ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Masacre


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  264 Visitas

Página 1 de 7

Tema:

LA MASACRE DE EL SALADO: ESA GUERRA NO ERA NUESTRA

Objetivo:El objetivo de este trabajo de investigación es conocer un poco a fondo los hechos sucedidos realmente en la Masacre del Salado.

Contenido del texto:

La masacre es tal vez la modalidad de violencia de más claro y contundente impacto sobre la población civil. La de El Salado hace parte de la más notoria y sangrienta escalada de eventos de violencia masiva perpetrados por los paramilitares en Colombia entre 1999 y el 2001. En ese período y sólo en la región de los Montes de María ese ciclón de violencia se materializó en 42 masacres, que dejaron 354 víctimas fatales. La concentración temporal y territorial de masacres que se registró en esta zona era percibida como una marcha triunfal paramilitar, que hizo pensar en aquel momento en una sólida repartición del país entre un norte contrainsurgente y un sur guerrillero.

La masacre de El Salado y su derroche de violencia ilustran de forma contundente una estrategia paramilitar sustentada en el uso y propagación del terror como instrumento de control sobre el territorio y la población, estrategia que empieza a configurarse a comienzos de la década de los noventa, en masacres como la de Trujillo, en el norte del Valle del Cauca, y tiene su apogeo durante el cambio de milenio. Tal expansión y cotidianización de las masacres se haría luego más explicable a la luz de las complicidades de sectores sociales e institucionales, cuyos entrelazamientos quedaron exhibidos en el proceso de la denominada parapolítica.

El aire omnipotente de los paramilitares reviste en la masacre de El Salado múltiples expresiones: el considerable despliegue de hombres (450 paramilitares), el sobrevuelo de helicópteros, la concentración forzosa de pobladores y el prolongado encierro al que sometieron el corregimiento, elementos todos que conjugados permiten explicar por qué pudieron ejecutar sin obstáculo alguno sus atrocidades. Durante el recorrido sangriento por El Salado y sus alrededores, ocurrido entre el 16 y 21 de febrero de 2000, no sólo arrebataron la vida a 60 personas, sino que montaron un escenario público de terror tal, que cualquier habitante del poblado era víctima potencial.

Recordemos, como elemento importante de contexto, que la región de Montes de María constituyó uno de los grandes enclaves de las movilizaciones campesinas de los años setenta, cuyos impactos y dinámicas sociales y políticas entraron rápidamente en los cálculos estratégicos de organizaciones guerrilleras como el Ejército Popular de Liberación, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y finalmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). La guerrilla intenta cooptar a la población de la región supliendo los vacíos institucionales. A la larga no fue capaz de actuar ni como protectora ni como proveedora de servicios que le garantizaran una relación duradera con las comunidades. Lejos de ello, esta presencia de actores armados insurgentes, en el caso de El Salado, dio lugar en la etapa reciente del conflicto a la estigmatización de toda la población como subversiva, lo que sumado a su ubicación geoestratégica en la competencia armada de

lasFarc y el paramilitarismo dejó a los pobladores, como en tantas otras zonas del país, en medio del fuego cruzado.

Los momentos y dinámicas de la memoria

La memoria se construye desde distintos escenarios y experiencias sociales y políticas. Poder contar lo sucedido es tanto promover una versión como dotar de sentido a los hechos ante el público destinatario del relato.

De forma posterior a la masacre de El Salado, en los medios masivos de comunicación fueron oídas las voces de los victimarios, de las instituciones estatales y de las víctimas. Pero la presencia de estas últimas fue notablemente menor. La presencia dominante en el escenario mediático fue la de los paramilitares, que, con un discurso salvador de la patria frente a la guerrilla, señalaron y estigmatizaron a las víctimas de El Salado, sin confrontación o interpelación ética o política alguna. Los medios no fueron para los victimarios una oportunidad para arrepentirse, confesar o contar las verdades de la guerra. Al contrario, lo fueron para reivindicar los hechos y continuar la ignominia contra los saladeros.

El proceso de irrupción de la memoria de las víctimas de El Salado en la escena pública describe una parábola en la que se transita lentamente de la memoria individual al momento social de la memoria, que apenas comienza a perfilarse. Ante la asimetría de la situación y el desarraigo, el repliegue o el procesamiento íntimo de

la tragedia fue comprensiblemente el común denominador entre las víctimas.

Al principio no fue la palabra, al principio fue el silencio. Aunque, por supuesto, el silencio es esencialmente polisémico: puede ser una opción, es decir, una manera de procesar el duelo; pero el silencio puede ser también, en un contexto como este, una estrategia de sobrevivencia, a sabiendas de los riesgos que conlleva la palabra. El silencio puede expresar, adicionalmente, la simple carencia de alguien dispuesto a escuchar, y en este caso conduce no sólo a sentimientos de soledad profunda, sino también a pérdidas testimoniales irreparables para el esclarecimiento social y político de las atrocidades.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.5 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com