En El Hogar Paterno

CAPITULO I

EN EL HOGAR PATERNO

Nací en la feliz y pequeña ciudad de Braunau am Inn, donde vivieron mis padres por el año de 1890, mi padre era funcionario y mi madre se encargaba del hogar. Mi padre a corta edad prometió no volver a su aldea sin haber mejorado su situación, y lo cumplió llegó a ser funcionario, y a sus cincuenta y seis años de júbilo, pero no le agradó mucho la idea de ya nada más estas descansando, así que se hiso de un campo agrícola y el mismo lo trabajo. A mí no me llamaba la atención seguir los pasos de mi padre, pero tampoco me preocupaba por mi futura profesión. Un día en el estante de libros de mí padre encontré muchos libros de obras militares, lo cual provocó que me agradara mucho todo tipo de libro que estaba relacionado con la guerra. Mi padre me decía que como él fue funcionario, yo también debería ser, pero claro yo no quería ser de ninguna manera funcionario y convertirme en un burócrata. A los trece años me gustaba la pintura, mi padre me inscribió a una escuela, pero cuando me pregunto a que me dedicaría y le dije que sería pintor creyó que había perdido el juicio.

Desde la escuela se desarrollaba la pugna con el primer llamamiento:-“Muchacho de sangre alemana, no olvides que eres alemán; muchacha de sangre alemana, piensa que un día deberás ser madre alemana”.-. Los jóvenes son que más se entusiasmaban por los héroes alemanes y con sentimientos más sinceros que sus mayores. Cuando se me dio la oportunidad de luchar por la antigua Austria, me incline por el nacionalismo propio del pueblo, la historia universal nos daba pequeñas dosis de una historia especifica de Austria, estado ligado íntimamente al pueblo alemán, esta historia dejaba mucho que desear ya que pocos profesores comprenden la finalidad de la misma. El profesor Leopoldo Pótsh fue decisivo en mi vida ya que era de los pocos que entendían la historia con elocuencia, gracias a que la historia fuera mi asignatura predilecta me convertí en un joven revolucionario.

Con la experiencia diaria y la actividad de los adburgos en el norte y el sur me di cuenta de los sacrificios que se exigían al pueblo alemán y que al final la dinastía de Habsburgo estaba predestinada a ser la desgracia de la nación alemana de ahí tuve la siguiente reflexión:-Amor ardiente para mi patria austro-alemana y odio profundo contra el Estado austriaco-.

A los 12 años vi mi primera obra de teatro, todo esto me confirmaba que de ninguna manera quería ser funcionario si no todo un artista y nada modificaría mi decisión mi vida dio un giro al morir repentinamente mi padre. Aunque mi padre murió mi madre seguía insistiendo que yo fuera funcionario, pero llegó a mí una enfermedad, por la cual el doctor le dijo a mi madre que no podría trabajar en oficina, aquello por lo que tanto tiempo había luchado al fin se había echo realidad, pero a los dos años de mis felices días fallese mi madre y todo cambio, pues yo adoraba a mi madre. Tenía en mí una gran depresión, pues con la perdida de mis padres me encontraba solo, sin dinero, así que tome una maleta y me dirigí a Viena, con la esperanza de tener éxito y llegar a ser alguien, aunque claro no un funcionario.

CAPITULO II

LA EXPERIENCIA DE MI VIDA EN VIENA

Días antes de que mi madre falleciera ya había viajado a Viena para realizar el examen de admisión de la clase de dibujo artístico, aunque estaba preocupado porque me llamaba más la atención los planos y dibujos de arquitectura, me fascinaba mirar los edificios por largas horas. Regrese nuevamente a la enorme ciudad para saber el resultado de mi examen, el cual no aprobé, el director me comento que los dibujos que yo presente no tenían nada que ver con la pintura, que todo señalaba que mis intereses eran asía arquitectura. Me marche del edificio, sabiendo que algún día seria arquitecto, aunque nunca había estado en una escuela de arquitectura, por lo cual todo se complicó. Después de que murió mi madre regrese nuevamente a Viena, ahí estuve mucho tiempo. Aunque muchas cosas no estaban a mi favor para ser arquitecto, sabía que si me lo proponía lo podría lograr, como mi padre logro ser funcionario del estado.

Viena aunque para muchos significaba pura felicidad, para mí era todo lo contrario, pues ahí avía pasado muchos años de miseria, donde comencé a trabajar de pion para conseguir un poco de comida, que realmente solo a mitigaba un rato el hambre, para poder comprar un libro tenía que dejar de comprar comida, pero eso no me importaba sacrificaba mi comida con tal de poder leer, para mí todo esto fue difícil, pues en mi casa no carecía de nada, y en estos momento no quería acepar la miseria por la que estaba pasando, aunque todo el pueblo si aceptaba su situación. Se me complico demasiado encontrar trabajo pues no tenía experiencia en nada, aunque en Viena existían muchas oportunidades de trabajo en el campo así mismo desaparecían, pero yo debía hacer algo para obtener dinero para comer. Todo el que lograba conseguir trabajo vivía tranquilo durante unos cuantos días, para los días que ya no había dinero pedían prestado, y pagaban cuando llegaba el próximo pago, y así era su vida. Aprendí a diferenciar a las personas que me rodeaban, para no tener tan presente la situación tan difícil que vivían. Para mí todo esto fue una lucha, ya que las cosas no eran nada fáciles, no sabía que era más horrible, si la cruel situación económica o el nivel cultural tan bajo.

Nuestra educación comparada con la de los franceses es muy barata, con suerte aprendías a leer y escribir que es lo más básico, pero no te enseñaban valores importantes como es el respeto, estabas acostumbrado a hablar con groserías y blasfemar contra Dios. No le daban la importancia necesaria al nacionalismo, que era algo muy importante, tenías que saber y aprender muchas cosas de tu hogar y de la nación, para poder estar orgulloso de ella misma ya que –Solo se puede luchar por lo que se ama. Y se ama solo lo que se respeta, pudiéndose respetar únicamente aquello que se conoce.-. La cuestión social me llamo la atención y por un tiempo estudie sobre ella. Ya en los años de 1909 y 1910, mi situación mejoro un poco, ya no era peón, ya me de dedicaba a la pintura y el dibujo, aunque no ganaba mucho dinero pero me estaba dedicando a lo que me gustaba y ya siendo yo mismo mi patrón repartía muy bien mis tiempos. Me podía pasar noches enteras haciendo planos o dibujos y no me cansaba, los que en ese tiempo estuvieron con migo si se les hacía algo extraño. Yo solo soñaba en algún día ser un gran arquitecto, aunque también tenía ciento intereses en la política de

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