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ENSAYO SOBRE EL GOBIERNO CIVIL JOHN LOCKE


Enviado por   •  6 de Febrero de 2015  •  5.023 Palabras (21 Páginas)  •  396 Visitas

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Este libro habla sobre el poder que se le ha otorgado a los gobernantes de la tierra, desde Adán.

La igualdad de los hombres es gracias a que un ser supremo nos ha creado iguales, y a ninguno le ha otorgado algún poder especial. Como lo describe Hooker y que es una igualdad natural que surge de un amor mutuo entre los hombres. También dice que si yo causo algún daño, debo de esperar sufrimiento, ya que a nadie se le obliga a tratar a los demás con más amor del que se les ha dado.

Ya que se busca la paz del género humano, hay una ley natural y se castiga a los infractores de esta. Todo hombre tiene derecho a castigar al hombre que lo haya dañado, y puede hacerse contra el lo mismo que hizo, si mata, lo matan, tal como Caín que sabia que debían matarlo por haber matado a su hermano.

El estado de guerra es un estado de destrucción. Los humanos son destruidos por un adversario, y los que se le unan por que creen justa su causa para destruir. Por ley el hombre debe defenderse.

Quien quita la libertad da lugar al estado de guerra. Quien establece un estado de guerra es un agresor. La ley que fue hecha para proteger, permite defenderse por si mismo otorga la libertad de matar al agresor. Una vez terminado el ejercicio de la fuerza deja de existir el estado de guerra. So el único juez dentro de mi propia conciencia, ya que habré de responder en el gran día al juez supremo de todos los hombres. La finalidad es proteger al inocente y otorgarle satisfacción. El deseo de evitar el estado de guerra, es motivo para que los hombres entren en sociedad y exista una autoridad y un poder a quien recurrir.

La libertad del hombre es no verse sometido. Tener la autoridad de hacer lo que crea mejor. La libertad del hombre sometido a un poder civil tiene que disponer de una regla en la sociedad.

La esclavitud es la prolongación de un estado de guerra entre un vencedor y un cautivo, pero si hay un acuerdo entre ambos el estado de guerra y la esclavitud habrán cesado.

El hombre una vez nacido tiene el derecho de cuidar su existencia, comer y beber. Dios dio la tierra a los hombres y la razón para que se sirvan de ella, de la manera más conveniente. En la cacería el animal pertenece a quien puso su trabajo en cazarlo, aunque antes perteneciera a todos por derecho común. Esta ley empieza a dar la propiedad. Dios nos ha dado todas las cosas en abundancia para gozar de ellas. El hombre puede apropiarse de ellas por su trabajo y utilizarlas con provecho.

El objeto principal de la propiedad es la tierra para su buen aprovechamiento. Dios la ha dado para sacarle beneficio y cultivarla. No para la avaricia, ya que estaría privando a los demás de lo que les corresponde y su derecho de apropiación no iba más allá de sus necesidades. Dios le impuso la obligación de trabajar la tierra, cultivarla y cosecharla y aprovechar los productos antes que se pudrieran, ya que si esto sucedía podía otro apropiarse de ella.

Existen varias naciones de América que abundan en tierra, y escasean en todas las comodidades de la vida, con suelo apto para producir en abundancia, pero no lo trabajan. Por eso los productos como el pan, el vino y la ropa nos los proporcionan nuestra actividad y nuestro esfuerzo, por lo que el trabajo constituye el mayor valor de las cosas de que nos servimos y la tierra produce los materiales. Las tierras no trabajadas se les nombran yermas.

En el pan que comemos esta el esfuerzo del labrador, las fatigas del campesino y el sudor del panadero, el trabajo de quienes domesticaron a los bueyes, de quienes arrancaron y fundieron el hierro y las piedras, el trabajo de los leñadores que derribaron el árbol y dieron forma a la madera en el arado, en el molino y el horno, todo esto entra en el trabajo y en su consecuencia.

El trabajo creaba el derecho de propiedad. La mayor parte de los hombres se conformaba con lo que la naturaleza les ofrecía para satisfacer sus necesidades después el crecimiento de la población y de los recursos hicieron que la tierra adquiriera mas valor y establecieron limites por medio de leyes, así fue como entre los pueblos establecieron la propiedad de las distintas partes del mundo.

Los artículos útiles para la vida del hombre son de corta duración y se echan a perder si no son consumidos, por el contrario, el oro la plata y los diamantes son artículos a los cuales el hombre les ha dado un mayor valor del real, y no son necesarios para la vida. Se introdujo el empleo del dinero en los artículos que podían conservarse.

Los hombres estuvieron de acuerdo en que la propiedad de la tierra se repartiera de manera desigual mediante recibir oro y playaza que estos artículos no sufren daños con el tiempo.

El poder paternal situaba por completo en el padre el poder de los progenitores como si la madre no tuviera alguna parte. Siempre que Dios impone a los hijos la obediencia junta al padre y a la madre sin hacer distinción: “Honra a tu padre y a tu madre”. Si esto se hubiera tomado en cuenta siempre, se habrían evitado muchísimos errores que se han venido cometiendo acerca de este poder, ya que los hombres no aceptan que también lo tiene la madre y que corresponde a los dos en conjunto sin estar la mujer sometida a la autoridad o voluntad del hombre.

Cuando los hijos vienen al mundo los padres tienen el derecho de gobierno sobre ellos y los protegen durante su infancia. Los años y la razón van haciendo cambios hasta que acaban soltándose de los padres y disponen de si mismos.

Pero lo que hacen los padres no es suprimir o restringir la libertad, sino lo contrario protegerla y ampliarla, ya que si el hombre carece de leyes también carece de libertad y es la madurez quien permite tener la capacidad de gozar su libertad. Los locos y los idiotas no se libran nunca de ser gobernados por sus padres.

Los estados reconocen y admiten que llega un momento en que los hombres tienen que empezar a actuar como hombres libres, y se les exige un juramento de fidelidad, homenaje y sometimiento al gobierno de su país.

Dios ha encomendado a los padres la tarea de cuidar de sus retoños y los ha dotado de su ternura y la preocupación convenientes para ese poder a fin de que lo apliquen según los designios de la sabiduría divina en bien de los hijos, hasta que su mente adquiera energía y rectitud con objeto de que estén en condiciones de ser de la máxima utilidad así mismos y a los demás y ponerlos a trabajar cuando estén en condiciones de hacerlo. Los padres cuando se despreocupan de sus hijos pierden autoridad sobre ellos.

Al separase el marido y la mujer, los hijos quedan al cuidado de ésta. Cuando el hijo queda libre debe seguir honrando a sus padres, defenderlos, ayudarlos y socorrerlos ya que gracias a ellos entró en la vida y puede disfrutar y gozar

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