Desaparecidos por dictadura argentina 1976-1983

“Los cuerpos no se entregan”

(1976 – 1983) Detenidos y desaparecidos.

“No la busques más a Elena, ya dejó de

sufrir. Espero que esté en el cielo”

(Padre de Elena Arce Sahores, desaparecida)

Introducción

“Se comunica a la población que a partir de la fecha el país se encuentra bajo el control operacional de la junta militar.” (Junta Militar, 24 de marzo de 1976)

El 24 de marzo de 1976 comienza uno de los períodos más oscuros y nefastos de la historia argentina. La presidenta constitucional del país, María Estela Martínez de Perón, era derrocada del Poder Ejecutivo nacional. Nace así la Sexta dictadura militar de Argentina.

Este golpe fue peculiar, ya que contaba con el apoyo de sectores civiles como la sociedad rural, grupos empresarios y financieros, el sector más conservador de la iglesia católica y, por supuesto, medios de comunicación masivos. También es peculiar porque reúne por primera vez con un golpe a las tres salas militares, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Se implanta un modelo de temor y persecución en todo el ámbito nacional, miles de personas van a ser secuestradas, torturadas y asesinadas con un injustificable fundamento, la subversión.

El llamado “Proceso de reorganización Nacional” había entrado bruscamente en el ámbito nacional para eliminar la guerrilla o cualquier órgano que atentara contra la institucionalización del país, aunque muy pronto el término subversivo, para la dictadura, se extendió a sindicatos, gremios, políticos, cantantes, artistas, trabajadores y, sobre todo, a estudiantes que proponían una mirada distinta al modelo, aunque el termino se extendió luego a toda persona sospechosa; y, rápidamente, fueron creados centros clandestinos de detención que no eran más que lugares llenos de dolor, sufrimiento, tortura y muerte.

“Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiera, divulgare o propagara comunicados o imágenes provenientes o atribuidos a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o de terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiera, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las FF.AA. de seguridad o policiales” (Junta Militar, 24 de marzo de 1976)

Las Fuerzas armadas van a realizar secuestros de estos subversivos para llevarlos a los Centros Clandestinos de Detención (CCD) donde se los torturaba con el fin de que el detenido revelara la ubicación de otros guerrilleros. Algunos eran asesinados y luego se desaparecían su cuerpo. Pero, a pesar del temor, muchos civiles comenzaron a romper con el silencio y la impunidad. Muchas de las familias de los desaparecidos comienzan a recorrer todas las oficinas públicas en búsqueda de respuestas, generalmente fueron madres cuyos hijos están desaparecidos. Luego la búsqueda individual se convierte en colectiva, nace así las madres y abuelas de Plaza de Mayo la cuales construyeron la base de la oposición civil a la dictadura.

Centros Clandestinos de Detención, secuestros y torturas.

Los Centros Clandestinos de Detención fueron instalaciones ilegales y secretas empleadas por las fuerzas armadas y de seguridad para para evitar la subversión.

Los archivos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) dicen que hubo, aproximadamente, 600 denuncias sobre los secuestros causados durante la dictadura.

Según testimonios, los secuestros eran realizados normalmente en horas de la noche, los efectivos irrumpían en casas del futuro detenido, lo apresaban a la vista de su familia, y estos no podían hacer nada; lo subían a un auto particular, generalmente eran Falcons sin patentes, y les ponían sacos o mascaras que les tapaba la visión y eran conducidos a los centros clandestinos de detención. Las personas detenidas eran interrogadas

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