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Ley Islámica


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  2.619 Palabras (11 Páginas)  •  234 Visitas

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LA CUESTIÓN DE LA HERENCIA. islamchile.com/.../Islam%20la%20mujer%20los%20Derechos%20Human...‎

El mundo antiguo no dio para nada herencia alguna a la mujer o, cuando la dio, fue tratada como una menor de edad, lo que significaba que no tenía independencia ni el status de persona con derechos. Bajo las leyes del mundo antiguo, si la herencia era dada ocasionalmente a las hijas, nunca fue dada a los hijos de ellas, mientras que un hijo podía heredar él y también sus hijos podían presentarse como sucesores de la propiedad de su padre. Otras leyes que dieron igual herencia al hombre y la mujer, pero no en la forma de un reparto estipulado y detallado, es lo que el Corán menciona como "un reparto determinado, al que ella tenía derecho", tomando esta forma: un hombre tenía derecho, si así lo deseaba, a hacer el testamento también a favor de su hija.

La historia de la herencia de la mujer es larga. Estudiosos y personas entendidas la han examinado extensamente y han dejado un vasto volumen de investigaciones y escritos sobre esta materia, que se puede estudiar. No creo necesario hacer citas de sus escritos y observaciones. El resumen de estos escritos ya lo mencioné anteriormente.

La causa de la privación de la herencia a la mujer.

La causa real de la privación de la herencia a la mujer fue evitar la transferencia de la propiedad de una familia a otra. De acuerdo a las ideas antiguas, el papel de la mujer en el nacimiento del hijo era insignificante. Se la consideraba simplemente como el contenedor donde se desarrollaba el esperma del hombre y de donde salía el hijo. Por esta razón creían que los hijos de sus hijos eran la sucesión del hombre y así resultaban parte inseparable de la familia. Por otro lado, los hijos de sus hijas no eran hijos de ellas sino de los maridos y pertenecían por lo tanto a las familias de los yernos. Consecuentemente, si una hija heredaba y después sus hijos heredaban de ella, daba lugar a una situación por la que la riqueza de una familia pasaba a otra distinta.

En el libro "Erz dar huquq-e madani-e Irán" (Herencia en el Derecho Civil Iraní) escrito por el Dr. Musa Amid, en la página 8 después de observar que "en los tiempos antiguos fue la religión la que puso los fundamentos para la formación de la familia y no las relaciones naturales", dice: "El portavoz religioso de la familia (en el sistema patriarcal) era el abuelo y después de él, los ritos y rituales familiares solamente eran realizados por los hijos varones en las sucesivas generaciones. Los antiguos consideraban que estos eran la única fuente de continuación de su linaje. El padre de familia que se consideraba como el artífice de la vida de su hijo, también le transfería sus creencias y rituales religiosos, el derecho a mantener el Fuego con vida y el derecho a recitar ruegos especiales (se describe la situación del antiguo Irán NTI). Como se menciona en el Veda hindú y en las leyes griegas y romanas, la fuerza generadora se encuentra en el hombre y el resultado, de esta antigua creencia era que se consideraba la religión familiar de incumbencia especial del hombre.

La mujer no tenía nada que hacer con la religión si no era por medio de su padre y marido... y porque no tenía ninguna participación en los rituales religiosos, era naturalmente privada de todo privilegio familiar. Luego, cuando con el mejoramiento de la situación económica surgió la ocasión para heredar, la mujer fue privada de todo derecho".

También hubo otras razones para que la mujer fuese privada de la herencia. Una de ellas fue su debilidad para el combate. En sociedades donde las preferencias y prerrogativas estaban basadas en el heroísmo y valor y donde un guerrero era preferido a cientos o miles de personas pacíficas, la mujer fue naturalmente privada de la herencia debido a su debilidad para actos de defensa armada. Los árabes de la época pre-islámica se opusieron a que la mujer reciba herencia por esta razón, y cuando había un varón, cualquiera que fuese la ubicación que ocupase en el ordenamiento familiar, la herencia nunca era dada a la mujer. Así, cuando la aleya de la herencia fue revelado y definitivamente enunciado: "Sea para los hombres una parte de lo que los padres y parientes dejan y también para las mujeres una parte de lo que los padres y parientes dejan. Poco o mucho, es una parte determinada", (C. 4:7), fue más bien una conmoción para los árabes. Incidental- mente en esos días, el hermano Hasan Ibn Thabit, el conocido poeta de los árabes, murió y dejó mujer e hijas. Los primos de él, tomaron todas sus propiedades y no dejaron nada a su mujer e hijas. La viuda fue a quejarse al Santo Profeta y éste llamó a aquellos a su presencia, quienes afirmando que la mujer no puede armarse y luchar contra sus enemigos agregaron: "Somos nosotros quienes tomaremos la espada para defendernos y defender a estas mujeres" y por lo tanto la herencia también debería pertenecer al hombre. Por consiguiente, el Santo Profeta les recitó la orden de Dios.

Herencia de un hijo adoptivo.

En los días pre-islámicos, los árabes a veces adoptaban a alguien como hijo. Consecuentemente, ese hijo era considerado como sucesor cuando el hombre muriera, de la misma manera que un hijo propio. La costumbre de la adopción se encontraba en otras comunidades como las antiguas romanas e iranias. De acuerdo a esta costumbre el hijo adoptado, al ser igual que uno propio, tenía todos los privilegios que no estaban autorizados a las hijas propias. Uno de esos privilegios era que el hijo adoptivo heredaría del fallecido. Otro privilegio similar era que la mujer que se había casado con el hijo adoptivo tenía prohibido volver a casarse. El Corán también anuló esta costumbre,

La herencia por asociación.

Los árabes tenían otra costumbre respecto a la herencia que también fue abolida por el Santo Corán. Esta costumbre era la "asociación", lo que significaba que dos extraños podían hacer un acuerdo por el que la sangre de uno era la sangre del otro y el ataque contra uno de ellos era considerado un ataque al otro, a la vez que ambos tenían derecho a heredar de ambos. De acuerdo a este pacto, las dos personas no emparentadas se defendían mutuamente mientras vivían y quien muriera primero dejada su propiedad al otro.

La mujer como parte a repartir en la herencia.

A veces los árabes consideraban a la viuda como parte de la propiedad del fallecido y tomaban posesión de ella como parte de la herencia. Si un hombre tenía un hijo con otra mujer, ese hijo podía arrojar ropa al rostro de la mujer, como prueba de sus bienes, y contarla como parte de su herencia. Dependía de su disposición el contraer matrimonio con ella o

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