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La Sociedad


Enviado por   •  14 de Octubre de 2014  •  4.494 Palabras (18 Páginas)  •  125 Visitas

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Este artículo pretende explorar el rol que las organizaciones de la sociedad civil pueden ocupar en el desarrollo local, con base en la literatura sobre innovación social, tema de mi disertación en curso.

Entre las transformaciones socio-políticas que han afectado la esfera de actuación de las organizaciones del tercer sector, mi enfoque es en la aplicación del desarrollo sostenible al ámbito local, sin perder de vista su imbricación en un contexto global. La ascensión del modelo de desarrollo sostenible y la constitución de un modelo de gobernación más participativo basado en la concertación, más próximo a la idea de governance, permiten nuevos caminos a la acción de la sociedad civil. Específicamente, en proyectos de desarrollo local, las organizaciones sociales han dado muestras de su potencial.

Texto

Las perspectivas sobre el desarrollo local han acompañado la evolución de las concepciones del desarrollo en general. Es decir, el modelo que hoy es comúnmente defendido, el desarrollo sostenible, lanzado en los años 70/80, es contemporáneo de las perspectivas integradas de desarrollo local. Y el desarrollo sostenible no es más que nuestra relación con el otro, presupone nuestro rol en el mundo, nuestras obligaciones con las generaciones futuras y así con el destino de las comunidades en las cuales vivimos. El desarrollo sostenible agrega tres vectores fundamentales que basan las estructuras societarias: el vector ambiental – el planeta y los ecosistemas que permiten la vida humana; el vector económico – las economías que dinamizan la producción de riqueza; el vector social – las estructuras socio-culturales que definen la distribución de riqueza, oportunidades y poder.

Del mismo modo el desarrollo local tiene que agregar todas estas dimensiones sin perder de vista la inserción de los lugares en un complejo sistema organizado en una red que alcanza la escala global, pero incluye también territorios-zona. Es decir, los niveles de inclusión de todos los puntos donde se conectan los flujos mundiales no son iguales, conexión implica también desconexión, información envuelve también desinformación. Hablamos aquí de la igualdad de oportunidades, que suele estar en parámetros de distribución muy poco equitativos en la sociedad en red. Ya para no hablar de los procesos de aculturación resultantes en la invisibilidad y aún en el desaparecimiento de prácticas culturales locales, que la globalización hegemónica ha permitido (Castells, 2005; Haesbaert, 2005).

Santos define los conceptos de globalización hegemónica y globalización contra-hegemónica como espirales de fuerzas distintas en la naturaleza de sus objetivos en el uso de los flujos mundiales. A saber, las dos utilizan las tecnologías que permiten la actual compresión del espacio-tiempo, pero la primera las utiliza como medio de dominación económica y de consumar la supremacía de unas culturas por otras, al paso que la segunda la utiliza como medio de combate a esta dominación y la opresión de las culturas locales, de los derechos humanos y de la integridad de los ecosistemas (Santos, 1994).

Las organizaciones de la sociedad civil, o bien, organizaciones del tercer sector, se definen por asumir una finalidad social y tener una identidad autónoma, distinta e independiente del Estado. La lógica del Tercer Sector es fundada en el principio de reciprocidad, es decir, la idea de que los problemas sociales implican a todos y es la sociedad en conjunto que debe solucionar sus problemas por medio de la cooperación, con la cual todos saldremos ganadores. Las mayores fragilidades del Tercer Sector son el financiamiento y los recursos humanos. La primera se soluciona por medio de acuerdos con fundaciones u otras organizaciones, con recurso a becas estatales o regionales, como fondos de Unión Europea y otros organismos. La segunda se arregla con recurso a un porcentaje mayor o menor de trabajo voluntario, tanto con la incorporación de voluntarios externos en las organizaciones, como por el empeño voluntarista de los profesionales de intervención social.

Al mismo tiempo, el tercer sector se define también por oposición al sector lucrativo, o sea al mercado, mientras en sus objetivos no se encuentra la maximización del lucro. Sin embargo, hace sensiblemente una década, se ha efectuado una aproximación entre el sector lucrativo y el no lucrativo, al paso que las organizaciones del tercer sector han empezado a emprender actividades lucrativas para garantizar su sostenibilidad y que las empresas se han implicado en acciones de responsabilidad social.

Las teorías de la innovación social hablan exactamente de estos contextos de gran flexibilidad de formas, interdisciplinaridad de dimensiones abarcadas y de una intervención multisectorial y multi-escalar.

Desarrollado esencialmente en los años 80, el concepto de innovación social venia acoplado al de innovación tecnológica, mientras la innovación tecnológica trataba de los productos, la innovación social se refería a los contextos (empleo, enseñanza), pero las perspectivas más recientes van apartar y distinguir definitivamente los dos conceptos. Una vez que la naturaleza de la innovación social es no mercantil, asume un carácter colectivo y se atribuye el objetivo último de crear mudanza social. El camino de la innovación social es el de satisfacer necesidades que no son consumadas en el mercado, incluyendo, por medio de la capacitación de los mismos, a los públicos enrollados en situación potencial o efectiva de exclusión social (André, 2006).

Con todo, este planteamiento de André no invalida que la innovación social pueda aliarse a otras formas de innovación, o que agentes del mercado no se deban envolver en procesos de innovación social. Al contrario, para alcanzar una mudanza sistémica efectiva, las iniciativas de innovación social deben conseguir incluir a todos los agentes presentes en los territorios, sean ellos estatales, sociales o mercantiles. Esto se consigue con la metodología de trabajo en red que garante la capacidad de conjugar los esfuerzos de las organizaciones, trabajando las diferentes problemáticas de las poblaciones, y que, al mismo tiempo, ayudará a trabajar en una escala más larga. Justamente, así lo define la McGill and Dupont Social Innovation Initiative, la significancia de un proceso de innovación social se mide en términos de escala, de alcance y de resonancia.

La escala tiene que ver con el número de personas o el área geográfica lograda, se pretende que las intervenciones tengan la capacidad de reproducirse o ser adaptadas fuera de su contexto original. El alcance es la capacidad

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