Los mexicas

Capítulo 1

Antes de la llegada de los españoles, los mexicas gobernaban sobre la tierra, mandaban sobre las naciones, eran los guerreros más temidos y poderosos de todo México y todos los pueblos los obedecían y temían, recibían riquezas y tributos de las regiones más lejanas, comían: maíz, chile, frijol, calabaza y jitomate; era una gran ciudad.

Con la llegada de los españoles surgieron el miedo, la destrucción, la derrota, y los guerreros más temidos y fuertes, no los pudieron vencer.

Cuetzipalómitl en 1573 sentado en el centro del patio, a la sombra de un ahuehuete cerca de donde tomaban sol las lagartijas y a petición de su nieto domingo, inicia la narración de cuando él era niño y le llamaban huesos de lagartija. Ahí recuerda la boda de su hermano Cuitláhuac (árbol erguido) quien fue el orgullo de la familia pues era un guerrero valiente a quien el emperador Moctezuma le había regalado un maxtlatl rojo como premio por haber capturado a dos de sus enemigos.

El pregunto a su abuelo que sin él también podía ser un combatiente pero su abuelo le dijo que no, ya que cuando nació fue el signo de las lagartijas y vivirían muchos años y nunca le faltaría alimento, Cuetzipalómitl dijo que el también sería un gran combatiente.

Capítulo 2

Los mexicas, al ver que hombres o que “dioses” llegaban de oriente por el mar, que venían con armas y montados en extrañas y desconocidas criaturas comenzaron a tener mucho miedo.

Antes los niños no vivían en sus casas con sus familias, sino en una casa de linaje que era el Calmecac en donde los sacerdotes los enseñaban a pelear, a defenderse, lo que hacían era barrer los templos, los ponían a velar, ayunar días sin comer y noches sin dormir, a bañarse con agua fría y dormir sin mantas; si sus familias les llevaban algo de comida tenían que repartirla entre todos, lo cual les servía cuando servían a los dioses, vivieran en templos o pidiendo penitencia por ellos.

Capítulo 3

Para alimentar a los dioses los sacerdotes mataban a los prisioneros de las guerras, en el templo de Huitzilopochtli, a los cuales les sacaban el corazón, los tomaban de las manos y las piernas los acostaban sobre el techcatl (piedra de sacrificio) donde les abrían el pecho, una vez muertos los lanzaban desde las escaleras del templo hasta el piso.

Huitzilopochtli quien era su dios que guio a los mexicas de Aztlán a México, gracias a el tuvieron fuerzas para vencer a sus enemigos en la guerra. Yopico era un viejo sabio el cual sabía hablar con el señor de Xipe; un día un sacerdote comenzó a cantar siguiéndole a Cuetzipalómitl y con ello cada 20 días comenzaron a haber lluvias, decían que si no cantaban el mundo desaparecería.

Capítulo 4

Los españoles

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