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La Crisis De Los Paradigmas


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2012  •  2.480 Palabras (10 Páginas)  •  1.254 Visitas

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René Villarreal

I. La crisis de los paradigmas teórico-económicos y el nuevo capitalismo posmoderno

El mundo actual no sólo se caracteriza por la crisis en el funcionamiento de los sistemas económicos que llevan a constantes recaídas en las tasas de crecimiento, a limitaciones para generar el suficiente empleo, para corregir ineficiencias e inequidades sociales, productivas y comerciales, sino también porque vivimos una era de crisis en los paradigmas teóricos de la economía.

Paradójicamente hoy, en que el conocimiento en las ciencias exactas y la técnica parece hacer realidad los sueños más ambiciosos del género humano, el mundo social se debate en una especie de vértigo, pasmado ante la rapidez de los cambios, y se lanza a la búsqueda de modelos que se ajusten a las nuevas realidades de la economía, la política y la cultura.

La crisis de los paradigmas obliga a innovar. Los paradigmas, "modelos de pensamiento y análisis de soluciones universalmente reconocidos por la comunidad científica en un campo y tiempo determinado" son hoy día objeto de la más profunda revisión. Requerimos, en términos de Kuhn, de una nueva revolución científica y fórmulas políticas que sean una opción alternativa ajustada a la realidad, para transitar mejor por el ciclo de cambios económicos, tecnológicos, políticos y culturales que caracterizan este fin de siglo, y arribar así al venidero con sociedades más integradas en su desarrollo económico y social.

En el contexto de las crisis de las economías, del relativo fracaso de las políticas económicas, de la persistencia de los viejos problemas, se llega hasta el absurdo de dudar de la capacidad y consistencia de la ciencia económica, de la utilidad y del beneficio de sus instrumentos para la búsqueda del bienestar económico de las sociedades. En otro sentido, pero igualmente absurdo, recurrimos a viejas recetas económicas, a "vender el mismo vino viejo en botellas nuevas", sin percibir el radical cambio de nuestro entorno, de que la realidad compleja y cambiante supera la pulcritud y sofisticación de los modelos econométricos y matemáticos cuya lógica, por más exacta que aparenta ser, es más estrecha que la de la "lógica y leyes de la economía política internacional".

La razón fundamental de esta crisis en los paradigmas teóricos es que la realidad que intentan explicar y sobre la que pretenden actuar no corresponde a sus supuestos teóricos y de política económica. Actualmente tenemos un nuevo capitalismo diferente al de los años sesenta; un capitalismo posmoderno donde la micro y macroeconomía nacionales funcionan en un entorno de incertidumbre que dificulta el proceder de los agentes económicos, y en un contexto internacional globalizado en la producción (la fábrica mundial), la comercialización (bloques regionales), el financiamiento (dinero electrónico) y la tecnología, gracias a la revolución tecnológico-industrial.

En otras palabras, el modelo de auge del capitalismo de los años de la posguerra, del capitalismo con crecimiento y estabilidad, de un sistema monetario y financiero estables con reglas claras sobre la fijación de los tipos de cambio y tasas de interés, quedó como referencia histórica. En el umbral del siglo XXI el "capitalismo posmoderno" funciona con supuestos diferentes a los del capitalismo moderno, construido después de la segunda guerra mundial ; de aquí el origen de la crisis del modelo del pensamiento "neoclásico-neokeynesiano" y los límites evidentes de la "ola neoliberal" en su auge y ocaso de los 80s y 90s, respectivamente.

La crisis de los paradigmas teóricos de la economía no es una situación excepcional o inédita; al revisar la historia económica nos encontramos con situaciones similares.

La Gran Depresión de 1929 mostró que el libre juego del mecanismo de precios del mercado no llevaba de manera automática a una situación de equilibrio, de pleno empleo y de uso óptimo de los recursos. Ante la caída de las inversiones, el cese del empleo y el paro de la actividad productiva, los responsables del Gobierno recurrieron al "catecismo clásico" del "presupuesto balanceado", donde el gasto público deficitario, aún en recesión, no podía reactivar la demanda efectiva ni la política monetaria ante una "función de inversión" inelástica a las tasas de interés.

Esta realidad inédita de "recesión con deflación" y desempleo generalizado de los años veinte no pudo ser explicada por el modelo o paradigma vigente, entrando éste en una crisis y derrumbe, que dio espacio a la emergencia de un paradigma alternativo surgido con la teoría general de Keynes (1936): la "revolución keynesiana", en términos de Kuhn.

La teoría keynesiana dio origen a una revolución científica que explica la realidad económica de su momento y sienta las bases de la macroeconomía moderna para reactivar el crecimiento, manejar el ciclo económico y del empleo. En especial, postula un nuevo papel del Estado en la economía, su responsabilidad en el manejo de la política macroeconómica para regular la actividad económica y recuperar el pleno empleo y sienta las bases para el surgimiento del Estado benefactor, el cual debe encargarse de enfrentar los problemas sociales, de rezago e inequidad del ciclo económico.

Así, la vigencia del paradigma keynesiano estuvo ligada a un ciclo económico de expansión y crecimiento que correspondió a la recuperación de la posguerra y a la conformación de un sistema internacional cuyos circuitos financieros y comerciales se caracterizaron por una larga estabilidad (Bretton Woods y GATT).

Pero la crisis de los años setenta denota un nuevo escenario sin parangón en la historia económica precedente. La combinación de "estancamiento e inflación", ya no de recesión con deflación, como sucedió en los años treinta, fue una situación no prevista para los países industrializados (viejo problema en los países en desarrollo) en los anales de la teoría económica, situación para la cual el paradigma keynesiano resultó insuficiente, develándose en la práctica los excesos e ineficiencias del Estado benefactor y del "modelo desarrollista" (en América Latina) como las causas mismas de la crisis.

Lo inédito no es la recurrencia en la crisis de los paradigmas teóricos; lo extraordinario y preocupante es que no ha surgido una revolución científica que dé lugar a un nuevo paradigma que replantee el papel del Estado y su relación con la sociedad y el mercado, que enfrente los viejos problemas del capitalismo en un mundo de economías globalizadas, interdependientes, en una era de incertidumbre.

Durante

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