El Laberinto De La Soledad Cap 3

El laberinto de la soledad. Capitulo 3: todos santos, día de muertos.

El mexicano se distingue por ser solitario como ya lo dije, pero a su vez ama las fiestas y reuniones.

Para el mexicano todo acontecimiento es digno de reunirse, cualquier pretexto es bueno para dejar lo que estaba haciendo para festejar.

México es un pueblo tradicional, son muchísimas las fiestas que se celebran, el dinero o recursos y tiempo que se gastan en festejar.

Por medio de la fiesta el mexicano se libera de algunas normas que tiene que seguir o se ha puesto.

Todos forman parte de la fiesta. Cualquiera que sea su estilo, su carácter, su significado, la fiesta es participación. La distingue finalmente de otros fenómenos y ceremonias: laica o religiosa, orgia o saturnal, la fiesta es un hecho social basado en la activa participación de los asistentes.

Gracias a la fiesta el mexicano se puede abrir a la sociedad, participa, interactúa con sus similares, que dan sentido a su existencia religiosa o política.

Entre nosotros la fiesta es una explosión, un estallido. Muerte y vida júbilo y lamento, canto y aullido se unen en nuestros festejos, no para recrearse o reconocerse, sino para entredevorarse.

La muerte es inevitable como la vida. La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos. Ante ambas el mexicano se cierra, la ignora.

El significado de la vida, es profundo y total, es también culto a la muerte, las dos son inseparables. Una cultura que niega a la muerte, llega a negar hasta la vida.

El mexicano, según se ha visto en los capítulos anteriores, no difunde su soledad, al contrario se encierra en ella.

Como conclusión se puede decir que el mexicano festeja la muerte pero al mismo tiempo le teme a esta. Por ambos caminos el mexicano se cierra al mundo: a la vida y a la muerte.

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