MEXICO MUTILADO

Primer capítulo

La revolución de las tres horas

Santa Anna sufría constantes exilios que los vivía con placidez y comodidad a lo largo de su dilatada carrera política debido a sus constantes derrotas, sin embargo varias veces se volvía aponer la banda en el pecho cada vez que regresaba del exilio; mientras todo este tipos de acciones que el jefe de la Casa Blanca previendo el final de su gobierno acelero los tramites anexionistas para tener como orgullo ser el primero.

El pretexto más utilizado por Santa Anna para hacerse una vez más del poder y ejercer nuevamente la presidencia de la republica, pero está vez seria con un muy buen pretexto el de defender el territorio Tejano, pero sin dejar a un lado que para ganar la guerra declarada a estados unidos se necesitaba de recursos y así mismo implemento con mano dura la recaudación de impuestos por que tesorería nacional se encontraba quebrada. Fue evidente el rechazo de su estrategia tributaria por que no logro convencer a la sociedad mexicana, la prensa criticaba su posición ande dicha situación.

La muerte de Inés causo mucho sentimiento que decidió irse a refugiar a su hacienda el encero dejando a su cargo a canalizo, mientras tanto un mensajero proveniente de estados unidos llego con la noticia de la anexión de Tejas a Estados Unidos en donde Tyler había firmado el tratado de anexión con 12 representantes tejanos.

Las calles de la ciudad de México se encontraba infestadas de rateros, carteristas mendigos, prostitución, el desempleo y la vagancia mostraban cada vez maslos alcances de la degradación social y un gran descontento.

El congreso toma fuerza ante el QUINCE UÑAS y deciden quitarlo del poder aprovechando la derrota que le habían hecho los estadounidenses; Pronunciando a José Joaquín Herrera como nuevo presiente de la República. Santa Anna huye nuevamente hacia su hacienda pero durante el camino es detenido por el jefe de los indio Manuel Domínguez quien pretendía hacerlo en tamal, pero llego un cura a rescatarlo y de ahí fue llevado a la prisión de Perote donde lo tendrían por un temporada mientras se definía su situación y el rumbo del país se iba recuperando. El QUINCE UÑAS escribía una carta una compañía bancaria para que transfiera sus fondos personales a Cuba.

Tyler deja su cargo como presidente de los Estados Unidos e inmediatamente entra en su lugar pero ya estando el primer tratado por Tyler. Todo parecía estar listo para anexión, pero solo faltaba que santana pusiera pieza final para dar por hecho la anexión la venta total de Texas por treinta millones.

Segundo capítulo

De la indigerible felonía jamás contada.

Después de su destierro de México exiliado en cuba con una vida cómoda junto con su Lolita.

Su gran colaborador y amigo Alejandro Atocha, le narra la entrevista que tuvo con Polk el año anterior en la Casa Blanca

Polk quiso pasar a la historia como el presidente yanqui que duplicó la superficie territorial de su país. A nadie debe escapar esta posición para entender a cabalidad el problema.

Sólo que Tyler y Polk sabían que Inglaterra o Francia o ambas juntas le podían hacer, a su juicio, una mala pasada para convertir Tejas y California en colonias europeas y de ahí que aquellos apresuraran la marcha de los acontecimientos y aseguraran, por lo menos, la anexión, ya lograda, de Tejas. Ahora les queda California y Nuevo México para discutir con los ingleses, sólo que con ellos mismos, con sus propios primos, tendrán que arreglar igualmente sus diferencias en torno al destino de Oregón. No les será fácil arribar a un acuerdo.

Santa Anna le propuso a Atocha que le repitiera, hasta que Polk también se lo aprenda de memoria, que México requiere de una amenaza militar, recurrir a la guerra misma si fuera necesario, a la violencia, al uso de los cañones para ablandar al Senado, a la prensa y a la sociedad y, en general, a mis compatriotas, respecto a las ventajas de la cesión. No entenderán de otra manera. Necesitamos las bayonetas yanquis muy bien afiladas, tocando el cuello de México o hundiéndolo en sus carnes, para hacerlos entrar en razón.

La guerra se necesitaba para que en los tratados de paz y, a modo de derecho de conquista, Estados

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