Desafíos en el Inicio del Siglo XXI

1.5. Desafíos en el Inicio del Siglo XXI

Los grupos económicos que se han transformado en los últimos tiempos han propiciado que al mismo tiempo que se está dando una integración global se dé un separatismo regional. A los países ricos poco les interesa que sus políticas económicas afecten a otros en otras latitudes. Por controversial que parezca, sucede que mientras unos buscar la integración comercial, otros más luchan por apenas subsistir. Entre la gama de países los hay que tienen recursos económicos y naturales, pero también los que no tienen absolutamente nada.

El sistema social, económico, político y tecnológico, pese a que es innovador y a veces diametralmente opuesto a sus predecesores, tuvo sus raíces en instituciones primarias, sencillas, poco complejas. Seguramente que no habrá punto de comparación o convergencia entre los sistemas de antes y los de ahora, pero, con todo y ello, irremediablemente ambos están ligados. Los unos son el fruto, la consecuencia lógica, la evolución obligada y la necesidad de cubrir vacíos de la sociedad humana. En el particular del sistema económico, que es uno de los más evolucionados, las cosas han sido especialmente distintivas. En la sociedad actual hay más satisfactores, más consumidores, más necesidades, más ofertas en suma, una economía más dinámica que antes, por lo que seguramente en el futuro habrá también una sociedad más dinámica que la nuestra.

Los análisis de los expertos de antes fallaron por mucho, tenían creencias, a nuestro parecer erróneas, sus predicciones fallaron porque no ponderaron variables que simplemente no conocían.

Hay que partir de algo cierto; el proceder del hombre actualmente no es el mejor. Por lo tanto, y partiendo de que lo de hoy será la raíz de lo del mañana, se puede asegurar que los errores que se comentan actualmente se tendrán que pagar de uno u otro modo después.

Por lo tanto, echar una hojeada a la historia lejana y no tanto, puede ser un arma aliada para resolver las dudas. Esto es, en términos jurídicos y a manera de parábola, es tanto como indicar que la historia y su proceder debe de quedar asentada en jurisprudencia, es decir que haya un archivo en dónde recordar lo que ocurrió en otros tiempos.

Para percatarse de esto hace falta retroceder un poco en el pasado, aunque no demasiado, basta tan sólo activar la máquina del tiempo para que nos traslade a la década de los setenta. Tanto los economistas como los sociólogos y politólogos del tiempo tenían ideas, algunas de ellas hoy son comprobadas como erróneas, aunque en otras tantas acertaron. Un buen número de los pensadores de la época creía que en el futuro habría una mayor revolución en los aspectos sociales y sobre todo, algo muy importante, que Estados Unidos sería el omnipoderoso en todo el mundo. Pero hoy, es sabido que las empresas transnacionales se han cuasi apoderado de las decisiones de los países pequeños y pobres, y del mismo modo es claro que el poder en Europa está en manos de los entonces minimizados alemanes. En los setenta se creyó que el ámbito del espacio exterior sería en adelante el rubro más destacable de todos, y que a partir de éste giraría la supremacía en la detentación del poder.

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