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La Enseñanza


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  1.008 Palabras (5 Páginas)  •  212 Visitas

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Discursos a las mujeres dedicadas a los templos

Fernando de Alva Ixtlilxóchitl

Muchas eran las doncellas que por impulsos de su devoción se dedicaban a las estrecheces de esta vida, las ofrecían luego que habían cumplido cuarenta días.

Concluido este ofrecimiento y deprecación, se la volvían a sus padres, para que la criasen hasta edad de ocho años, que era el tiempo destinado para que entrase en clausura; y habiéndose determinado el día de esta función, y congregándose los parientes, la conducían al templo, coronada de flores y vestida a su usanza, galanamente, donde era recibida del sumo sacerdote; y después de haber hecho reverente adoración a sus falsos dioses, incensándoles, y degollando en su presencia un número determinado de codornices, la bajaban a las salas y lugar de recogimiento, donde, en presencia de la superiora y las restantes doncellas, puesto en pie el tequacuilli, decía con admirables afectos una elegante plática.

Seguíase a esto desnudarla de los vestidos ricos que había traído, y quitarle el cabello, ceremonia necesaria para quedar constituida por una de las cihuatlamacazque o sacerdotisas; y antes que se disolviese el numeroso concurso que allí asistía, con grande pausa y mayor compostura hacia la superiora este razonamiento a su nueva súbdita: "Si la obligación en que me pone mi oficio no me disculpara en lo que quiero decir, creo que atribuyerais a desvergüenza y pecado querer hablar después de este señor sacerdote y muy estimable abuelo nuestro; pero qué es lo que podré decir, sino poco y malo, como mujer, en fin, que no tiene por oficio ejercitarse en meditar laspalabras para que las atiendan como al regalado canto del pájaro tzinitzcan 3 y coyoltótl”.

Regalada hija mía, y todo mi querer, pues ya tienes edad y uso de razón, alégrate y regocíjate, este lugar honesto y de buena crianza, es también lugar meritorio y de penitencia, y en donde es menester que solo se haga la voluntad de quien lo gobernare; Entra, pues, hija, con toda tu voluntad a servir al omnipotente Dios, y estarás y viviráscon las doncellas castas y penitentes; obedece a todos, porque la obediencia representa la buena crianza y nobleza de los antiguos, con lo cual serás honesta y recogida, y dejarás de ser desvergonzada y liviana. Y si por estar vestidas de carne estas doncellas que me escuchan hubiere alguna en quien puedas reconocer nota de infamia, huye de su compañía, porque cada cual gana la merced de sus obras, y en una casa de recogimiento se ha de tomar de las unas lo bueno en que relucieren, y huir de lo malo, que cometieron las otras.

EDUCACIÓN DE LA MUJER ENTRE LOS INDIOS DE YUCATÁN

Fray Diego de Lamia

Castidad y educación de las indias de Yucatán. Sus relevantes cualidades y su economía. Su devoción y especiales costumbres en sus partos

Preciábanse de buenas y tenían razón porque antes que conociesen nuestra nación, según los viejos ahora lloran, lo eran a maravilla y de esto traeré ejemplos: el capitán Alonso López de Avila, cuñado del adelantado Montejo prendió una moza india y bien dispuesta y gentil mujer, andando en la guerra de Bacalar. Esta prometió a su marido, temiendo que en la guerra no la matasen, no conocer otro hombre sino él y así no bastó persuasión con ella para que no se quitase la vida por no quedar en peligro de ser ensuciada por otro varón, por lo cual la hicieron aperrear.

Acostumbraban volver las espaldas a los hombres cuando los topaban en alguna parte, y hacerles lugar para que pasasen, y lo mismo cuando les daban de beber, hasta que acababan de beber. Enseñan lo que saben a sus hijas y crianlas bien a su modo, que las riñen y las adoctrinan y hacen trabajar, y si hacen culpas las castigan dándoles pellizcos en las orejas y en los brazos. Si las ven alzar los ojos, las riñen mucho y se los untan con su pimienta, que es grave dolor; y si no son honestas, las aporrean y untan con la pimienta en otra parte, por castigo y afrenta. Dicen a las mozas indisciplinadas por mucho baldón y grave reprensión, que parecen mujeres criadas sin madre.

Son celosas y tan coléricas y enojadas aunque harto mansas, que algunas solían dar vuelta de pelo a los maridos con hacerlo ellos pocas veces. Son grandes trabajadoras y vividoras porque de ellas cuelgan los mayores y más trabajos de la sustentación de sus casas y educación de sus hijos y paga de sus tributos, y con todo eso, si es menester, llevan algunas veces carga mayor labrando y sembrando sus mantenimientos. Son a maravilla granjeras, velando de noche el rato que de servir sus casas les queda, yendo a los mercados a comprar y vender sus cosillas.

Eran muy devotas y santeras, y así tenían muchas devociones con sus ídolos, quemándoles de sus inciensos, ofreciéndoles dones de ropa de algodón, comidas, bebidas y teniendo ellas por oficio hacer las ofrendas de comidas y bebidas que en las fiestas de los indios ofrecían: pero con todo eso no tenían por costumbre derramar su sangre a los demonios, ni lo hacían jamás. Ni tampoco las dejaban llegar a los templos (cuando hacían) sacrificios, salvo en ciertas fiestas a las que admitían a ciertas viejas para la celebración. Para sus partos acudían a las hechiceras, las cuales les hacían creer sus mentiras y les ponían debajo de la cama un ídolo de un demonio llamado Ixchel, que decían era la diosa de hacer las criaturas.

Nacidos los niños los bañan luego y cuando ya los habían quitado del tormento de allanarles las frentes y cabezas,6 iban con ellos al sacerdote para que les viese el hado y dijese el oficio que había de tener y pusiese el nombre que había de llevar el tiempo de su niñez, porque acostumbraban llamar a los niños por nombres diferentes hasta que se bautizaban o eran grandecillos; y después que dejaban aquéllos, comenzaban a llamarlos (por) el de los padres hasta que los casaban, que (entonces) se llamaban (por) el del padre y la madre.

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