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El nuevo Espacio y territorio en el Nuevo Reino de Granada durante el siglo XVII


Enviado por   •  15 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  275 Visitas

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
HISTORIA DE COLOMBIA II
Luisa Fernanda Sánchez Ramírez.

El NUEVO REINO DE GRANADA: UNA VISIÓN DEL ESPACIO Y TERRITORIO EN EL SIGLO XVII.

El siglo XVII resulta ser para la historia universal, uno de los siglos más complicados y faltos de análisis incluso para el pensamiento occidental, del cual se obtiene la mayor información puesto que en esta temporalidad las condiciones de vida en todo el  planeta se tornaron agrestes por una conjugación mortal de conflictos y guerras que no solían parar por más de una década, junto a condiciones climáticas extremas donde se vivieron los inviernos más fuertes registrados hasta la actualidad y la obtención de los alimentos era tanto insuficiente como precaria, además y no menos importante, estos años estuvieron plagados de epidemias Éste siglo, identificado como uno de crisis[1] hizo vivenciar a toda la población mundial el miedo, la angustia e incertidumbre, el pensamiento Europeo es quien mejor se ha encargado de retratar este matiz de la historia, sin embargo la crisis también es evidente en las Indias, más precisamente en el Nuevo Reino de Granada sobre el cuál se orientará este ensayo.

Para el XVII las empresas de conquista ya se habían llevado a cabo, todas las expectativas de los españoles hacia el Nuevo Mundo ya se habían ratificado, o más comúnmente, se habían desmontado. La mayoría de las riquezas de la tierra y condiciones de privilegio en el territorio habían sido identificadas y se encontraban ya en función del que pudiera sacarle provecho. Ésta afirmación resulta importante ya que en efecto sólo aquel que pudiera y no el que quisiera tenía el poder para adquirir las riquezas o recursos del territorio, podría parecer obvio este planteamiento pero es precisamente por el matiz que tiene la crisis en el Nuevo Reino de Granada, que esto toma sentido. De todos aquellos españoles que se aventuraron al Nuevo Mundo a probar suerte en las Indias sólo unos cuantos encontraron prosperidad y parte jugosa en la riqueza prometida, solo aquellos recibirían las bendiciones de la tierra en su mayor esplendor, la gran mayoría llegó al Nuevo mundo a encontrarse y padecer el carácter inhóspito, diverso y difícil de estas tierras. Algunos retornaron a España con pobres botines y el cansancio de años en el extranjero, otros murieron sin conocer un ápice de las riquezas acabado ya tanto su cuerpo como el espíritu en una búsqueda infructuosa, otra porción de Españoles se ve obligada o toma por decisión propia, permanecer en el Reino a pesar de todo, sin embargo como la mayoría de los recursos se encuentran ya en monopolio, hacer del Reino una residencia permanente se convierte en el más arduo de los trabajos. Aceptando y haciendo suyo este destino, aquellos conquistadores de antaño y sus acompañantes, encarnaron el papel de pobladores.

Estos pobladores, no negando su procedencia, se vieron en la imperativa necesidad de poner orden a todo el caos del Reino, a saber, la pacificación de los indios rebeldes, bajo su pensamiento, había que darles dogma y trabajo porque éstas gentes no podían andar de inoficiosas ya que esto ofende a Dios, era necesario también constituir hogares y por supuesto no sería a la manera de los indios ya que su forma de vida era completamente inadecuada, fue preciso entonces replicar los modelos de poblamiento de su lugar natal, lo cual consistía en levantar casas donde primero se encontraban las fundaciones, todo esto bajo una legislación estricta donde no escapó nunca la jerarquía imperante de quienes allí residieron.

Para seguir ordenando el caos, fue necesario replicar los sistemas de institucionalidad de España, la administración del reino no solo era importante para sus pobladores sino también y en mayor medida, para la Corona quien ha de velar siempre por sus intereses lucrativos, de modo que desde el siglo XVI más precisamente en 1519 nace el consejo de Indias para juzgar desde  España asuntos civiles y criminales de importancia mayor, así mismo para el XVII en cada pueblo, ciudad o villa importante, se encontraba el cabildo como símbolo de la justicia del Rey, una casa de la moneda donde se fundía todo el oro que se sacaba de las minas y para más orden, existían las Cajas reales que ponían en números todos aquellos activos de la época.

Como compañero inseparable del poder monárquico, se instituyó el poder eclesiástico, que tenía como misión oficial, evangelizar a todos los indios para salvar sus almas y fueran dóciles para el trabajo además de acabar con sus arraigadas idolatrías, y como misión no oficial hacer presencia lo más rápido posible en todos los lugares del reino para consolidarse como institución de poder, pero más importante aún, como hacedor y gestor de sus propios recursos.

Ya consolidados los poderes institucionales, es preciso hablar de cómo estaba distribuido el territorio, junto con sus modelos de poblamiento y además identificar aquellos patrones de asentamientos, que como bien se sabe los primeros corresponden a lo que instituye y legisla el poder y los segundos corresponden a las vicisitudes del destino de cada individuo, es decir podían existir poblaciones que no eran fundadas sino que la gente solía confluir allí por un motivo específico, se denominan poblaciones espontáneas o si se quiere una explicación menos caprichosa, estos asentamientos resultaban ser subsidiarios de la guerra de la conquista. De manera más clara, aquellas fundaciones oficiales necesitaban estar comunicadas entre si y abastecerse también entre ellas, por lo que no resulta extraño que entre las estancias de una ciudad y otra se asienten personas que busquen ser mediadores entre ambas a cambio de un lucro para subsistir.

Ahora bien, bajo la mirada político- administrativa  el territorio se entendía así, empezando en el norte, se encuentra la gobernación de Cartagena, ubicada desde el margen izquierdo del río Magdalena y se extiende hasta encontrarse con el mar Caribe, y en el interior limitaba con la Provincia de Santa Fe de Antioquia. La ciudad de Cartagena, fundada en 1533 por Pedro de Heredia se reconoce inmediatamente como uno de los lugares privilegiados de Reino, se consolida como uno de los puertos marítimos más importantes de las Indias y es desde allí de donde sale el oro en las denominadas carreras de indias[2] por lo que se vuelve un terreno codiciado por corsarios, piratas y como no esperarlo, de los contrabandistas de esclavos, dicha situación hace necesario proteger el puerto de los ataques. La ciudad en 1650 tenía alrededor de 1000 vecinos y en la jurisdicción de esta gobernación se hallaba la villa de Mompox, Tolú y Simití donde se presumía la presencia de oro que no resultó ser mucho.[3]

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