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La Educación En México


Enviado por   •  18 de Junio de 2013  •  2.834 Palabras (12 Páginas)  •  320 Visitas

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BLOQUE IV LA EDUCACIÓN EN EL PERIODO 1867-1910

Señores: celebrar el aniversario de la promulgación de nuestra Carta fundamental con una fiesta de la instrucción primaria es no solo una idea digna de aplauso, sino una consecuencia rigurosamente lógica del carácter y del espíritu de nuestras instituciones. Porque, en efecto, si el sufragio popular es la base del sistema representativo democrático, la instrucción pública es el único medio eficaz de hacerlo practico sinceramente, de consolidarlo en el espíritu del pueblo y de encaminarlo hacia el bien y la prosperidad nacionales.Se comprende al pueblo analfabetico, bajo un régimen opresor, como en aquellos vastos imperios autocráticos del oriente que nos describe la antigüedad estupefacta, o como en las monarquías europeas de los siglos pasados, o. como en las oligarquías comerciales y guerreras de la Edad Media, porque en estos sistemas el rey y el oligarca eran los dioses, de pensadores de la vida y de la muerte, y el hombre, el pueblo, todo el que había nacido abajo del trono, o fuera del circulo de los privilegiados, era solo el creyente, el esclavo, el instrumento ciego de la ambición impulsora de la fuerza brutal.

En el seno de tales pueblos, apenas se conciben el colegio sacerdotal, donde la ciencia se envolvía en misterios y se traducía en jeroglíficos para educar a los cómplices de los dominadores del Egipto, de la Siria y del lran, o el convento de monjes inspiradores del monarca y los mercaderes dueños del oro y del poder.

El silencio y la obediencia constituían el programa de aquella educación intelectual y moral; la ignorancia era la cadena con que estaban atados los pueblos a la voluntad de, sus señores, como a una mano gigantesca que se movía entre las sombras Pero cuando el pueblo es el depositario de la soberanía, cuando el hombre forma, parte de esa colectividad que ejerce las antiguas funciones reales y las ejerce no arbitrariamente, sino conforme a las leyes y en armonía con los principios conservadores de la humanidad, con los adelantos de la ciencia, con los consejos de la filosofía; cuando tiene que prepararse constantemente para esas altas y delicadas tareas de la vida política y social, sea como mandatario o como mandante, como funcionario publico o como elector, entonces no puede comprenderse que no sea instruido entonces deben abrirse para el, en su niñez, en su adolescencia, en su juventud y aun en su edad madura, los gimnasios, los liceos y las academias, como en las republicas de la antigua Grecia, la, escuela elemental, la escuela superior y las Universidades, coma en Suiza, en los Estados Unidos, en Francia y en México. Entonces es indispensable derramar la luz por dondequiera, a torrentes, sin intermisión, sin descanso, porque el ejercicio de la soberanía exige un trabajo constante, porque bajo un régimen en que se hallan en acción todas las libertades humanas, cuando estas no están dirigidas por un criterio ilustrado, o condu- cen al abismo de la anarquía, o son fácilmente explotadas por la astuta perspicacia del despotismo. Seria inútil insistir en esta verdad, seria agravar la reconocida frustración del escogido auditorio que me escucha, decir acerca de ella una palabra más. Esta verdad ha sido comprendida en Puebla, y por los demócratas gobernantes que hoy rigen sus destinos, de un modo que la nación entera aplaude, y que manera será un timbre de gloria para ellos. En Puebla se ha comprendido que la instrucción publica pero sobre todo la instrucción primaria debe ser el primer cuidado de un gobierno demócrata, y esto que se dice generalmente en todos los programas oficiales, porque es uno de los primeros artículos de nuestro símbolo político, aquí ha pasado al estado de realidad, de realidad consoladora que alienta a los que la contemplamos como el ideal de nuestras aspiraciones y de nuestros sueños.

El gobierno de Puebla no solo hace esfuerzos extraordinarios para elevarla al rango que debe ocupar en un pueblo culto; no solo ha fundado una Escuela Normal de Profesores, que es un modelo y que honra al virtuoso general Bonilla y a mi sabio maestro Guillermo Prieto, que la fundaron, sino que ha hecho mas antes que ningún estado de la Republica, antes que la Federación misma, ha proclamado un principio augusto, un principio fundamental de la democracia; pero que no habla sido inscrito por los constituyentes del 57 ni por los constituyentes de los estados en la Carta federal, ni en las Cartas locales. Este, principio es el de la instrucción primaria, gratuita, laica y obligatoria

En efecto, por que lo habían omitido los filósofos autores de la Constituci6n de 1857 ¿Por que los demás?

Parece extraño en quienes debieran abrigar la creencia de que la instrucción primaria difundida en la masa del pueblo era y es el medio más eficaz de comprender, de amar y de afirmar las instituciones liberales. Pero no lo será ciertamente para los que sepan que esta verdad tan sencilla como incontrastable ha luchado y lucha todavía con pre- ocupaciones inveteradas, aun de parte de los mismos demócratas. Se ha creído que la obligación, impuesta a los padres de familia, de instruir a sus hijos, y la sanción penal consiguiente coartaban la libertad individual.

Hoy mismo, en la Republica francesa, en esa republica juiciosa, que esta proclamando y realizando todas las aspiraciones de la democracia moderna, la instrucción primaria obligatoria ha encontrado obstáculos, y el primero de ellos ha consistido en esa objeción paradójica, mas aparente que seria.

Ya un eminente hombre de Estado, apóstol entusiasta de la instrucci6n publica y ministro todavía hace pocos días en el gobierno francés, Paúl Bert, se ha encargado de responder a esta argumentación victoriosamente.

El distinguido liberal francés, conferenciando acerca de la instrucción en una democracia, decía en el Havre, en marzo de 1880:

Se ha hecho mucho ruido con motivo de esta obiigaci6n. Se ha hablado con esa hipocresía melosa, agradable a cierta escuela, de la libertad. A el padre de familia. Como si alguna ley hubiese jamás reconocido al padre de familia la libertad de dejar morir de hambre el cuerpo de su hijo Como si pudiese permitírsele, que dejase a ese niño. en, el. estado de inanición, intelectual .La libertad del padre de familia Para nada tiene que hacer aquí, y esto se advierte muy pronto, a medida que se considera la cuestión de mas cerca. Porque hay dos especies de padres: aquellos que cumplen con su deber, y que no se quejaran de que se les imponga por la ley una obligación que llenan voluntariamente y los que no lo hacen, así y en favor de estos. Últimos, se hace tanto ruido

Pero el gobierno de Puebla no se ha detenido ante obstáculos que deben vencerse rápidamente

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