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Conflictos bélicos mundiales


Enviado por   •  25 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  4.983 Palabras (20 Páginas)  •  207 Visitas

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LOS CONFLICTOS BÉLICOS MUNDIALES (ensayo)

La guerra es un término que está íntimamente relacionado con la historia de la humanidad y con los desastres, catástrofes o emergencias. La guerra es la continuación de la política por otros medios, no es simplemente un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, una gestión de las mismas con otros medios. La forma de hacer la guerra ha evolucionado de tal manera, que los diferentes intentos para definirla y conceptualizarla para dar cuenta de sus modalidades, no consideran la muy alta participación de la población civil en cuanto a las bajas registradas en los diferentes conflictos bélicos, aunque paradójicamente éstos se justifican como intervenciones militares para proteger precisamente a los civiles de una amenaza potencial. La guerra, tal y como se conociera en el siglo XIX, ha dejado de ser un enfrentamiento entre ejércitos profesionales y regulares, para asumir características de irregularidad, una mayor crudeza y, en la actualidad, incluye un espectro de acciones inadmisibles desde el punto de vista jurídico y moral, menos aún en cuanto a la preservación de los derechos humanos. Durante el siglo XIX se soñó con la posibilidad de terminar con la guerra una vez que todos los Estados nacionales equipararan sus poderíos militares, situación que impondría la disuasión, al menos entre las grandes potencias. Los más optimistas anunciaban esta posibilidad hacia finales del XIX. Los más cautos soñaban con guerras limitadas. Todos los que suscribían estas ideas resistieron a Clausewitz como pensador; especialmente a su definición sobre la guerra como conflicto de grandes intereses que se resuelve por el derramamiento de sangre. Yendo un poco más en retrospectiva sobre los múltiples enfrentamientos bélicos, en el siglo XIV la muerte del último rey de la dinastía de los Capetos en Francia, causó un conflicto europeo por la sucesión, los franceses coronaron a Felipe VI de Valois, primo hermano del fallecido rey Capetino. Pero como es normal, ninguno de los otros pretendientes al trono quedaron satisfechos, Eduardo III, rey de Inglaterra y pretendiente legítimo al trono de Francia, inició las hostilidades con Francia, dando inicio a la guerra de los Cien Años, la más prolongada en la historia de la humanidad. La enemistad inglesa en la Edad Media, en efecto, no sólo se produjo en esos años entre 1337 y 1453, sino también tiempo atrás. Sería en el choque entre las dinastías Capeto y Normando- Plantagenet entre principios del siglo XII, a grosso modo, y el acuerdo de París entre Luís IX de Francia y su primo Enrique III de Inglaterra en 1259. J. Calmette definió hace años ese enfrentamiento como “las primeras guerras inglesas”. Y más allá del 1453 esa rivalidad perviviría durante buena parte de la Edad Moderna y principios de la Contemporánea. La Guerra de los cien años se trata de un duelo –bélico o, al menos, diplomático- por la hegemonía a nivel colonial mundial. Esa especie de constante sólo se superaría con la firma de la Entente Cordiale de 1904, cuando el imperio alemán bismarckiano-guillermino amenazó con romper esa suerte de bipolaridad y con erigirse en el indiscutido primer poder económico y militar del Viejo Continente. La Guerra de los Cien Años, aunque choque fundamentalmente anglofrancés, fue también algo más, ya que conoció (especialmente en su primera fase) otros escenarios: sería Escocia, un codiciado aliado de París en la retaguardia Norte de la corona inglesa. Y sería especialmente la Península Ibérica, convertida en diversión estratégica para franceses e ingleses entre 1366 y 1388, al calor de los ásperos conflictos dinásticos que sacuden Castilla y Portugal, en el contexto histórico podríamos situar en las fronteras entre dos épocas –el Medievo y la Modernidad- se complica la calificación a asignar a la Guerra de los Cien Años, es decir que se trata de la última guerra medieval y la primera moderna. De manera más descarnada se verá la dimensión civil de la Guerra de los Cien Años en Francia, durante la segunda fase del conflicto. El país se verá agobiado por las humillaciones que le causan los enemigos ingleses: derrota de Azincourt (1415) o el posterior tratado de Troyes (1420) que ponen parte del territorio francés (especialmente Guyena y Normandía) y su propia corona en manos británicas. El desastre se verá agravado por la rivalidad previa de Armagnacs y Borgoñones, parcialidades encabezadas por príncipes de sangre real. Ese enfrentamiento civil cobrará una nueva y dramática dimensión cuando el segundo de los bandos actúe como aliado de los ingleses durante, aproximadamente, tres lustros. A la crisis política y militar Francia añadirá, así, una crisis de conciencia. En efecto, son llamativas las dificultades en las que se debatirá la sociedad para discernir a quien legítimamente correspondía el trono: si al Infante Enrique VI de Lancaster, hijo de rey inglés y princesa francesa; o al delfín Carlos, repudiado por su propia madre Isabel de Baviera y que será Carlos VII desde su unción real en Reims en 1429. Es evidente que los conflictos bélicos de la edad media, respondían a una clara lucha de poder entre descendientes reales de la una misma clase social, y como los ánimos de colonialismo y dominación para ese entonces seguían caldeados. En el vasto horizonte de un proceso social único -por la dinámica de su contenido, por éste mismo y la diversidad de sus consecuencias- que cubre especialmente los países de Europa occidental, pero que toca también a sus prolongaciones inmediatas en América y el oriente europeo, donde debe ubicarse el fenómeno turbador y turbulento que se define como Revolución Francesa, la ruptura de estructuras sociales básicas genera la liberación y formación de extensas masas disponibles, no integradas, sueltas, casi marginales, que procuran hallar una nueva vía institucionalizada para insertarse o reinsertarse en la estructura social. La quiebra de la economía natural, típica del feudalismo, provocada por el soterrado y finalmente espectacular crecimiento de la economía de mercado, derivó en la expansión de grandes contingentes demográficos sin ubicación precisa. Escapaban a las relaciones sociales tradicionales para transformarse en trabajadores itinerantes o, más probablemente, probar fortuna en las ciudades, en particular en París, donde podían convertirse en artesanos, tenderos, soldados, servidores, empleados o mendigos. Pero si la ruptura de las estructuras feudales liberaba grandes masas de población -al mismo tiempo que despertaba aspiraciones desconocidas hasta un pasado reciente, donde la perspectiva del mundo y de la vida se hallaba ásperamente contenida por las rígidas limitaciones estamentales- por otra parte creaba un gran vacío político. Sometidas a las imposiciones feudales y luego señoriales, esas masas habían obedecido durante centurias las directivas de los señores. Pero desde hacía más de dos siglos, bajo la dinámica de la economía burguesa eran asalariados libres, no sujetos a otro imperativo que el de su desempeño en el trabajo, aunque sometidos a servicios estatales y señoriales, y a impuestos -en el caso de los millones de campesinos minifundistas que rechazaban con acritud, en la misma medida en que su situación coyuntural era grave debido a sequías reiteradas. Así, el prestigio de la monarquía se había debilitado hasta un punto que los hechos demostrarán como crítico, no operaba sobre esas masas ninguna pauta política, ningún compromiso político: se hallaban en disponibilidad. Por otro lado, la crisis económica iniciada en el mundo agrario, se extendía a una crisis industrial y a una crisis financiera. La escasez de alimentos provocó el alza de precios, el hambre moviliza a las masas desesperadas. Hay bancarrota en la Hacienda del Estado: los gastos son superiores a los ingresos (los gastos de la corte son excesivos, las guerras.), por lo que crean nuevos impuestos, con la consiguiente protesta de las provincias, e intentan realizar una Reforma Fiscal que ponga fin a la excedencia de pago de impuestos de la nobleza y el clero; lo que lleva a estos dos estamentos a rebelarse en algo que se conoce como  la “Revuelta de los privilegiados”. Con el Golpe de Estado del 9 de Noviembre de 1799, se puso fin al directorio, última etapa de la Revolución francesa, y dio paso al consulado, poder ejecutivo con tres cónsules: Napoleón Bonaparte (Primer Cónsul), Siéyes y Ducos. Esto significa el fin de la república liberal termidoriana y el inicio del camino que conducirá al poder personal. Como vemos, la imperante línea de dominación del hombre sobre el hombre y la opresión de una clase sobre otra, hacia la brecha entre ricos y pobres, más amplia, La Revolución Francesa, fue el conflicto social y político más significativo de Europa en el siglo XVIII, hasta la Revolución Francesa, la suerte de la guerra se había definido mediante ejércitos reducidos y sostenidos por la renta del Estado, pero a partir de ese momento, entran en juego las masas, como objeto de empleo para las mismas. Siguiendo la línea cronológica de los conflictos bélicos, entramos al siglo XX, donde existe una clara mutación en los conflictos armados provocada sistemáticamente en un ejercicio que podría parecer sin sentido para aquellos que no transitan por estos temas: preguntarse sobre qué es la guerra. Hoy día es frecuente encontrarse con afirmaciones que con bastante naturalidad instalan la guerra más allá de sus formas clásicas entre Estados. Desde esta matriz se fueron acuñando definiciones tales como “la guerra abarca insurrección, actos terroristas y actos criminales”. Con ciertas excepciones, tales como “manifestaciones políticas, actos criminales al azar, y algunos asesinatos, la guerra es cualquier acto violento que tiene como meta un cambio en el statu quo sociopolítico de una nación”. El desarrollo del nacionalismo/imperialismo de las potencias europeas, tanto en su vertiente política (expansionismo territorial) como en su vertiente económica (conquista de nuevos mercados), va a ser el causante general de la Gran Guerra, llamada así por sus contemporáneos, que va a arrasar Europa desde 1914 a 1918. Las rivalidades entre los distintos países europeos hacen que estos constituyan desde 1870 alianzas secretas de carácter defensivo. En vísperas de la Guerra, Europa se encuentra dividida en dos bloques de países, y, en el caso de que dos de ellos entraran en guerra los demás entrarían en ayuda de su aliado y la guerra se generalizaría. Hemos de decir también que el gran desarrollo económico de Europa debido a la consolidación de la II Revolución Industrial y los avances tecnológicos que ésta conlleva hace que la industria bélica tenga una capacidad de destrucción hasta entonces desconocida. Fueron tales las dimensiones del conflicto que sus contemporáneos le llamarían la Gran Guerra. El archiduque Francisco Fernando era el heredero a la Corona austríaca y fue asesinado el día 28 de junio de 1914 en Sarajevo por un estudiante bosnio. Austria ve en ello la mano de Serbia que tiene ambiciones sobre Bosnia, tras asegurarse el apoyo alemán el 23 de julio envía un ultimátum a Serbia, aliada de Rusia, en él se le pide una serie de condiciones que los serbios rechazan. El 28 Austria declara la guerra a Serbia y el 29 bombardean Belgrado, como todas las potencias están unidas por alianzas militares el conflicto no tarda en generalizarse. Rusia interviene a favor de Serbia contra Austria y Alemania, Guillermo II declara la guerra a Rusia el 1 de agosto y el 3 a Francia, el 4 los alemanes invaden Bélgica e Inglaterra entra en el conflicto. Como vemos la guerra ha estallado. Las consecuencias de la I Guerra Mundial serán tremendas, en el aspecto económico, Europa ha sido destruida, en el demográfico el número de muertos se cuentan por millones y en el estratégico Europa deja de tener el protagonismo que tenía a escala mundial para verse sustituida por Estados Unidos y una naciente Unión Soviética. Pero a nivel continental los vencedores impusieron una paz abusiva a los vencidos, especialmente a Alemania, el resquemor, desconfianza y deseos de revancha ante esta situación serán el caldo de cultivo para otra guerra: La Segunda Guerra Mundial, la depresión económica iniciada en 1929 destruyó la débil concordia internacional construida en los años anteriores y facilitó el ascenso del nazismo y el militarismo japonés al poder. A partir de 1931 el mundo asistió a una serie de crisis internacionales que marcaron el camino hacia un conflicto general. Alemania, Japón e Italia fueron configurando un bloque militar, el Eje, decidido a acabar con el orden internacional establecido tras la primera guerra mundial. Las potencias europeas democráticas, Reino Unido y Francia, desplegaron una política débil y dubitativa frente a Hitler. El primer ministro británico, Chamberlain, personificó lo que se vino a conocer como la “política de apaciguamiento”. Chamberlain trató de negociar con Hitler y concederle algunas de sus demandas en la esperanza de que el líder nazi finalmente “se apaciguaría”. Esta política solo sirvió para envalentonar a la Alemania nazi. Mientras tanto, el dictador soviético Stalin, tras diversos intentos frustrados de pacto con Gran Bretaña y Francia, acabó pactando con Hitler en 1939 alentando el ataque alemán a Polonia que finalmente desencadenó la guerra. Cabe destacar que la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más brutal y devastador del siglo XX, fue la guerra más destructiva, cruel y bárbara de la historia humana, tal como en los siglos anteriores XIV y XIX, el marcado empeño del expansionismo y la imposición de modelos totalitarios de gobierno, marcaron no solo la historia en ese momento con la enorme cantidad de bajas civiles y para prueba el holocausto judío, sino acrecentó la persecución y exterminio de personas por su tendencia política, origen racial y creencias religiosas. Entraba el mundo el 1945 en la Posguerra, de nuevo se le da la bienvenida a unas nuevas crisis económicas y sociales que azotarían al mundo entero, este efímero periodo le da inicio a un nuevo conflicto político, económico, social, y militar conocido como La Guerra Fría, situación de tensión continua en la inmediata posguerra entre EEUU y URSS, estas dos potencias tienen un bloque alrededor de ellas desde los años 50. Todos los países terminan aproximándose a algún bloque, incluso los países no aliados (que son países, normalmente del Tercer Mundo que no pertenecen a ningún bloque). Todos ellos se ven condicionados por la evolución de la Guerra Fría, este conflicto evitó la confrontación generalizada, con ella solo se producían conflictos localizados, como la Crisis de Berlín y la Guerra de Corea, como parte de un juego económico y geopolítico, EEUU ve perdido su monopolio nuclear mientras que la muerte de Stalin golpea a la Unión Soviética, el gobierno estadounidense apuesta por el mandato de Dwight Eisenhower para entrar en una fase que se conoció dentro de la Guerra Fría como “coexistencia pacífica”, que se ve marcada por los Conflictos de Misiles de Cuba y la inminente guerra de Vietnam en 1957, proceso de descolonización que a su vez enlaza con la guerra de independencia de Indochina. Pero debe entenderse desde la rivalidad entre los dos bloques que se manifiesta en conflictos localizados fuera del territorio de las grandes potencias: se trata de  impedir que los nuevos países independientes se alineen con el rival. En este caso, la intervención estadounidense es un ejemplo de la aplicación de la denominada doctrina Truman y de la enunciación del principio del efecto dominó. La guerra del Vietnam  acabará involucrando a los restantes países de la península y se convirtió en uno de los acontecimientos de mayor tensión y repercusiones de la Guerra Fría.  El conflicto en la península de Indochina que tuvo lugar entre mediados de los cincuenta y mediados de los setenta y que enfrentó a los EE.UU. y el gobierno de Vietnam del Sur  por un lado, contra Vietnam del Norte y las guerrillas comunistas que actuaban en Vietnam del Sur por otro. La guerra terminó extendiéndose también a Laos y Camboya. La guerra del Vietnam fue la más larga de la historia norteamericana, supuso para este país una experiencia de fracaso y frustración, constituyendo, sin lugar a dudas, el más serio fracaso de EE.UU. en la guerra fría. El inicio de la implicación americana se remonta a inicios de los cincuenta cuando apoyaron los desesperados intentos de Francia por mantener su presencia colonial en Indochina frente a las fuerzas comunistas del Vietminh. La derrota francesa y los Acuerdos de Ginebra de 1954, que consagraron la partición de Vietnam en dos, llevaron a que Washington volcara su apoyo en el régimen anticomunista de Vgo Dinh Diem en Vietnam del Sur que hacía frente al Vietnam del Norte comunista, apoyado por la URSS, ya la lucha está vez parecía más de índole político y territorial con dejos injerencistas por parte del gobierno norteamericano, la corrupción de Diem hizo a su régimen crecientemente impopular y finalmente fue derrocado y asesinado por sus propios militares en 1963. Mientras tanto se había creado en Vietnam del Sur el Frente Nacional de Liberación (FNL) donde se aglutinaba toda la oposición incluyendo los comunistas.

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