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EL RIO DE LOS ANTIGUOS


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  901 Palabras (4 Páginas)  •  157 Visitas

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Aunque el museo está intacto, y en él la memoria de un país donde nació la civilización, basta ese edificio ennegrecido para señalar que algo muy difícil ocurre en ese país bello y fantástico. Basta sentir el clima de tensión, la inestabilidad política que mantiene varados los barcos de turismo en los muelles del Nilo, la excesiva presencia del ejército en la vida cotidiana, la creciente presencia del radicalismo musulmán y su tensión con los militares que derrocaron hace un año al primer gobierno democrático del país, para sentir una crisis que no resulta fácil comprender.

A diferencia de los tiempos en que el Alto y el Bajo Egipto, los reinos del loto y del papiro, se unieron para formar la antigua civilización faraónica, hace mucho tiempo la historia de Egipto no es sólo la historia de Egipto: es la historia de Grecia, que vino con la espada de Alejandro Magno; de Roma, que sostuvo a Cleopatra, amante de César y de Marco Antonio; del Imperio Romano de Oriente; del mundo árabe que ocupó el país y prolongó por los siglos su presencia, hasta el punto de que ya casi no es posible encontrar habitantes nativos, salvo en los nubios del sur: todos están mezclados del griego, del romano, del árabe, del turco.

Es también la historia de Bizancio y los otomanos, y es la historia de las potencias coloniales que llegaron más tarde. Los habitantes repiten que esas potencias no buscaron jamás el bienestar del pueblo egipcio: sólo aprovechar la situación geográfica del país como enclave del mundo antiguo. Egipto fue siempre un alto de las caravanas que venían desde Túnez, cruzando los oasis de Libia, que se unían a las caravanas de Arabia hacia Persia, y que, enlazadas con la Ruta de la Seda, atravesando el Asia, trazaron hace siglos el primer gran boceto del mercado mundial.

Egipto padeció más tarde la invasión napoleónica: entonces la Esfinge vio pasar en todas direcciones a las tropas francesas, y el país conquistó su primera independencia con el apoyo de los turcos, bajo el nunca olvidado Muhammed Alí, cuyo nombre volvió familiar en Occidente el boxeador Cassius Clay. Más tarde las viejas dominaciones fueron reemplazadas por la inevitable Inglaterra.

El proyecto inglés culminó en 1869 con la construcción del Canal de Suez, que unió el Mediterráneo con el Océano Índico. Inglaterra no sólo obtuvo los dones del Nilo, algodón y cereales, sino el paso de sus barcos mercantes hasta la India y el lejano Oriente.

El país les debía la vida a las crecientes del Nilo, que fecundan el desierto con los limos que bajan del corazón de África, pero igual le debía la muerte. Esas inundaciones traían cíclicos desastres, y repetían la historia mítica de las vacas gordas y las vacas flacas del sueño del faraón que José, hijo de Jacob, descifró hace milenios.

Egipto sabía que a ese torrente de vida, a la sangre verde del Nilo, había que ponerle un cerebro,

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