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Justicia sobre el indio


Enviado por   •  17 de Junio de 2019  •  Ensayos  •  4.065 Palabras (17 Páginas)  •  245 Visitas

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Ensayo de justicia para el indio

La justicia es algo que todos merecemos por igual, ya que nadie tiene que librarse de ella pues no ayuda a mantenernos en armonía. En el ensayo justicia para el indio nos habla acerca de la pésima calidad de vida que tenían los indígenas ya que las personas lo discriminaban y no los trataban como lo merecían, muchas veces asta la familia lo botaba a la calle como que fueran basura.

También con el paso de los años, han deshonrado sus culturas, los han humillado han destruidos sus casas muchas veces no tiene ni como ganarse la vida en total aun en pleno siglo xxi estamos viendo como esclavizan a los indígenas que al igual que nosotros tienen derechos los mismos derechos de nosotros.

En el ensayo justicia para el indio además de hablarnos de la pésima calidad de vida que tienen, también nos dice acerca de que debemos tratarlos con cariño y con amor y no tenemos que discriminarlos en ves de eso. Tenemos que ayudarlos para que puedan salir adelante y debemos de apoyarlos en sus costumbres

En conclusión todos debemos de tener conciencia de que las personas indígenas son igual que nosotros. Debemos aprender a respetarlas para poder establecer una amistad con dichas personas ya que ya han vivido muchos años de tristeza. Ya es tiempo de poder tratarlas mejor para que puedan ser felices.

Hace ya cuatrocientos y treinta años que los indios de América fueron subyugados, y desde entonces son víctimas del asesinato, del robo, de la extorsión, del menosprecio, del vilipendio en toda forma.

Se les ha ultrajado en su cuerpo, en su propiedad, en sus sentimientos, en su trabajo, en su honra, en sus creencias. Se ha embrutecido a fuerza de malos tratamientos, se les ha enseñado a viciosos para explotarlos y para dominarlos, y una vez caídos en el vicio, se les ha tratado de imbéciles , de haraganes, de rehacios al progreso, de sucios, de incivilizables.

Este crimen se está cometiendo en América hace ya más de cuatro siglos. Y no cesa de perpetrarse, aunque su forma vaya cambiando según lo aconseja el interés o la hipocresía de los victimarios.

Ahora bien, este crimen colectivo, perenne y secular, es la causa principal de que América, Indoamérica, yazga en la postración, en la dependencia y en la humillación. Los blancos y los semiblancos de la América India , que son una muy pequeña minoría, ejercitan sus fuerzas en extirpar a los indios, que son los más , el ochenta por ciento de la población. Tanto valdría que la cabeza cifrara su interés y su ideal en deshacerse de sus brazos , de sus piernas , del tronco, de todo lo que forma el cuerpo.

El haber reducido a la condición de parias a la gran mayoría de sus pobladores , es el pecado y el error monstruoso de América; es lo que estamos expiando ya , lo que nuestros hijos van a pagar terriblemente.

Nos comprometemos nosotros luchar a favor de los indios de nuestro país, y de reflejo, a favor de los indios de todo el Continente. Y con entera fe en la bondad de esta causa, comenzamos ahora esta campaña, encaminada a obtener Justicia para el Indio, que iremos desarrollando lentamente pero con insistencia, a ver si logramos que se abran los ojos y se ilumine el corazón de estos pueblos, que están causando su propia ruina al arruinar a quienes son sus hermanos y sus devotos servidores: JUSTICIA PARA EL INDIO.

ay un resentimiento por parte del colonizador, que busca ser reconocido como superior, que busca que Europa reconozca su osadía de conquistador, pero que no lo logra tal como lo soñó. Sin embargo, este resentimiento no es contra su coterráneo europeo, sino contra el originario de América. Comienza a despreciarlo porque el hecho de haberlo conquistado, a los ojos de España, no es mérito suficiente para trascender su condición de plebeyo. Supuestamente los pueblos originarios de América son inferiores a los europeos, y por lo tanto su conquista y colonización no demuestra la superioridad de sus dominadores. El mismo Francisco Pizarro es un claro ejemplo de esta situación, por eso opta por quedarse en América para siempre, donde se siente tratado como un rey por sus súbditos nativos.

 

Entonces, el colonizador comienza a ver todo lo malo en el originario, porque ve el origen de su desdicha en él. Lo llamará indio y lo estrujará hasta la inhumanidad. Lo temerá y lo despreciará. Vivirá a costa de él, pero siempre añorando Europa, y añorando ser europeo. Este es el origen del indio. Un ser humano que es estigmatizado desde un comienzo como inferior, para después ser aplacado y demonizado. De esta manera, el colonizador europeo, en una pedagógica de la dominación enseñará al mestizo a despreciar al indio que se presenta frente a él, en su raza y su cultura, y a lo indio que contiene su propio ser mestizo; y éste mestizo obligará al indio a despreciarse a sí mismo.

 

La tragedia del ser indio será eterna a lo largo de la historia de Bolivia. Pese a ello, un intelectual contra todo se asumirá indio para pensar desde su indianidad, sólo entonces sentirá lo que es ser indio para una sociedad racista como la boliviana, y su propia obra será sepultada en la indiferencia y él mal tratado. Se trata de Fausto Reinaga o Ruphaj Katari.

 

Fausto Reinaga nació el 27 de marzo de 1906 en Macha, una aldea charca en el norte de Potosí. Puesto que descendía por vía materna del líder y héroe indio Tomas Katari1, y además demostraba constantemente su gran interés por el estudio y una admirable capacidad intelectual, su comunidad decidió costear sus estudios secundarios bajo vigilancia en la ciudad de Oruro. Asimiló con ímpetu los valores modernos en el colegio. Junto con su profesor Octavio Campero Echazú declamaba los poemas de Verlaine en francés, idioma que aprendió empujado por la pasión a las lenguas de la civilización europea que éste profesor había despertado en él. Así, muy joven, Reinaga hablaba con el lenguaje de Europa, pensaba y hasta sentía a través de Europa.

 

Más tarde, entró a la universidad en la ciudad de Sucre. Fue influido por Goethe, de cuya obra “Fausto” tomó su nombre, quitándose el nombre de José Felix, el cual le había sido dado por el cura que lo bautizó cuando era muy pequeño.

 

Desde la universidad, al respirar la atmósfera intelectual k’ara (blanco-mestiza), es un intelectual k’ara. El mismo admitirá años más tarde que el destino que señalaba al indio es su irremediable asimilación por el blanco en sus libros: “Mitayos y yanaconas” (1940) y “Tierra y libertad” (1953). Posteriormente, en sus libros: “Franz Tamayo” (1957) y “Alcides Arguedas” (1960), hace una crítica marxista al planteamiento de estos autores, lo que indica que sigue agazapado de teorías europeas a la luz de una de las cuales analiza la realidad.

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