HISTORIOGRAFÍA
Nico LamasDocumentos de Investigación16 de Enero de 2017
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HISTORIOGRAFÍA Profesor Responsable de la Cátedra: Lic. RUBÉN EMILIO CORREA Jefa de Trabajos Prácticos: Mg. LUZ DEL SOL SÁNCHEZ. Docente Adscripto: Prof. CARLOS ABRAHAN - Prof. SERGIO ANTONIO QUINTANA VILLACORTA – Prof. BEATRIZ DOMINGUEZ Alumnos Adscriptos: Carolina Ochoa- Nicolás Hernández Aparicio- Gabriel Raposo- Rubén Darío González- Rosa Margarita Rojas | [pic 1] |
LA FUNCIÓN SOCIAL DEL HISTORIADOR EN EL PROCESO DE CONFORMACIÓN DE LA HISTORIA COMO CIENCIA (SIGLOS XIX Y XX) |
NICOLÁS D. LAMAS L.U. 711635 |
En el presente trabajo se desarrolla en primera instancia uno de los temas más complejos que tienen la historia y la historiografía, el cual es desarrollar un análisis acerca la vinculación de la Historia con la ciencia, teniendo en cuenta los distintos elementos que permiten comprender como a lo largo del siglo XIX y XX la historia fue adquiriendo su carácter científico. De este problema se enlaza la cuestión de la función del historiador, en este sentido, comprender cuales son las distintas metodologías y ante que corrientes historiográficas se vio inmerso al momento de desarrollar sus trabajos de investigación. La importancia de este trabajo radica en la identificar distintos elementos que permitan comprender este largo proceso de configuración en que se desarrolló la historia como disciplina científica, dentro del cual el historiador llevó a cabo distintas formas de investigación, lo que permitirá reconocer cuál es su función social.
Para el análisis de las cuestiones mencionadas anteriormente, se tendrán en cuenta como base los aportes de cuatro trabajos de diferentes autores, quienes analizan algunos elementos que permiten aclarar la complejidad que se presenta al momento de reflexionar sobre el desarrollo que la historia ha tenido a lo largo del tiempo; y permiten identificar elementos que fueron otorgando el carácter científico a la Historia; permitiendo comprender además cual es el trabajo del historiador ene te campo disciplinar.
Nohemi Hervitz y Leonor Ludlow[1] en su introducción de la obra “Problemas de la historiografía contemporánea” plantean en forma breve el largo recorrido histórico que tuvo precisamente a historia como forma de conocimiento, desde la antigüedad has las últimas décadas del siglo XX. Las autoras plantean el desarrollo que ha tenido la Historia tomando en cuenta las formas de hacer historia hasta el siglo XIX, período el cual comienza a tener una fuerte vinculación con la ciencia, que la llevará a los historiadores a desarrollar sus investigaciones desde diferentes corrientes historiográficas que predominaban según la época.
Otro escrito analizado es el de Hobsbawn (1984) [2] “La función social del pasado: algunas preguntas” el cual analiza la importancia del pasado para las sociedades, como éste es visto y analizado por los historiadores; la cuestión acerca de lo que producen las innovaciones en las sociedades; el problema de la consideración del pasado como genealogía y como cronología.
El trabajo de Enrique Moradiellos[3] “Las Caras de Clío. Una introducción a la Historia” (2001) resulta una obra base para realizar un análisis más comprensible de los fundamentos científicos de la Historia como disciplina académica. Se tomará en cuenta el análisis de tres elementos centrales: definir ¿qué es la historia?; ¿cuál es la función social de la historia?; ¿cómo o cuál la naturaleza del conocimiento de la historia?.
Nicolás Iñigo Carrera[4] en su obra “La investigación en historia: ¿disciplina científica o corporación profesional?”, señala que a finales del siglo XX aparecieron ideas dominantes vinculadas a la “ buena historia”, la cual tiene como rasgos principales el eclecticismo y el atenerse a criterios que se enuncia como académico profesionales más que políticos. Su crítica a esta concepción radica en que no logra alcanzar un análisis totalizante. Además propone el deber de los intelectuales de plantear con método científico los problemas de la sociedad.
En principio conviene realizar una mención acerca del desarrollo de lo que se consideraba hacer historia desde la antigüedad hasta antes del siglo XIX, momento en que la historia comienza a adoptar un carácter científico. Nohemi Hervitz y Leonor Ludlow destacan las principales formas de “hacer historia” a la largo de este tiempo.
Es a partir de Heródoto de Halicarnaso (siglo V antes de Cristo), que nace la historia como disciplina, como búsqueda de las causas y una interpretación de las mismas. Narra los hechos para que no cayeran en el olvido, este historiador buscó la forma en que su relato se ajuste a la realidad para lo cual el método empleado es el que se conoce en la historia de la historiografía como método inquisitivo-crítico.[5] Este autor es quien produce un quiebre al exponer una estructura de narración distinta, explicando la causas y los hechos que los hombre hicieron, abandonando así la sola referencia a los dioses griegos.
Posteriormente, el advenimiento de la historiografía cristiana, que se desprende la tradición judía, colocará al tiempo e un sentido lineal desarrollando una historia teleológica, es decir, se le da un sentido a la historia otorgándole un fin último en donde muestra la voluntad de un Dios. Su historia resulta universal y providencial; y presenta un sentido a la historia guiado por la “revelación”. Posteriormente se irá desarrollando una historiografía medieval de occidente, la cual abordará problemas religiosos; hacia la Alta Edad Media (siglo V - XII) se desarrolla una historiografía religiosa hagiográfica, en donde la meta es lograr la ciudad de Dios, y hacia la Baja Edad Media cobran realidad las primeras formas de historias nacionales
Hacia el siglo XV, el lugar central que ocupaban los temas religiosos es ocupado ahora por el estudio de la política a nivel “nacional e internacional”, es una época dominada por el interés político el cual piensa el quehacer histórico. El siglo XVIII de la Ilustración muestra cómo se va desarrollando un período de secularización en el cual se rompe el conocimiento religioso por el laico. G. V. Vico formula una teoría cíclica y a la vez finalista; plantea que solo se puede conocer aquello que se ha creado o causado, lo verdadero es lo hecho y lo hecho por el hombre es precisamente su historia; procura hallar leyes de desarrollo histórico mediante la demostración de que en la historia hay procesos de avance y retrocesos, considerando así que la historia es una paulatino perfeccionamiento de ciclos donde cada uno supera de alguna manera al anterior.
A partir del siglo XIX aparece el concepto de evolución, de progreso, heredado del iluminismo. Es en este siglo donde se produce una reacción contra la Filosofía de la Historia y los historiadores se abogan el derecho de pensar sobre su propio quehacer y a medida que disminuye la influencia de esta disciplina, surgen por un lado la teoría de la Historia y por el otro la Historia de la Historiografía.
A finales del siglo XIX y S. XX aparecen dos corrientes en disputa, el positivismo y el historicismo. El elemento principal de esta confrontación radica en el problema de la legitimidad de la disciplina y el método del conocimiento de la Historia. Al planteo que el positivismo realiza acerca del conocimiento histórico como un reflejo fiel de los hechos del pasado y su explicación causal explicativa; se opuso la concepción historicista, la cual considera existe un relativismo histórico, en donde la Historia es una proyección del pensamiento y de los intereses presentes sobre el pasado.
El materialismo histórico que se desarrollará a partir de las obras de Marx llevará a concebir que, la historia de la humanidad está fundada en el predominio sucesivo de diversos modos de producción, que el pasado es el que depende del presente y ya no lo contrario, por lo que el historiador parte de un presente que es su experiencia práctica, dejando de ser el pasado un reducto de actividad intelectual en sí misma.
En 1929 se produjo un cambio en el curso de la investigación histórica, en sus métodos de análisis, así como en la temática más relevante, con la creación de los Annales por Marc Bloch y Lucien Febvre. Ambos autores se debatieron en dos planos diferentes, contra el tipo de síntesis de las filosofías de la historia y contra la acumulación positivista de monografías. En 1959 Fernand Braudel estableció diferentes niveles de la temporalidad que habría de abarcar otro nudo importante de reflexión: la corta media y larga duración.
El marxismo marcó fundamentalmente el quehacer historiográfico del siglo XX, cuyo método para interpretar la totalidad histórica a través del materialismo histórico tuvo una influencia fundamental en la historiografía contemporánea. La tradición marxista inglesa más reciente está protagonizada por los estudios de figuras como Christopher Hill, Eric Hobsbwan y Edward Thompson.
Analizando ahora las cuestiones acerca de los fundamentos científicos de la historia, se pueden tomar los aportes de Enrique Moradiellos (2001), los cuales permiten vislumbrar la forma de hacer ciencia y el trabajo del historiador[6]. En su análisis se pueden percibir tres elementos o problemas centrales: la definición ¿Qué es la Historia? ; ¿Cuál es la función de la Historia?; y ¿cómo o cuál es la naturaleza del conocimiento de la Historia?
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