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El Neoclacisimo. ¿Cuáles son sus exponentes más importantes?


Enviado por   •  6 de Enero de 2020  •  Ensayos  •  2.284 Palabras (10 Páginas)  •  242 Visitas

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¿ideológicamente qué significado tiene el neoclasicismo? ¿Cuáles son sus exponentes más importantes?

Este estilo apareció unido al movimiento ideológico de la Ilustración y a la nueva clase burguesa. Los artistas neoclásicos, influidos por el espíritu racionalista de los ilustrados, estaban imbuidos de los nuevos ideales de orden, claridad y armonía, inspirados en la Antigüedad de Grecia y Roma. El modelo clásico les parecía cargado de virtud frente a la frivolidad del Rococó, estilo identificado con la aristocracia y el Antiguo Régimen. Por ello el Neoclasicismo será el estilo preferido por los revolucionarios franceses de 1789 y por el Imperio Napoleónico. (Imaginario, 2019)

La cultura del último período del 1700 presenta, a primera vista, caracteres contradictorios: el neoclasicismo lleva en sí regularidad, claridad y rigurosa conformidad con las fuentes antiguas, mientras que el romanticismo predica la rebelión contra las reglas tradicionales, el culto de la emoción, de la excepción y de lo exótico.

El pensamiento de la Ilustración discute la validez de todas las instituciones tradicionales y, abordando el debate arquitectónico, es capaz de aclarar, de una vez para siempre, el alcance exacto y el valor de las reglas formales del clasicismo, analizando objetivamente los componentes del lenguaje clásico y explorando sus orígenes históricos, es decir, las arquitecturas antiguas. Así, en 1755 Winckelman está en grado de sistematizar racionalmente estos resultados, y de fundar la historia del arte sobre bases científicas. Ubicadas las reglas en su correcta perspectiva histórica, disminuye naturalmente su afirmada universalidad, y se descubre el carácter precario de la convicción que domina, desde un poco más de tres siglos, la experiencia arquitectónica europea. Las reglas clásicas, así, quedan vigentes como modelos particulares, que se aceptan por motivos ideológicos —como sostienen los teóricos del “bello ideale”—, o moralistas— como pretenden David y los artistas revolucionarios franceses—, o simplemente por conformismo —como en el caso de los ingenieros ocupados en la construcción de las ciudades industriales—, siempre, de todos modos, a causa de una elección contingente y revocable. Así, en apariencia no cambia nada, porque se sigue usando las mismas formas, pero sustancialmente se produce un cambio radical, porque disminuye la confianza espontánea en este repertorio, sustituido por una hipótesis programática o por una simple convención; del clasicismo se pasa al neoclasicismo, y el mismo procedimiento se demuestra en seguida aplicable a otros repertorios extraídos de otros períodos del pasado, produciendo los sucesivos revivals: el neogótico, el neorrománico, el neobizantino, etc. Este modo de proceder, en su forma general, es llamado por los anglosajones historicism, al que haré referencia literalmente como «historicismo».

Aunque la razón de este pasaje sea el deseo de mantener la continuidad con el pasado, todas las tesis de la cultura arquitectónica tradicional sufren una especie de vuelco. Esforzándose por adaptar los procedimientos del pasado a las necesidades del presente se fuerzan poco a poco estos procedimientos, hasta el límite de rotura.

1)        El conocimiento objetivo de los monumentos antiguos permite imitar un determinado estilo pasado con perfecta fidelidad; por lo tanto, todo estilo se puede considerar absolutamente unitario, con el apoyo de una prueba científica de los relativos modelos. Pero son muchos los estilos presentes a un tiempo en la mente del diseñador; por lo tanto, el repertorio del historicismo es, en su conjunto, absolutamente discontinuo y falto de unidad.

2)        De modo semejante, el margen de libertad individual, en cierto sentido, se reduce a cero; en otro, aumenta excesivamente. En la aplicación de un estilo vale el criterio de la fidelidad filológica, por lo tanto el artista no puede, teóricamente, agregar nada suyo; puede aceptar, rehusar o manipular las referencias históricas, pero las recibe de afuera, y no tiene un margen para transformarlas, porque no son modelos ideales sino ejemplos reales que pueden ser conocidos con la mayor precisión posible. En cambio, en el campo abstracto el artista disfruta de una libertad ilimitada, porque puede decidir directamente el uso de uno u otro estilo, según las exigencias del tema, del que encarga la obra, del marco ambiental, o simplemente según su gusto y sus inclinaciones.

3)        Las referencias a los estilos pasados se pueden aplicar indistintamente en cualquier lugar, porque se basan sobre informes históricos a disposición de cualquiera. Si, por ejemplo, el príncipe Odescalchi prefiere el cuattrocento florentino, se hace construir una fachada de estilo florentino en el «Corso», en Roma; y si Ruskin afirma que «el único estilo apropiado para los edificios modernos en los países del norte es el gótico septentrional del siglo XIII», el gótico se aplica fácilmente, en los países del norte como en los del sur, por los que encargan las obras y por los arquitectos que se sienten idealmente septentrionales. En este sentido no existen ya barreras nacionales o regionales, y la nueva cultura arquitectónica es eminentemente internacional.

Pero justamente la historia del arte demuestra que no existe el gótico por sí mismo, sino el gótico lombardo, flamenco, alemán, etc., o más bien el gótico de Milán, de Bruselas, de Colonia. Por lo tanto, cada región y cada ciudad siente el derecho de tener su propio repertorio, que es su mismo pasado arquitectónico convertido en fórmulas, y pueden también decidir, preferir cierta época del pasado   — en Milán el siglo XV, en Roma el XVI— que se considera el estilo urbano por excelencia.

4)        La pluralidad de los estilos cambia también las relaciones entre proyecto y ejecución; aunque la cultura del Renacimiento había ya separado los dos momentos, negando que el proyecto debiera modelarse sobre la ejecución, quedaba, sin embargo, la posibilidad que la ejecución se modelara sobre el proyecto, alcanzando por otro camino el mismo acorde, como en efecto sucede de 1400 en adelante. (Donald, 2019)

Pero ahora los estilos son muchos, cada uno con exigencias expresivas distintas; por lo tanto, los ejecutores, viéndose en la obligación de aceptar ora uno, ora otro, han de mantenerse, por así decirlo, neutrales entre muchos repertorios distintos, y aprender y traducir en un modo mecánico determinados dibujos en piedra, madera, hierro y ladrillos, sin participar de un modo íntimo en la operación.

El instrumento de ejecución idóneo en esta situación es justamente la máquina, que en este período empieza a tomar importancia en el campo de la construcción y de la decoración de interiores, y se usa, por ahora, sólo como medio para multiplicar en muchos ejemplares objetos semejantes a los antiguamente producidos por los artesanos. Todo ello lleva a una clara separación entre la técnica y la composición arquitectónica, y a una distinción conceptual entre construcción y arquitectura (ésta con valor artístico, aquélla con carácter simplemente utilitario) todavía muy difundida en nuestros días.

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