La madurez forzada en la gran guerra

La madurez forzada en la Gran Guerra

Cuando el ser humano es enviado a combatir y se encuentra en frente de la posibilidad de morir, este puede reaccionar de dos formas, luchando y resistiendo, manteniendo al más alto grado sus instintos de supervivencia, o dejándose vencer y sometiéndose al terrible desenlace. Tanto la novela “Sin novedad en el frente” de Remarque y el filme “Senderos de gloria” de Kubrick, nos muestran dos situaciones diferentes que ocurren en los distintos bandos, pero que en ambas radica un espíritu de camaradería nacido de la dura situación en las trincheras y los pocos recursos en ellas.

Así pues, un chico que se acaba de graduar es enviado a formarse para el combate durante un corto periodo de tiempo y luego enviado a los frentes. Donde no solo tendrán que guardarse de los ataques enemigos a través de balas, bombas y gases mostaza, además sufrirá las duras condiciones climáticas como el duro frio de invierno y las lluvias torrenciales, el poco alimento, las infecciones y enfermedades que se extienden con las ratas y los muertos.

La idea de prestigio y victoria con la que se había empezado la guerra minoraba a menudo que avanzaba el tiempo y no se ganaba terreno, haciendo pues que los bandos enemigos se asentaran en frentes estables por la disputa de puntos clave de posicionamiento, dando a cabo una guerra de trincheras alrededor de cuatro años (julio 1914 – noviembre 1918). En las trincheras la tensión y la amenaza era una constante que no cesaba, ambos bandos controlados por altos cargos que vivían la guerra des de unos despachos. Así pues, como nos muestra “Senderos de gloria”, los altos mandos se apropiaban de ideas con objetivos inverosímiles ante tal cruda realidad. Solo conociendo las coordenadas aliadas y enemigas, mandaban soldados a una muerte asegurada por el honor y gloria de la patria. Es entonces, cuando los soldados armados solos con un fusil apostaban sus vidas en un mar de balas, bombas y gas mostaza, provocando que sus caracteres crecieran fuertes y fríos hasta compartir un sentimiento de fraternidad con aquellos otros que habían sobrevivido.

Este vínculo que compartían aquellos cuya suerte había sonreído un día más era su razón de ser y mantenerse cuerdos, dejando de compartir así cualquier razón y sentimiento hacia la lucha por la patria y cuestionándose cada vez más el motivo de dicha guerra. A la vez, estos que llegaban al frente siendo muchachos, con poco tiempo contemplaban una realidad que se ocultaba al pueblo y desmontaba toda formación que habían recibido en los campos de entrenamiento militar. Aquel que se desvinculase de los consejos de los veteranos era carne de cañón y no duraba una semana. Un ejemplo claro se muestra en “Sin novedad en el frente”, donde Kat acoge a los novatos y comparte con ellos la comida que encuentra. Por el otro lado, este vínculo nunca se llega a compartir con altos cargos cuyos subordinados son otros cargos, es decir, éste solo se presenta entre soldados y su directo superior que convive con ellos en las trincheras.

Simplemente ese es el motivo principal, pues los altos cargos se verán motivados a emprender acciones por la repercusión mediática y de prestigio sin tener en cuenta las vidas humanas, que para ellos son simples herramientas, pensando en estrategias con el fin de ganar unos pocos centímetros en vez de no perder vidas humanas. Y es ahí donde radica la razón de tantos años de guerra, el soldado como algo fútil sin valor alguno con la única tarea de matar y ser matado.

Y es que en las ciudades se hablan de estrategias, de cómo se puede ganar la guerra sin conocimiento alguno de lo que verdaderamente está ocurriendo en los frentes. Aunque lleguen cartas a los familiares cuyos hijos han perdido la vida, siguen saliendo teorizaciones y publicaciones que ensalzan los motivos patrióticos de dicha guerra. Utilizando así la propaganda para evitar el sentimiento derrotista y manipulando la información entrando en un círculo vicioso que proliferaba la expresión patriótica y las actitudes hipernacionalistas.

Puntualizando en esos instantes donde la guerra sigue en pie, pero no se avanza, empiezan las presiones mediáticas y las arriesgadas estrategias. Como se muestra en la película de Kubrick, donde el general, envalentonado por las palabras de otros generales decide tomar una colina ocupada por el enemigo sin pensar en

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