sobrevivencia y bienestar de seis millones de tibetanos y la preservación de su cultura y civilización. Ha dejado en claro que las negociaciones deben centrarse en vías de poner término a la política de transferencia de población china que amenaza la supervivencia del pueblo tibetano; el respeto por los derechos y libertades fundamentales de los tibetanos; la desmilitarización y la ausencia de armamento nuclear en Tíbet; la recuperación del control por parte de la gente tibetana sobre todos los asuntos que afectan sus propias vidas, y la protección del ambiente natural. Siempre ha puesto énfasis en que cualquier negociación debe considerar a todo Tíbet, no sólo el área que China llama "la Región Autónoma de Tíbet".

El gobierno en exilio se encuentra profundamente preocupado por las intenciones del gobierno chino con respecto a Tíbet: las declaraciones oficiales de China apuntan a confundir el verdadero asunto y a retrasar cualquier discusión sustancial sobre el problema. Mientras se repite que China está preparada para negociar, el gobierno chino continúa buscando una "solución final" al tema de Tíbet: la inundación de Tíbet con colonos chinos para dominar completamente y asimilar al pueblo tibetano. Esta preocupación aumentó al saberse sobre una reunión secreta realizada el 12 de mayo de 1993 en Sichuan, en la que se acordó una estrategia dual por parte de las autoridades chinas para reprimir la resistencia tibetana:

• Transferir un número aun mayor de chinos a Tíbet para volver "demográficamente imposible el levantamiento tibetano"

• Manipular importantes religiosos tibetanos para infiltrar las instituciones religiosas y crear divisiones en el movimiento tibetano.

Si el gobierno chino es sincero sobre la negociación de una solución al problema de Tíbet, ha de revertir inequívocamente esta decisión, no sólo de palabra, sino en la práctica. El Gobierno Tibetano en exilio, liderado por Su Santidad el

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