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Gobierno De Alberto Fujimori


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2013  •  1.656 Palabras (7 Páginas)  •  446 Visitas

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El dinero sobra en los bancos. La principal preocupación de los intermediarios financieros fue, y es hasta ahora, el exceso de liquidez. Los depósitos superan a las colocaciones. Las tasas de interés, como consecuencia, tienden a la baja generando un estímulo al consumo. La compra de maquinaria y equipo no acompañó a los excedentes financieros ni a los ahorros empresariales crecientes desde principios de la primera década del 2000. el resultado es que a pesar de caer las tasas de interés para los ahorristas, no baja necesariamente igual para los prestatarios. La competencia en el sistema financiero sigue siendo deficiente con los costos que eso significa para la inversión y el consumo.

Faltaron muchas reformas para adelantar la economía peruana y colocarla en posición de competencia interracial y para cambiar radicalmente la vida cotidiana de los más pobres y excluidos. "Es una agenda pendiente que e necesario resolver, el gobierno del presidente Alan García tiene la palabra", señala acertadamente el autor del presente libro.

Felicito sinceramente a Heber Jaime Barreto por la culminación de esta obra y me complace presentarla a sus lectores.

Lima, Julio de 2007

Dr. Gilberto Cárdenas Núñez

Investigador y Catedrático Principal

Facultad de Ciencias Económicas

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Introducción

Cuando Alejandro Toledo asumió el poder, el Perú había recuperado los equilibrios fundamentales de la economía. En efecto, la inflación, el viejo fantasma de los ochenta, estaba totalmente controlada, fue de 3,7% en el año 2000; el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) perdido en 1998 como consecuencia de la crisis externas y del Fenómeno del Niño se había recuperado, terminando el año 2000 con una tasa de crecimiento de 3,0%; las Reservas Internacionales Netas (RIN) eran más de 8 mil millones de dólares; el déficit fiscal y el déficit externo eran totalmente manejables, 3,3% y 2,9% del Producto Bruto Interno respectivamente[1]Además, el Perú estaba reinsertado en el sistema financiero internacional, se habían desmantelado las prácticas intervencionistas y estatistas, existían mercados libres en la mayor parte de los sectores, los precios eran el mecanismo principal de la asignación de los recursos de nuestra economía, se había consolidado el sector privador como líder del proceso de crecimiento, y el país estaba prácticamente pacificado, etc.

Es decir, existía un buen comportamiento de la economía en su conjunto (estabilidad macroeconómica, recuperación del crecimiento económico, solidez externa por la existencia de reservas internacionales, mejor desempeño de los mercados, etc.). Sin embargo, los indicados sociales no estaban en consonancia con los logros macroeconómicos. Los niveles de empleo y subempleo, las tasas de pobreza, la distribución y la exclusión social, etc., no mostraban mejoras significativas; en algunos casos, mostraban algún grado de deterioro. En consecuencia, los principales indicadores macroeconómicos positivos y la mayoría de los indicadores sociales negativos, fueron la herencia que recibió Alejandro Toledo cuando empezó su administración.

A pesar de los resultados negativos en términos sociales, a inicios del gobierno de Alejandro Toledo, el Perú tenía todas las condiciones necesarias para inicial un proceso de crecimiento económico alto y sostenido. En ese sentido, el reto de su administración gubernamental era, en primer lugar, retomar, completar y profundizar las reformas estructurales de primera generación del Consenso de Washington aplicadas en el Perú en el primer quinquenio de la década de los noventa (distinguiendo las causas de su éxito parcial y realizando las correcciones necesarias) las que hubieras permitido crecer tranquilamente, dado el contexto internacional excepcionalmente favorable, a tasas superior al 7,0% u 8,0%, y no el mediocre crecimiento que fue de 4,5% en promedio durante su administración, e iniciar las reformar estructurales de segunda generación que se dejaron de lado[2]que son las que deberían haber permitido que el crecimiento económico se viera traducido en un mayor bienestar para la población; en segundo lugar, administrar eficientemente la herencia recibida en términos de estabilidad macroeconómica y pacificación del País, etc.

Sin embargo, Alejandro Toledo Manrique no entendió el gran desafío, simplemente porque no tenía la más remota idea de cómo conducir al país hacia la solución de sus problemas. Es decir, no estaba preparado para gobernar el país (entregarle parte del poder a un aliado tan insignificante e impresentable también demuestra que Toledo no tenía la capacidad para ser presidente) carecía de una sólida formación profesional y técnica, de principios éticos y morales, de una estrategia de desarrollo integral, de una visión de estadística y de liderazgo, etc., requisitos indispensables para iniciar un proceso de esta envergadura.

Sin embargo, pese a reformas estructurales significativas y de una administración deficiente de la herencia recibida, los principales indicadores macroeconómicos han sido positivos inclusive han mejorado relativamente algunos de ellos durante los cinco años del gobierno de Alejandro Toledo. Por eso los miembros del equipo y funcionarios Toledistas pregonaban y siguen pregonando éxito económico a partir de los principales indicadores macroeconómicos (de la microeconomía, la que se siente en los bolsillos del pueblo, no decían nada porque era una calamidad) y en la reducción

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