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La Clase Obrera No Va Al Paraíso: ORGANIZACIÓN Y LUCHAS EN ARGENTINA Y EUROPA


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  12.175 Palabras (49 Páginas)  •  627 Visitas

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LA CLASE OBRERA NO VA AL PARAÍSO: ORGANIZACIÓN Y LUCHAS EN ARGENTINA Y EUROPA

Partido y sindicato en la Argentina. La actuación de los comunistas en los gremios hasta mediados de los años treinta

Hernán Camarero*

* Dr. en Historia (UBA). Investigador Independiente del CONICET. Profesor en la Facultad de Filosofía y Letras y Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

RESUMEN

Durante las décadas de 1920 y 1930, el Partido Comunista (PC) tuvo una gravitación creciente en la constitución y/o dirección de los sindicatos obreros del país. El objetivo del presente artículo es examinar esta experiencia, nunca abordada con especificidad en la historiografía del mundo del trabajo y de la izquierda. Se propone una tipología para clarificar los distintos tipos de sindicatos en donde los comunistas obtuvieron mayor o menor influencia, y se explica las razones de ello. La hipótesis a comprobar es que el impacto más importante del comunismo estuvo en los gremios industriales, que aglutinaban la mano de obra que tenía las peores condiciones salariales y laborales. Para la tarea de implantar o extender esos sindicatos, fueron claves el tipo de compromiso militante, el carácter de la ideología finalista y las ventajas de la maquinaria eficaz y semiclandestina del PC. Estas cualidades le permitieron al partido liderar la iniciativa de la agremiación en el sector del proletariado industrial más reciente, menos organizado y en mayor estado de disponibilidad política. Ni aquellas disposiciones subjetivas ni aquellos recursos organizacionales resultaban tan decisivos en el sindicalismo del transporte y los servicios, que empleaban a trabajadores protegidos con cierta legislación laboral y acceso a mayores ingresos. Esto explica la presencia y debilidad del PC en una y otra rama, lo que se complementaba con los niveles de organización preexistentes en los sitios a los que arribaban los comunistas y el tipo de competencia que éstos afrontaban.

ABSTRACT

In the 1920s and 1930s, the influence of the Communist Party (PC) on the constitution and / or direction of labor unions in Argentina was increasing. The aim of this paper is to examine this experience, never analyzed specifically in the historiography of the world of labor nor leftist. A typology is proposed to clarify the different kinds of unions more or less influenced by the Communists, and explains the reasons for this. According the hypothesis to be tested, the communism had strongly impacted on industrial unions, where the worst paid manpower and the worst working conditions joined to. The militant form of engagement, the nature of finalist ideology and the advantages of effective and semi-clandestine machinery of the PC were the key to implementing or expanding such unions. These qualities enabled the party to lead the initiative for the association in the field of industrial proletariat more recent, less organized and more politically available. Neither those subjective provisions nor those organizational resources were so decisive in the trade union of transport and services, where some workers were protected by labor laws and perceived higher incomes. This explains the presence and weakness of PC in both branches,

supplemented by pre-existing levels of organization in the places reached by the Communists and the type of competition they faced.

La relación entre partido de los trabajadores y sindicato remite a un largo debate en la historia del movimiento obrero y socialista internacional. En la Argentina, esa discusión no estuvo ausente. Desde fines del siglo XIX surgió un partido que reivindicó su carácter proletario al tiempo que definió posiciones ambiguas frente a la actividad gremial. Dicha organización, el Partido Socialista (PS), acabó por definir una estrategia que escindió lo sindical de lo político. Sobre todo, desde que se impuso la denominada “hipótesis de Juan B. Justo”, los socialistas consideraron que el movimiento obrero debía ser completamente independiente del partido, contando con tácticas propias y fines específicos.1 Establecieron que la acción política y la acción sindical debían marchar por caminos separados, si bien, en lo posible, de modo articulado. Los afiliados del PS tenían que participar de la vida de los sindicatos pertenecientes a sus oficios o ramas de actividad y hacer propaganda socialista, pero concibiendo a aquellas organizaciones como entes autónomos, libres de toda tutela partidaria. Esto condujo a cierto desinterés por la cuestión gremial y por las luchas mismas de los trabajadores, que quedaron desplazadas por el mayor peso que ocuparon las campañas electorales y políticas generales, la acción parlamentaria, las tareas socio-culturales o las labores cooperativas2. De hecho, sólo un pequeño sector de los afiliados socialistas se agremió efectivamente a sus respectivos sindicatos. En este aspecto, el PS argentino se distanció de otros modelos de partidos obreros o socialdemócratas, por ejemplo, el de Alemania. De este modo y como decíamos, durante sus primeras tres décadas de existencia, quedó en un espacio restringido dentro del universo gremial. Ese lugar fue ocupado por corrientes antiestatalistas o antipolíticas: primero, el anarquismo; luego, el sindicalismo revolucionario, surgido a principios de siglo del propio seno del PS3.

Sin embargo, desde los años veinte, fue surgiendo en el país otra variante en la relación entre partido obrero y sindicato. Fue la que expresó el Partido Comunista (PC), también originalmente emergido desde las filas socialistas, entre otras razones, por impugnar esa escisión entre actividad política y sindical que impulsaba la dirección en manos de Justo. Durante el período de entreguerras, el PC tuvo una gravitación creciente en el proceso de constitución y/o dirección de los sindicatos del país. El objetivo del presente artículo es examinar esta experiencia, no abordada con la suficiente especificidad en la historiografía referida a la clase obrera y a la izquierda4. Para acometer con especificidad esta tarea, realizaremos un doble recorte, espacial y temporal: nos concentraremos geográficamente en la ciudad de Buenos Aires y ciertas localidades de la provincia homónima, y consideraremos sólo el período que concluye en 1935, año a partir del cual el comunismo se convirtió en una corriente de mayor peso en el

movimiento sindical. Es decir, abordaremos la etapa inicial de inserción obrera y gremial del PC.

El proceso de implantación del comunismo en la clase obrera fue constante desde mediados de los años veinte. A partir de entonces y hasta la irrupción del peronismo, se trató de una

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