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La Educacion En El Humanismo Y En El Renacimiento


Enviado por   •  11 de Octubre de 2012  •  2.009 Palabras (9 Páginas)  •  1.222 Visitas

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LA EDUCACION EN EL HUMANISMO Y EL RENACIMIENTO

La educación en la época del renacimiento coincidió con la difusión de los nuevos valores surgidos de la vuelta a la tradición grecolatina. La nueva visión del rol del ser humano, orientado a cumplir sus fines no solo en el más allá, sino también en el mundo terrenal impulsó al conocimiento matemático, filosófico, histórico, geográfico, científico y artístico, sin descuidar la educación física. Mente y cuerpo en desarrollo, fueron el objetivo de esta concepción racional, libre y humanística de la enseñanza-aprendizaje, que se facilitó con la invención de la imprenta. Las mujeres comenzaron a ser tenidas en cuenta en la educación formal.

Sin embargo la estructura seguía siendo la del sistema medieval, predominando la enseñanza del latín y la necesidad de formar sacerdotes, aunque en la enseñanza superior comenzó a estudiarse el griego. Siguió la clásica división del trivium (que incluía retórica, gramática, y dialéctica) y el quadrivium (aritmética, astronomía. geometría, y música).

En la Edad Media se habían fundado escuelas de gramática latina que recibieron la influencia humanística. La enseñanza secundaria actual es producto de la evolución de las llamadas en ese entonces, facultades de artes, que preparaban para estudiar medicina, teología o derecho. En este período comienza a esbozarse la separación de alumnos por cursos según la edad del alumnado.

Las nuevas ideas protestantes que incluían la libre interpretación bíblica, también se hicieron sentir pues estos grupos religiosos fundaron escuelas donde la enseñanza era supervisada por el Estado.

En América también tuvo influencia el Renacimiento europeo, especialmente por obra de los jesuitas y dominicos. En enseñanza superior estas ideas fueron reflejadas en la Universidad Santo Tomás de Aquino, de Santo Domingo, que replicaba el ideario de la de Santo Tomás de Henares; y en las de México y Lima. La primera del año 1538, y las segundas de 1551.

En el Renacimiento, cambiarán los hábitos en los que se gesta una nueva cultura. Si bien las Universidades siguen siendo importantes, ceden la primacía a las Academias, los colegios universitarios, los colegios comunales y la corte. El nuevo hombre será un cortesano y un humanista.

El humanismo es el fenómeno más notable de la nueva cultura. El término “humanitas” (así como su equivalente griego de “paideia”, significaba para Cicerón y Varrón la educación del hombre como tal. De esta forma, durante el Renacimiento, los studia humanitis sustituyeron el trivium medieval. Los estudios de humanidades comprendían las lenguas clásicas a las que se añade el hebreo y la literatura antigua. Mediante ellas se pretendía educar al hombre en la verdadera humanidad y acercarle el modelo ideal, el del hombre clásico.

A diferencia del hombre medieval, el humanista posee un sentido histórico, venera el pasado clásico como una edad de oro, pero es conciente de las distancias que los diferencian de este tiempo al que admiran. La literatura clásica se traduce a través de una paciente labor crítica y el conocimiento se sabe ligado en un armonía (la enciclopedia) siendo el lenguaje el nexo de unión. Todo está en el lenguaje, pero también en la imagen, todo puede ser representado o simbolizado.

El humanista valora, por encima de todo, al hombre como ser natural y en la Naturaleza, pero no carece de interés por la religión: su aspiración es la de unificar todas las religiones y para ello rastreará los orígenes del cristianismo, el misticismo y los profetas de la antigüedad.

Valora la vida activa, ansia la gloria y el poder que se obtiene con la sagacidad (la virtú) y por eso interviene en la política, se convierte en pedagogo, canciller, secretario o historiador de la corte. Pero no por ello desprecia la contemplación y la reflexión. El humanismo es, ante todo, una estética y una búsqueda del placer a través de la sabiduría, la belleza y la trascendencia.

Una educación humanista buscaría desarrollar en los educandos la capacidad de reflexión e indagación de fondo, la capacidad de asombro, de sorpresa, ante nuestra propia realidad como personas, y pretendería logar que se acepten los enigmas del mundo y de la existencia como propios.

Hoy por ejemplo, la revolución de la informática potencia enormemente la capacidad de conocer la realidad, pero por si misma no ofrece respuestas a estos interrogantes profundos, si no media el encuentro humano, el cara a cara, la educación presencial. La educación humanista, entonces, se sirve de estos elementos informáticos, por que los considera insuficientes y busca complementarlos con el cuestionamiento profundo directo.

Una educación humanista no solo cultiva el desarrollo de la razón; potencia, en cambio, capacidades no estrictamente racionales para percibir y trasformar la realidad; ayuda a intuirla, a recrearla, gozarla, adivinarla. (T. inteligencia múltiple) hoy existen maestros que exigen de sus alumnos la repetición exacta de los textos que les proponen para memorizar. Así, la libre interpretación, la lectura participativa y, sobre todo, las artes y las disciplinas “culturales” se encuentran arrinconadas.

Las calificaciones suelen medir solo conocimientos, no la imaginación ni la libertad ni el gozo. Enseñar a pensar sino sofocar la inconformidad, la inventiva; entregar la tradición sin empañara la mirada de quien mira al mundo por primera vez.

Es necesario recordar que en el corazón de toda educación esta planteada la pregunta por la ética: por los valores, por el destino del ser humano, por el ejercicio responsable de al libertad. Una educación humanista hace comprender nuestra propia indigencia y nuestra apertura intrínseca frene a los demás; la responsabilidad que tenemos frente a los “otros’ que habrán de venir en el futuro, así como la dignidad compartida de todos los seres humanos.

Entender que el “otro” esta en nosotros como dice Octavio Paz-.No es posible hablar, de educación humanista sin poner en juego el deseo, la fantasía, la reflexión profunda, la libertad y la utopía.

El antropocentrismo es una corriente de pensamiento que afirma la posición central del ser humano en el cosmos. Se caracteriza por una confianza en el hombre y todo lo que sea creación humana artes, ciencia, razón y una preocupación por la existencia

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