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La Industria Petrolera

MgabyRivas20 de Mayo de 2014

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La industria petrolera 

En primer lugar, se trata de un sector extranjero, cuyas decisiones se toman desde el exterior, lo que coloco desde el comienzo a nuestro pis en una nueva situación dedependencia con respecto a los países originarios de las empresas petroleras, dependencia no solo económica y tecnológica, si no también política, pues a partir de entonces se institucionalizo laintervención abierto o solapa de gobiernos extranjeros, especialmente en Estados Unidos, en nuestra política interna, justificándola con la defensa de los intereses de sus empresas en nuestro país.

Laproducción del petróleo que era de 502.000 barriles diarios en 1940 era de 1. 500.000 en 1950, a 2.849.000 en 1960 y a 3.708.000 n 1970. A partir de este último año tiende a bajar ligeramente, ero su aportea la economía del país crece considerablemente en virtud del alza a los procesos petroleros que de alrededor de 2 bolívares por barril en la década de los 60 subió, en 1974 de 13 dólares. De talmanera la industria petrolera mantiene hasta el presente su condición fundamental de la economía venezolana. 

El desarrollo del sector comercial y servicio.

En la estructura económica anterior, el sector comercial, exportador e importador, jugaba como ya hemos dicho, un papel central dentro del funcionamiento de la economía como financiador, comprador y exportador de la producción agrícola, importador de los bienes industriales requeridos y pagador al fisco nacional de la casi totalidad de sus ingresos en forma impuestos.

La agonía de la agricultura de exportación y el hecho de que las petroleras exportaban ellas mismas su producción hizo que declinara rápidamente la importancia de la función del sector comercial como exportador. Por otra parte se operaba un conjunto de procesos que &an a compensar con creces de esa pérdida.

El primer lugar el aumento del mercado interno impulsado por la actividad petrolera determinó un considerable aumento de las importaciones, cuyos beneficios superaron la pérdida de ingresos por la disminución de las exportaciones agrícolas.

En segundo lugar, el crecimiento de la producción nacional tanto agrícola, como industrial fortalecieron el comercio interno, lo que incrementó aún más la importancia económica del sector.

En tercer lugar, el auge de toda la economía hizo crecer considerablemente las nesidades de transportes y otros servicios ligados a la producción y comercialización de los productos (bancos, almacenadoras, financiadoras, compañías de seguros, etc.) actividades que fueron también desarrolladas en gran medida por la burguesía mercantil, con el consiguiente aumento de su poder económico.

En síntesis, el sector comercial y de servicios, o sector terciario, se constituye en el principal beneficiario del auge petrolero, pues allí se obtienen las más altas tasas de ganancia, situación que ha redundado negativamente sobre tzuestro desarrollo agrícola e industrial. En efecto, a pesar de que el comercio y los mencionados servicios constituyen actividades necesarias y de gran importancia para la economía de todo el país, el hecho que en esos sectores se obtengan los mayores beneficios con muy poco riesgo, ha desestimulado las inversiones menos seguras en la industria y en la agricultura que son los pilares fundamentales de una economía sana y equilibrada.

El comportamiento de la agricultura.

Como ya se ha visto, la agricultura de exportación venía en crisis desde fines del siglo XIX. Después de la Primera Guerra Mundial con el alza de los precios internacionales del café y del cacao. hubo una importante recuperación, pero no lo suficiente para que la incapacidad de la clase terrateniente, unida al éxodo campesino hacia las ciudades y campos petroleros y a la ausencia de una política oficial adecuada terminaran por llevarla a la ruina. La agricultura de exportación comienza desde entonces su fase de decadencia definitiva, con lo cual se consolidó la importancia determinante de la exportación petrolera sobre la economía nacional.

La caída de la agricultura de exportación no significó, sin embargo, una baja absoluta de la producción agrícola, pues el aumento del mercado interno y la apertura de vías de comunicación permitió que ella se orientara hacia el consumo nacional.

En efecto, de 1920 a 1936 el producto agrícola total creció más de un 66%. Más adelante, el aumento de la demanda de materias primas agrícolas que trajo consigo el desarrollo industrial, así como el apoyo oficial a algunos programas agrícolas, favorecieron el desarrollo capitalista de la agricultura, el cual ha traído consigo un conjunto de innovaciones técnicas (mecanización, uso de fertilizantes y herbicidas, lucha contra las plagas, etc.), especialmente en la ganadería de leche, textiles y oleaginosas, arroz, tabaco, papas y caña de azúcar, desarrollo que se ha concentrado en los Estados Zulia, Portuguesa, Yaracuy, Aragua, Carabobo, Miranda, Barinas, Guárico y Trujillo.

Otro aspecto que vale la pena subrayar es la realización de varios intentos de reforma agraria, el último de los cuales se inicia en 1960 con la vigente Ley de Reforma Agraria, mediante la cual se habrían asentado unas 100 mil familias campesinas para 1972. Diversos documentos oficiales permiten comprobar, sin embargo, la poca profundidad del intento y lo exiguo de sus resultados.

En efecto, según algunos, lo pequeño de las parcelas asignadas (un promedio de diez hectáreas por familia), y la insuficiente asistencia técnica y crediticia no han hecho sino desarrollar el minifundismo con resultados muy precarios, tanto para la economía nacional como para los propios campesinos, cuyo ingreso para una familia con promedio de cinco integrantes es de Bs. 3.554 al año: es decir de Bs. 296 por mes.

Por otra parte, sólo el 14,7 por ciento, es decir, menos de 20 mil de los 130 mil campesinos asentados, han logrado realmente un resultado aceptable al alcanzar un ingreso mensual de 935 bolívares por familia. Los restantes o han tenido pérdidas y han fracasado (8.500 familias) o siguen viviendo en las mismas condiciones de miseria tradicional.

En todo caso, el desarrollo de la agricultura está bastante rezagado con relación a las necesidades de la población venezolana. Todavía tenemos déficits importantes que obligan al país a realizar importaciones de unos 3.000 millones de bolívares en productos agrícolas, muchos de los cuales podrían ser producidos en el país (maíz, caraotas y fnjoles, frutos y hortalizas, etc.). Ese atraso de la agricultura crea serios problemas al desarrollo industrial y repercute negativamente en el nivel de la vida de la población.

 La explotación del mineral de hierro.

En el año de 1950 se inicia la explotación de mineral de hierro en el Estado Bolívar, realizada, al igual que la de petróleo por empresas extranjeras representantes de grandes trusts internacionales, la Iron Mines of Venezuela, subsidiaria de la Bethlehem Steel Corporation y la Orinoco Mining, de la Unired Steel Corporation, consorcios norteamericanos.

La historia del hierro repite la serie de venalidades iniciada por las empresas petroleras. Veamos como las relató el Dr. Salvador de la Plaza:

“En 1925 fueron descubiertos los depósitos de El Pao y en 1927 se le otorgó concesión de explotación a un señor Boccardo, de Ciudad Bolívar, quien la traspasó en 1932 a la iron Mines Co., subsidiaria del trusi norteamericano Bethlehem Steel Corporation. Estos depósitos están ubicados en el Distrito Piar del Estado Bolívar y la superficie de la concesión abarca 8.600 hectáreas. Sorpresivamente en 1928 fue sancionada una nueva Ley de Minas con la sola finalidad de modificar los artículos relativos al impuesto de explotación y en tal forma, como veremos luego, que quedaron eximidos los concesionarios de pagarlo. A la Iron,  no obstante que la concesión había siclo otorgada a Boccardo en 1927, se le concedió en 1932 la “gracia” de convertir su concesión a esa nueva Ley, por lo que quedó exenta de pagar impuesto de explotación.”

“El hecho de que los trusts norteamericanos, entre ellos Bethlehem Steel con la concesión a la Iron, comenzaron a interesarse en el hierro de Venezuela, debido principalmente a que los riquísimos depósitos de alto tenor de Estados Unidos estaban dando señales de un próximo agotamiento, llevó al Gobierno de ese entonces a designar en 1937 una Comisión para el estudio y exploración de la Guayana, especialmente en lo que a hierro se refería. Esa Comisión rindió en 1939 un amplio estudio sobre la Sierra Imataca.”

“El 10 de noviembre de 1946 y con el nombre de Oliver Iron Mining Co., la Orinoco Mining Co., subsidiaria del trust norteamericano Uníted State Steel Corporation, solicitó y obtuvo del Estado la concesión de explotar unos depósitos de hierro en el Distrito Heres del Estado Bolívar. Sobre esos mismos depósitos le había sido otorgada concesión a un señor Alfredo Gruber, quien la vendió y traspasó a la Orinoco. Esos depósitos integran el hoy renombrado Cerro Bolívar y las concesiones abarcan una superficie de 8.093 hectáreas. El hierro contenido en esas concesiones lo ha avaluado la Orinoco en 35.000 millones de bolívares.”

“Al año siguiente, el 3 de diciembre de 1947 le fueron otorgadas a la misma Orinoco otras concesiones en el Territorio Delta Amacuro, con superficie inicial de exploración de 30.000 hectáreas, las que al ser convertidas en concesiones de explotación quedaron reducidas a 12.500 hectáreas. Dado que para la fecha de otorgamiento de esas concesiones ya había sido declarado ese Territorio de reserva nacional, hubo, para ceñirse a la Ley, que establecer ciertas “ventajas especiales” en el título

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