Los mexicas

Los mexicas contaron con procesos muy complejos a pesar de ser de las últimas culturas que se desarrollaron en Mesoamérica (c. s. XII) antes de la llegada de los españoles. Las principales teorías sobre este pueblo, indican que fueron los últimos en migrar al altiplano central, mostrándose como la culminación del desarrollo de todos los pueblos anteriores, ya que en ellos se puede ver un cierto mosaico de costumbres, estructuras sociales y creencias de todos los pueblos anteriores de habla náhuatl. El objetivo de este texto es dar una descripción breve de una de sus festividades principales, que es la celebración y sacrificio humano ofrecido a la deidad de Tezcatlipoca negro, señor del cielo nocturno y antagonista de Quetzalcóatl.

Si se fuera a buscar una palabra única para describir al Gobierno, ésta sería teocracia: los dioses mandaban; los sacerdotes interpretaban y eran intermediarios y el pueblo obedecía, no a los sacerdotes, sino al ritmo de la acción por la cual los dioses tenían vida.1

Mesoamérica conformaba una extensión de territorio en el centro de lo que hoy es México. Los mexicas contaban con una compleja mitología politeísta donde adoraban a diversas deidades polifacéticas, como lo menciona George C. Vaillant, La religión azteca no tenía un salvador de la humanidad, ni cielo o infierno para recompensar o castigar las consecuencias de la conducta humana2. Estos dioses representaban las diversas manifestaciones naturales que se mostraban en el entorno de los mexicas, como la lluvia, los terremotos, los movimientos del sol y la luna, las estrellas, etc. Cada pueblo mesoamericano adoraba a un dios en particular, en el caso de los mexicas su mayor representación era la del sol, por lo que actualmente se le designa el nombre de el pueblo del sol.

Según los mexicas la estructura del universo es dominada por los dioses que representaban los puntos cardinales del universo. Tezcatlipoca representaba el norte, Tláloc el este, Quetzalcóatl el oeste y Huitzilopochtli el sur. En el centro de todos ellos se encontraba Xiuhtecuchtli, donde se unía la tierra, el cielo y el inframundo. Ometeotl representa el creador de todo el orden cosmológico de los mexicas. Él es la dualidad, representando la entidad de hombre, Ometecuchtli y la de mujer, Omecihuatl en una misma deidad. De éste dios surgen todas las deidades que regirán el movimiento de toda la cosmología nahua siendo el padre de los primeros cuatro Tezcatlipocas, que serian Xipetotec (Tezcatlipoca rojo), Tezcatlipoca (Tezcatlipoca negro), Quetzalcóatl (Tezcatlipoca blanco) y Huitzilopochtli (Tezcatlipoca azul) los creadores del mundo habitable.

Los ritos y sacrificios eran dos elementos de gran importancia en la mayoría de los pueblos de Mesoamérica, por medio de éstos se mantenía el equilibrio en el cosmos. Una elite sacerdotal mantenían las festividades que se ejecutaban como forma de comunicación ante las deidades. Antes de la era posclásica, los ritos se hacían en manera figurada y no implicaban derramamiento de sangre humana, situación que cambio una vez llegado el posclásico, donde los sacrificios humanos y de animales se convirtió en algo necesario para mantener garantía vital y agrícola que se mantuvo hasta el siglo XVI.

Mito de Tezcatlipoca.

En un principio, en este planeta solo existía un océano donde habitaba un enorme monstruo de tierra llamado Cipactli que atacaba todo lo que tocara las aguas. Así, dos hijos que engendró Ometéotl, el creador, llamados Tezcatlipoca y Quetzalcóatl desafiaron al monstruo, planeando la creación de un mundo habitable para los hijos de los dioses. En el plan, Tezcatlipoca ofreció su pie con el objetivo de que el monstruo lo atacara y Quetzalcóatl lo atrapara y así pudieran crear el mundo habitable.

Una vez decididos, bajaron al gran océano y Tezcatlipoca sumergió su pie en las aguas. Cipactli, al darse cuenta que habían tocado sus aguas, atacó el pie devorándolo por completo. Fue en ese momento que Quetzalcoatl sin dudarlo se lanzó a atrapar al monstruo. Después de la lucha las dos deidades extendieron al monstruo sobre el mar, creando una gran masa de tierra habitable,

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