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LA ÉPOCA DE LAS REVOLUCIONES EUROPEAS, 1780-1848 LA FRANCIA REVOLUCIONARIA 1787-1791


Enviado por   •  17 de Julio de 2020  •  Apuntes  •  11.873 Palabras (48 Páginas)  •  177 Visitas

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HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

UNIDAD 1

BERGERON: LA ÉPOCA DE LAS REVOLUCIONES EUROPEAS, 1780-1848

LA FRANCIA REVOLUCIONARIA 1787-1791

Hay una nueva ruptura cronológica, una nueva aceleración del mecanismo sobre el que va a pesar en adelante, de manera decisiva en el conflicto con Europa.

Mathiez fue el primero en distinguir una rebelión aristocrática, que desencadena el proceso general, de la revolución burguesa, que salió victoriosa en 1789, y de una segunda revolución social y popular desde el 10 de agosto.

Es como decía Tocqueville, la Revolución Francesa consagra la victoria de la democracia por sobre el liberalismo, y abre el inevitable proceso de las sociedades hacia la igualdad.

La economía revela uno de los secretos de las tensiones sociales: junto al ascenso de la burguesía, el dinamismo nobiliario. Los pequeños campesinos, por su parte, se encuentran a merced de las malas cosechas, como es el caso de 1788 y 1789. Esto explica porque las revoluciones se presentan como movimientos simultáneos movilizados por determinantes diferentes.

La Revolución creyó ser hija de las “luces”, pero ella no es hija de la filosofía, sino de una crisis económica y social.

I. La rebelión nobiliaria y la crisis prerrevolucionaria

Todo parte de la Asamblea de los Notables. Calonne los reunió para que ellos redujeran sus beneficios, pero hubo un rechazo de los notables, Calonne cae, hay un nuevo rechazo ante su sucesor, Brienne, que culmina con el aplazo de la Asamblea para mayo de 1787. El Parlamento de Paris, junto a los tribunales provinciales, reclaman una reunión de los Estados Generales para que se voten nuevos impuestos.

La nobleza es múltiple, el común denominador del privilegio aglutina a la aristocracia cortesana, a la nobleza de toga y a la nobleza campesina, provinciana y pobre. Pero, gracias al liberalismo de los nobles, su amor por la cultura, su estilo de vida, hay toda una nobleza que se alimentó de la filosofía de las luces, y contribuyó al nacimiento de una sociedad nueva, que ya no será la de los nobles, sino la de los notables.

Luis XVI que nunca supo aplicar la fórmula “divide y vencerás”, se encuentra solo frente a lo que está a punto de convertirse en “la nación”. Cuando se enfrenta a los Parlamentos, en mayo de 1788, lo hace en las peores condiciones políticas: la Asamblea de los estados provinciales, triunfa sin dificultad.

Esta situación deja ver las ambiciones del Tercer Estado, que equilibra numéricamente al clero y a la nobleza, y obliga a los privilegiados a concebir una Asamblea nacional con poder de decisión. La masa heterogénea de la oposición anti-absolutista, revela la hegemonía de la burguesía y a la vez la reivindicación igualitaria. Así, Luis XVI termina aceptando que el número de representantes del Tercer Estado se duplique.

A la industria urbana ya afectada por el tratado comercial franco-inglés de 1786, se suma el mercado rural y el alza de los precios acaban de reducir los ingresos populares.

II. Las revoluciones del verano de 1789  

En cinco meses, de 1789 se desfondó todo el Antiguo régimen francés. Hay varias revoluciones que se entrecruzan, pero la revolución popular es la que en definitiva determina el ritmo de la historia.

Mayo-junio: la Revolución de los Diputados. Los burgueses diputados del Tercer Estado, se enfrentan con el rey, con los obispos, nobles, atraen al bajo clero y a la aristocracia ilustrada, y forman la Asamblea Nacional. Por primera vez, Luis XVI dice lo que acepta y lo que rechaza: si a los impuestos y empréstitos, si a las libertades individuales y de prensa, si condicional a la igualdad fiscal. Pero no a la igualdad civil, no a la abolición de los órdenes y no al fin de la sociedad aristocrática.

La Caída de la Bastilla se inscribe dentro de una semana de revolución popular, provocada por la falta de pan y por razones políticas.

Tercera Revolución: la del campo, en julio agosto es el tiempo de la cosecha, y toda la Francia campesina se levanta en armas. La igualdad fiscal no era suficiente. Para salvar la propiedad burguesa había que liquidar la propiedad feudal.  

III. La Francia de las Luces y la Francia Burguesa

El siglo XVIII fue para la nobleza un gran siglo, debido al alza de las rentas de la tierra y al esplendor del estilo de vida, pero a su vez, multiplicó las pruebas de la incapacidad política de la aristocracia, por lo que la emigración fue su sanción final.

En la Asamblea constituyente una aristocracia esta alineada con los plebeyos del antiguo Tercer Estado.

Es el año del reinado provisional, de una sociedad de las luces formada por toda la evolución cultural del Siglo, y en la que confluyen la aristocracia ilustrada y la burguesía moderada; los salones, clubes y diarios son instrumentos nuevos de difusión y discusión de los grandes temas. La Francia que nace de las cenizas de los nobles es una Francia de notables, grandes y pequeños, una Francia de propietarios que reemplazan a los aristócratas. Ya en la Declaración de los DD del Hombre de 1789 se afirma: “los franceses nacen y permanecen libres e iguales en derechos”, va mucho más allá del habeas corpus inglés y garantiza más igualdad también, era la obsesión del viejo Tercer Estado, la concesión a todos de iguales oportunidades.

 Otro aspecto preponderante de la burguesía es la liberación de los intereses. La Constituyente abolió monopolios, reglamentos, privilegios industriales y comerciales, instauró la libertad de circulación interior y liquidó en 1791 la democracia de los intereses corporativos en virtud de la Ley Le Chapelier, que extendió el imperialismo del contrato burgués al trabajo.

La Asamblea instaura la libertad de precios, autoriza cultivos, acepta el mantenimiento de los pastos sin cultivar y de los bienes comunales, en beneficio de los indigentes. La Francia de las luces cede ante la Francia popular en el terreno del libre cambio internacional, prohíbe la exportación del trigo.

La medida más importante para vincular la Francia campesina a la revolución burguesa es la venta de los bienes de la Iglesia y sobretodo de sus tierras. Por un decreto de 1789 se resuelve la abolición del diezmo, se enajena la propiedad eclesiástica.

IV. Los elementos de la inestabilidad política

Surge un desequilibrio largo, la crisis política francesa. En el terreno económico y social la revolución burguesa continua, pero se rompe una tradición en el gobierno del país, la de la autoridad legítima y la unanimidad de los franceses.

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