Formación de las lenguas criollas
Loremat88Tutorial1 de Julio de 2013
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Las lenguas sabires o pidgins (o, simplemente, "los sabires") suelen definirse como sistemas lingüísticos muy reducidos que se emplean para contactos puntuales entre hablantes de distintas lenguas y que no son nativas de ninguna comunidad o grupo (De Camp, 1971). El nombre procede del pidgin llamado sabir usado en el mediterráneo por marineros de diferentes nacionalidades como lingua franca de comunicación intergrupal.
En ocasiones se utilizan como sinónimos los "sabires" y las lenguas "criollas", y, aunque comparten ciertas características, el criterio para distinguirlos es genético: son lenguas criollas aquellas que surgen cuando los sabires disponen de hablantes nativos.
El sabir, originalmente lingua franca, es un pidgin hoy desaparecido, pero utilizado entre los siglos XIV y XIX por los marinos y mercaderes del mar Mediterráneo para la comunicación entre hablantes de lenguas distintas.
El sabir tomó su léxico y parte de su gramática de distintas lenguas romances y otras lenguas mediterráneas; se estima que la versión más temprana adoptó directamente términos del latín, adaptándose luego a la evolución del italiano, el catalán, el occitano, el castellano y el portugués, e incorporando posteriormente vocabulario árabe, turco y griego.1 El primer uso documentado se remonta a 1353 en Djerba, en el actual Túnez. Con los años, en la costa tunecina y argelina fue nutriéndose además del francés.
De acuerdo con el Ethnologue, hoy en día es posible que exista una variedad en las islas del mar Egeo, en que la sintaxis es predominantemente árabe, mientras que el vocabulario se nutre del italiano, el español, el francés, el catalán y el turco.
Una lengua criolla, llamada también criollo, es una lengua que nace habitualmente en una comunidad compuesta de personas de orígenes diversos que no comparten previamente una lengua, que tienen necesidad de comunicarse, y por ello se ven forzados a crear una nueva lengua con elementos de las suyas propias para poderse comunicar.
Un ejemplo típico es el de los esclavos africanos llevados después de la conquista de América a las plantaciones del Caribe o de las poblaciones autóctonas de regiones de Sudamérica, Oceanía y África que se vieron obligadas a utilizar la lengua de la potencia colonial (el inglés, el castellano, el francés, el portugués y el neerlandés) para comunicarse.
Tradicionalmente el término «lengua criolla» se refería a cualquier lengua mixta, producto de la convivencia prolongada entre hablantes de varios idiomas nativos.
Formación de las lenguas criollas
Existen discrepancias entre los lingüistas sobre la formación de las lenguas criollas. Para los lingüistas Ronald Wardhaugh y Robert A. Hall, Jr., inicialmente la comunicación toma la forma de un pidgin, una segunda lengua que toma el léxico, muy deformado y simplificado, de la lengua impuesta y que, sin embargo, mantiene una sintaxis propia de las lenguas indígenas. Los hijos y los descendientes de los hablantes perfeccionarán este lenguaje reducido para transformarlo en una lengua más eficiente, en un proceso llamado nativización.1 Cuando el pidgin nativizado se convierte en su idioma materno, una lengua con una sintaxis más estructurada y un léxico estable y más amplio, se habla entonces de lengua criolla.2
Para otros lingüistas, las lenguas criollas serían el resultado de la evolución progresiva de un idioma en contacto con otras lenguas, sin la necesidad de pasar por la etapa de transición del pidgin.
Los sabires —llamados tambiénlenguas francas y lenguas de intercambio— representan el resultado más extremo que se conozca del proceso de préstamo.
Durante la expansión europea y el desarrollo del comercio mundial por obra de los mercaderes de ese origen, surgieron a menudo circunstancias en las que era esencial para los europeos comunicarse con otros que no conocían su lengua y cuya lengua ellos tampoco entendían. Tal ocurrió, por ejemplo, en el comercio con China. En un intento desesperado por hacerse entender, el mercader inglés o yanqui hablaría a menudo en un "inglés chapurreado" o en una "media lengua" artificial, basándose en el falso supuesto de que así los chinos lo entenderían más fácilmente. Éstos, a su vez, harían un esfuerzo igualmente desesperado por imitar ese inglés, ya muy contrahecho. Transcurrido un tiempo suficientemente de ese toma y daca, algunas convenciones quedaron establecidas: había surgido lo que en este caso se conoce como sabir chino inglés, en inglés Chinese Pidgin English. La palabra inglesa pidgin que aparece en la denominación de esta lengua —y de otras que surgieron en la misma forma— es un préstamo del sabir chino-inglés, el cual a su vez la derivó de la palabra inglesa business /bíznes/ 'negocio, asunto'. La palabra española sabir, por su parte, es originariamente, lo mismo que lengua franca, uno de los nombres con que se designa a una lengua de intercambio compuesta de elementos árabes y románicos que se usa en el Mediterráneo; ambos nombres han servido luego ara designar a cualquier lengua de intercambio del mismo tipo.
Descriptivamente, la información más importante respecto de un sabir es que es una lengua. No obstante las circunstancia en que se origina, un sabir, una vez que está establecido, tiene vida propia. El mero hecho de alterar la gramática o de pronunciar las palabras en forma "simplificada" de invención personal no le permite hoy a un hablante de inglés hacerse entender en un sabir de base inglesa. Para llegar a hablar un sabir debe emprenderse su aprendizaje con la misma seriedad que se requiere para aprender con éxito cualquier otra lengua.
Sin embargo, un sabir, en tanto lo sigue siendo, tiene ciertas caracterísitcas de que carecen las otras lenguas. La principal de ellas es la extrema redundancia. El sistema fonológico es poco preciso, de modo que permite una gran variación en la pronunciación sin que ello afecte necesariamente la comprensibilidad, incluso hasta el punto de que muchos morfemas tengan varias configuraciones fonemáticas distintas. La gramática es tan regular como la de cualquier otra lengua y no tiene que ser simple necesariamente. El vocabulario, por lo general, es reducido, creado fundamentalmente para el manejo de las negociaciones comerciales y para transmitir órdenes prácticas de señor a criado o comunicaciones prácticas de criado a señor. Con las necesarias paráfrasis, empero, pueden expresarse casi todos los mismos medios de que disponen las lenguas "normales"; en especial, naturalmente, por medio de continuos préstamos. En muchas partes de Melanesia, donde hay literalmente cientos de lenguas vernáculas distintas, el sabir melanesio-inglés es la lengua en que se conversa aceca de la variedad más amplia imaginable de actividades políticas, deportivas, literarias, religiosas y educacionales.
Se pensó durante bastante tiempo que el sabir chino-inglés, por ejemplo, no era más que "vocabulario inglés con pronunciación simplificada y gramática china". Pero no es así. El vocabulario es en gran parte, efectivamente, inglés, pero contiene unas cuantas palabras chinas y un pequeño número de palabras de otro origen (v. gr. españolas y portuguesas). De la pronunciación ya hemos hablado y la gramática no es, en realidad, más china que inglesa. Una comparación punto por punto de las pautas gramáticales del sabir chino-inglés, del inglés y del chino muestra que, en la mayoría de los casos, la pauta que presenta el sabir es, grosso modo, común al chino y al inglés. Una de esas pautas es, por ejemplo, la de dos sustantivos en sucesión, de los cuales el primero es atributo del segundo, y ésta es una construcción corriente en inglés y aún más en chino. En unos pocos casos el sabir presenta pautas chinas que no tienen en inglés ningún equivalente de importancia; pero en otros casos se da también el fenómeno contrario. Por último hay ciertos casos —pocos— en los que el sabir ha seguido su propio camino y elaborado pautas que no tienen equivalente exacto ni en chino ni en inglés.
A primera vista podrá parecer extraño que pasemos de los sabires a las lenguas artificiales o "inventadas", pero en seguida se verá que su estudio debe ir en este lugar. Es cierto que el origen de una lengua artificial parece muy diferente del de un sabir: éste surge bajo la presión de circunstancias prácticas en una situación de bilingüismo, en tanto que es un hombre de estudio, tranquilamente sentado en su gabinete, el inventor de una lengua artificial. En los últimos cien años son bastantes las lenguas de este tipo que se han inventado, principalmente en Europa. Por lo común, no han tenido vida real fuera de la mente de sus inventores y de unos pocos adeptos; pero una, el esperanto, ha ido más lejos. El proceso de invención de una lengua artificial puede parecerle al inventor una manifestación de su libre albedrío; vistas desde fuera, sin embargo, las decisiones del inventor se nos aparecen basadas en sus propios hábitos lingüísticos, en su conocimiento—bueno o malo— de otras lenguas y en su general comprensión o incomprensión del funcionamiento del lenguaje. No es un hecho casual que la mayor parte de las lenguas artificiales de los últimos cien años, incluso el esperanto, se dejen clasificar perfectamente como lenguas europeas por su semántica, su gramática y su fonología. Si especialistas que ignoran su origen estudiasen el esperanto lo clasificarían como una forma aberrante del románico. Y hasta podrían arriesgarse a postular que los rasgos que la hacen aberrante tiene su origen en un sabir. Tal suposición no estaría muy errada, puesto que el proceso
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