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Masacre De Napalpí


Enviado por   •  8 de Mayo de 2013  •  2.837 Palabras (12 Páginas)  •  880 Visitas

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Masacre de Napalpí

El titular de la secretaria de territorios del Ministerio Eduardo Elardi, llego a Napalpí el 12 de julio de 1.924, nunca se supo de que hablaron los caciques y el funcionario Nacional, pero lo que hablaron no agradó a los aborígenes por que un grupo de ellos asalto de inmediato un par de establecimiento y mataron a dos personas. Daba la impresión de que la indiada solo pretendía cobrarse determinada facturas pendientes.

Aquellas aisladas incursiones sembraron el pánico por toda la geografía chaqueña los pobladores rurales huían en masa hacia Quitilipi, Machagai y Resistencia. Los capitalinos también cayeron victima de la epidemia de terror y se abalanzaron sobre las armerías en busca de armas y proyectiles. Los habitantes de Presidencia de la Plaza, Charadi y Haumonia trabajaban día y noche para detener la inundación india. En setenta y dos horas todos los campos quedaron deshabitados, desde Quitilipi a Fortín Aguilar.

Varios hacendados llegan a Resistencia para denunciar que han dejado a merced de los indios todos sus animales y pertenencias, así que comunican a las autoridades locales del Banco Nación que por culpa del salvaje no podrán pagar sus deudas. Un disparatado rumor de que los aborígenes habían acopiado mil quinientos fusiles Winchester y, consecuentemente ya estaban en condiciones de arrasar con cualquier población del interior e incluso Resistencia.

El gobernador Centeno escribe al ministro del interior reclamando tropas del ejército para “sofocar la sublevación”. Se le responde que lo que estaba ocurriendo era un simple hecho policial que debía ser solucionado a nivel local.

La masacre de Napalpì comenzó el día 19 de julio de 1924; policías llegaron a la reducción indígena armados con Winchester. La orden del gobierno del territorio del Chaco a cargo de Fernando Centeno era la de reprender y lo hicieron.

A principio del 1900 la Argentina estrenaba la ley Sáenz Peña; esta ley permitía que todos los hombres del país pudiesen votar y elegir a sus representantes. De esta manera llegó al gobierno nacional el partido radical de la mano de Hipólito Irigoyen a quien luego sucedería Marcelo T. de Alvear, para ese entonces el Chaco no era Provincia sino territorio nacional, gobiernos nacionales anteriores habían impulsado las llamadas campañas para erradicar y o someter a los pueblos originarios habitantes de estas tierras.

El objetivo era explotar estos territorios económicamente; aquellos que no morían defendiendo su tierra eran tomados como mano de obra en los campos u obrajes, principal fuente de exportación y ganancias de nuestro país en ese momento, riqueza que permanecía en manos de muy pocos.

Si bien se sabe de varios enfrentamientos donde los indígenas de esta zona trataron de defenderse combatiendo contra las fuerzas de las campañas pronto los territorios se organizaron y quedaron dispuestos para el gobierno Nacional.

Los indígenas eran ubicados en misiones religiosas o en campos llamados reducciones; en ellos trabajaban, vivían y morían; una de esas reducciones era Napalpí, que fue creada en el año 1911 y donde habitaban personas de las etnias Mocoví, Qom y Wichí. Principalmente allí se explotaban los recursos forestales como el quebracho y se realizaban tareas agrícolas donde el principal producto era el algodón, valorado entonces como oro blanco; pero si bien al principio esta reducción fue sustentable económicamente, los precios internacionales, las enfermedades y la escasez de alimentos pronto provocaron problemas administrativos y reclamos de los trabajadores. Además las extensas jornadas de cosecha o carpida de 12 a 14 horas a las que ya se habían incluido trabajadores inmigrantes, las pésimas condiciones de trabajos provocaron reclamos; mientras que un colono cobraba un monto limpio por tonelada de algodón, al aborigen que trabajaba en una reducción se le descontaba el flete y un 15 % de impuestos, lo poco que les quedaba generalmente se iba en pagar deudas contraídas en las épocas de poco trabajo.

Algunos habitantes de las reducciones intentaron emigrar hacia Tucumán, donde la zafra azucarera parecía ser más rentable, pero inducidos por los intereses de los dueños de los campos y de las empresas tanineras, el gobernador Fernando Centeno ordenó que se prohíban las salidas de indígenas hacia otras provincias.

Entonces se declaró la huelga napalpi, a la que adhirieron obrajeros correntinos y cosecheros santiagueños, si bien la medida fue pacífica e incluso se intento dialogar con los patrones se produjeron algunos asaltos a chacras, lo que genero el miedo de los colonos a los malones indígenas, versión que sería agigantada y usada por el gobierno como argumento para la masacre.

Días antes del 19 de julio el gobierno provincial solicitó una avioneta al aeroclub chaco, con la finalidad de observar el sector donde se agrupaban los huelguistas, el comisario Saenz Losa preparo a 40 policías nacionales con uniformes y armas.

La mañana del 19 de julio esos hombres desde el cielo y por tierra, persiguieron, torturaron y mataron a los indígenas de Napalpí.

El 19 de julio de 1.924 como a las nueve, y sin que los inocente indígenas hicieran un solo disparo, como lo prueba el hecho de no haber sido herido ningún hombre ni caballo, hicieron repetidas descargas cerradas, y enseguida, en medio del pánico de los indios -mas de mujeres y niños- atacaron. Se produjo la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad.

El ataque término en una matanza, en la más horrenda masacre que recuerda la historia de las culturas indígenas en el presente siglo. Los atacantes cesaron de disparar cuando advirtieron que no quedaba un indio que no estuviera muerto ni herido. Los heridos fueron degollados, los esfínteres de algunos de ellos fueron colgados en palos. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes y algunos campesinos blancos que también se habían plegado al movimiento huelguista.

Desde un aeroplano, se incendio la toldería donde habitaban los rebeldes, se dispararon mas de cinco mil tiros y la orgia de sangre incluyo la extracción de testículos, penes y orejas de entre los muertos. Se le extraía el miembro viril con testículo y todo, que guardaban como trofeo, fueron exhibidos luego, haciendo alarde de guapeza en la comisaría. La policía puso fuego a los toldos. Los cadáveres fueron enterrados en fosas, hasta ocho cadáveres en cada uno y otros fueron quemados.

A uno de los líderes de la rebelión el indígena mocoví, Pedro Maidana se lo mato de forma salvaje.

La versión oficial habló de un levantamiento de los indígenas, indígenas que

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