Derecho Constitucional

Comienza haciéndose una breve comparación entre las familias felices y los estudios universitarios, pues todos los estudios universitarios, como las familias felices, se parecen unos a otros, pues todos son difíciles, pero cada uno a su manera. Debemos de saber que la idea de que hay estudios universitarios más difíciles que otros carece de cualquier fundamento, ya que todos ponen a prueba la capacidad del ser humano hasta un límite que es, además, inalcanzable individualmente.

Aquí nos centraremos en el estudio de Derecho. Al igual que todas las ciencias, el Derecho es difícil a su manera. Esta dificultad depende de cuatro circunstancias.

La combinación de estas 4 circunstancias es lo que nos hace estar desorientados en el inicio de su estudio, así como de sentirnos inseguros, pero esto es una dificultad general.

Estos profesores se diferencian del resto de profesores en que enseñan a alumnos que no saben nada de aquello que estudiarán, pues estos no han tenido ningún tipo de contacto con el mundo del Derecho en niveles anteriores, pues los demás profesores enseñan a alumnos que ya saben algo de lo que van a estudiar (historia, matemáticas…). Por este motivo es un estudio que empieza de cero. Pues se dice que partir de cero en una Facultad de Derecho es lo más apropiado para formarse como jurista. Este es el origen de la inseguridad. Es una inseguridad que no desaparece nunca del todo, porque no hay nadie que pueda dominar por completo todo el ordenamiento. Pero va siendo sustituida, lenta pero eficazmente, a través del proceso de aprendizaje, por un conocimiento razonablemente seguro del Derecho como instrumento de ordenación general de la sociedad y de eventual resolución de los conflictos que en ella se producen.

El jurista no dispone nada más que de la palabra, por lo que debe estudiar un castellano muy rico y especializado. Tiene que alcanzar la precisión en el conocimiento de la sociedad a través de conceptos cada vez más diversificados. La palabra es para el jurista el equivalente de los instrumentos de investigación de los científicos e ingenieros. Hacer uso del vocabulario jurídico con precisión es lo que denota la presencia de un buen jurista, lo que diferencia ante todo al buen jurista del que no lo es. La señal inequívoca de un buen jurista es que sabe expresarse no sólo con corrección, sino incluso con elegancia en su propio idioma. El castellano jurídico debe acabar siendo su lengua materna. Por esto se dice que es un estudio que se hace en idioma extranjero.

El jurista tiene que aprender a razonar de una manera específica. La función específica del jurista consiste en hacer valer la justicia en las relaciones entre los individuos. La lógica (específica) jurídica es necesaria para dar una solución pacífica y civilizada al mismo tiempo.

Es un artificio diseñado por la sociedad para neutralizar impulsos naturales que conducen a enfrentamientos

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